(Enviado Especial a Buenos Aires)
Los sabaleros volvieron a perder de visitante y quedaron en posición de descenso otra vez. El resultado fue injusto, pero dos goles en los minutos finales de cada tiempo le dieron una victoria por la que Banfield sólo demostró practicidad y eficacia.
(Enviado Especial a Buenos Aires)
Prohibido equivocarse. Esa era la premisa. Ninguno estaba en condiciones de dar alguna ventaja, por ínfima que fuera, para que el rival pudiera aprovecharla. Era un partido demasiado estudiado por dos técnicos que pensaron mucho en dos aspectos: 1) cerrarse defensivamente; 2) tirar pelotazos para provocar el error defensivo del rival. Colón tenía a Wanchope y a Toledo (sobre todo este último) para aprovechar esa estrategia de juego; Banfield lo dejaba allá arriba a Milton Giménez, pero los pelotazos también tenían otros destinatarios, como Juan Pablo Alvarez, tirado bien abierto por derecha y Bisanz, que se recostaba por el otro sector.
El partido era “recontra parejo”. Mucho estudio previo de parte de los dos y muy poca sorpresa. Para colmo, el que mejor entendía que debía desprenderse para generar algo distinto, se tuvo que ir prematuramente lesionado: Eric Meza. El lateral rojinegro complicó con sus subidas durante los 27 minutos que estuvo en la cancha y metió varios centros. Su salida, con el ingreso de un defensor nato como Nardelli, hizo que Colón perdiera esa posibilidad de abrir la cancha y generar alguna sorpresa.
En lo único que se diferenciaban, era en la parte táctica. Colón con el 5-3-2 bien definido. Banfield, con una suerte de 4-1-4-1, parando a Calleros como volante defensivo y tratando de armar un segundo bloque de volantes que lleguen por sorpresa, cosa que no se dio casi nunca porque el sistema defensivo de Colón no supo de fisuras hasta que llegó el “maldito” minuto 45 de ese primer tiempo, cuando en una jugada que no parecía traer demasiado riesgo se produjo un instante de desconcentración, quizás también de indecisión y Nardelli sujetó de la camiseta a Giménez, que se tiró y el árbitro no dudó en sancionar un penal que pareció totalmente innecesario.
Fue la única diferencia que se pudo marcar en el trámite. Apenas un “detalle” que le dio a Banfield la posibilidad de llegar al gol en un partido tremendamente cerrado y en el que parecía que el 0 a 0 era inevitable para lo que había sido ese primer tiempo extremadamente equitativo en cuanto al trámite y con muy pocas situaciones (casi nada) de peligro frente a los arcos.
La vuelta al juego fue con cambio de esquema y otra modificación: Alvarez a la cancha, por Delgado y el paso al 4-4-2 que casi le cambia la suerte a Colón en el mismo arranque, cuando le quedó la pelota a Wanchope a un costado del área chica y se equivocó en pretender un centro intrascendente en lugar de buscar el remate al arco.
Colón se paró con cuatro atrás, con el Kily Vega de “5” posicional, Alvarez y Perlaza como internos a los costados y Botta como enganche, dejando a los dos “9” metidos entre los centrales, con poca movilidad de parte de los dos.
Se abrió el partido, aparecieron espacios que en el primer tiempo no existían y esto lo hizo más interesante. Banfield estuvo a punto de provocarle un dolor de cabeza a Colón con un remate que Conti terminó sacando sobre la línea cuando ya estaba derrotado Ibañez. Pero se veía a un Colón más ofensivo y generoso en la búsqueda del arco rival.
En uno de esos centros, ganó Conti (hasta allí, la figura de Colón y del partido) y la pelota le quedó a Wanchope que metió una media vuelta cruzada que dejó sin chances a Cambeses. Era más Colón en el segundo tiempo, más ambicioso. Y si bien la jugada del empate se generó en un balón que llovió en el área de Banfield, ya no se repetía tanto en el pelotazo.
Damonte metió a Benítez y Moreyra por Toledo y Vega. Y a todo esto, Falcioni buscó sorprender con el ingreso de Rivera, que ya le ha dado muchos resultados en otros partidos. Lo paró bien abierto por izquierda, para que juegue mano a mano con Nardelli.
Había sido más Colón en el segundo tiempo y hasta parecía tener mejores chances para quedarse con todo. Pero como pasó en el primer gol, se nota que, en los finales de los tiempos, Banfield iba a encontrar sus propios momentos para definir el partido a su favor. La pelota rechazada quedó a merced de un rival en el vértice del área, le pegó fuerte, con comodidad, en forma de “buscapié” y Giménez, la figura más desequilibrante del partido, la empujó al fondo del arco de Ibañez.
Duele muchísimo la derrota. Colón no hizo tan mal las cosas como para perder el partido. Acumuló otra derrota de visitante. Es increíble también lo que ocurre con este equipo, porque pasa de ser muy fuerte de local a no cosechar nada (o casi nada) de visitante. Pero el empate parecía abrochado, era totalmente justo y por detalles lo termina perdiendo. ¿No supo cerrarlo?, es posible. Y lo terminó perdiendo. Injustamente. En el último suspiro.
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