La resolución que sanciona a Colón con la clausura por un partido de su cancha, se dio a conocer públicamente, pero faltaba que salieran a la luz los motivos. Y se conocieron. Varios de los que se especifican en los considerandos, ya fueron mencionados por Marcos Romero, máxima autoridad de Seguridad en Espectáculos Deportivos.
En la reunión previa al clásico (la mentada “reunión de cancha”), se habían solicitado algunas cuestiones. A saber: iluminación adecuada en zona de cancha auxiliar, dado a que el evento finalizaría en horas nocturnas; lugar de alojamiento del plantel futbolístico (según Seguridad, se dijo que iba a ser en el hotel de campo, se cambió a un hotel céntrico y no se avisó en tiempo y forma); la cantidad de personal de UTEDYC para el control de entradas al estadio; el correcto funcionamiento de los molinetes y los lectores de los mismos. También se coordinó la colocación de fenólicos para el encauzamiento de los simpatizantes, algo que de acuerdo a lo que señalaron las autoridades, no se cumplimentó.
También se hace referencia a 16 molinetes que no funcionaban; a que de los 60 empleados de UTEDYC que se habían acordado, sólo se contrató a 50; que se encontraban fuera de funcionamiento dos domos de cámaras de seguridad; que había zonas totalmente a oscuras por donde se desplazaban los simpatizantes, como así también el pasillo que se utiliza para el traslado de la delegación visitante con destino a vestuarios (parte baja de la tribuna popular norte); que la demora en la apertura de algunas puertas hizo que la gente comenzara a “gritar, insultar, escupir, arrojar elementos contundentes al personal que se encontraba trabajando, a tal punto que por los empujones se producen avalanchas de las personas...” y que hubo una colaboración desinteresada de Cruz Roja Argentina para asistir a 15 personas, “ya que el club, cuenta solamente con la contratación de dos (2) ambulancias, una para los planteles y la otra para las 40.000 personas que se encontraban como espectadores...”, agregando que respecto del partido con Aldosivi, “se suscitaron hechos de violencia en la platea este del mismo club, habiendo tomado intervención en éstos el Fiscal Dr. Federico Grimber...”.
Todo esto sucede, con una reunión en el medio (luego del partido con Unión y antes del cotejo con Aldosivi) en el que todas las partes se juntaron para una foto que, en teoría, presagiaba acuerdos y “borrón y cuenta nueva”, sin que se le pida, al menos, disculpas a la amplísima mayoría de espectadores que concurren en paz y armonía al estadio. Evidentemente exiten acuerdos en dichas reuniones que la dirigencia presidida por José Vignatti no termina cumpliendo.
La clausura del estadio ha sido una sanción que, en definitiva, castiga a esa gente, que es la gran mayoría. Y lo que es peor, respalda la advertencia tipo mafiosa de un minúsculo e irrepresentativo grupo que aprovechó un portón del estadio para señalar que “a la cancha entramos todos o no entra nadie”. Misión cumplida: no entra nadie.
Se me ocurre, a priori, excesiva y muy dura la sanción. Castiga al hincha común, que es la inmensa mayoría. Pero en esto, las culpas se comparten. Hace tiempo que la organización de los espectáculos deportivos generan rispideces, enfrentamientos y conflictos. El costo de los operativos y la relación con UTEDYC ha sido moneda corriente en declaraciones de los dirigentes, sobre todo en Colón. La realidad es que tanto se estira de la cuerda, que al final se rompe. No hay un trabajo mancomunado y responsable, pensando solamente en lo principal, que es la seguridad y comodidad de la gente.
Al hincha, que es el que paga, se lo avasalla, se lo destrata y se lo perjudica. Siempre. Y eso es lo que no se puede tolerar. Pierden todos con decisiones de este tipo. Pero al que más daño se le hace es al socio y al simpatizante que, además de sentir el deseo de ir a un estadio sin saber, en realidad, si va a regresar sin problemas a su casa en el marco de tanta inseguridad en la que se vive, ahora se queda hasta sin la posibilidad de ir a la cancha.
El hincha de Colón se viene “bancando” todo. Debió ir a Patronato porque a la cancha se la estaba reconstruyendo (algo necesario pero que no dejó de ser una molestia); vuelve al estadio y se encuentra con un clima de inseguridad (por la rivalidad interna en la barra) y estas incongruencias organizativas; se encuentra con un enfrentamiento armado a pura balacera en las afueras del estadio antes del partido con Peñarol por la Copa; y que ahora se va a tener que quedar afuera del partido con Independiente. ¿Es mucho, no?...