Colón jugó como un equipo del montón... y no lo es
Chaco For Ever le quitó la pelota en el primer tiempo y lo obligó a equivocarse demasiado con lo que más sabe. Lo bueno, además de haber ganado, es que se recuperó rápidamente de la derrota del lunes pasado.
El desahogo de Toledo luego de la brillante ejecución del tiro penal que le dio la victoria a Colón. Entre los que se acercan a saludarlo, está Delgadillo, que entró bien en el segundo tiempo. No tanto como Bernardi, pero fue importante para el cambio de cara que tuvo el equipo luego de un pobrísimo primer tiempo. Créditos: Manuel Fabatia
Como local, Colón ha sido implacable. Invicto en su cancha, la producción matemática es estupenda. Sobre 9 partidos en el Brigadier López, Colón ganó 7 y empató 2. Sacó el 85 por ciento de los puntos. La de visitante no le va en zaga. Cosechó el 70 por ciento de los puntos en juego, fuera de casa, para redondear una campaña excepcional.
El partido del domingo pasado con Chaco For Ever debe ser tomado como un aprendizaje, tal cual lo señalaron algunos de los futbolistas. Más allá de aceptar y entender que, en un torneo largo, las dificultades para sostener un nivel futbolístico alto en el tiempo se hace muy complicado, lo peor que le puede pasar a Colón es que le tomen el tiempo y lo conduzcan a ese terreno de impotencia, desorden y desencuentro futbolístico que tuvo ante Chaco For Ever.
A Colón le quitaron la pelota, lo apretaron en todos los sectores de la cancha y cortaron la usina generadora de fútbol. El equipo exageró del pelotazo, algo que puede ser útil en una cancha chica para forzar el error del rival, pero que de ninguna manera se puede justificar cuando se juega en la de Colón y la obligación de asumir el control del partido y la tenencia de la pelota debe correr por cuenta del equipo local.
Ganó aunque jugó como un equipo del montón. Créditos: Manuel Fabatía
Colón ni siquiera tuvo esos ratos en los que el equipo se despierta y liquida a los rivales con una facilidad que, en los momentos previos, no se podía apreciar. Algo levantó a partir de la entrada de Christian Bernardi, que fue el jugador más claro y productivo que tuvo el equipo. Guille estuvo perdido, inactivo y equivocado en sus decisiones con la pelota, con lo cual Delfino apostó a alguien con menos habilidad, quizás, pero con más movilidad y explosión como Bernardi. Y le salió bien, aunque esto no alcanzó para que el equipo consiga llevarse por delante a un rival que se fue cayendo con el correr del partido, pero que en ningún momento se vio claramente superado por Colón. Algo que a Colón le ocurrió en ese primer tiempo totalmente desechable que tuvo el equipo de Delfino, por más que no le hayan creado situaciones claras de gol. Porque Chaco For Ever jugó mejor con la pelota y gobernó el trámite del partido con mayor claridad que el local, obligándolo a equivocarse con tantos pelotazos que no lo condujeron a nada positivo.
Delfino dijo luego del partido que a veces se pierden puntos sin merecerlo. Y a renglón seguido dio a entender que también se pueden ganar puntos sin merecerlo. El partido iba derechito al 0 a 0 y no hubiese estado del todo mal. Colón fue más peligroso que Chaco For Ever, aún jugando mal. Tuvo un mano a mano, por ejemplo, más un cabezazo de Delgadillo y algunas aproximaciones al arco de Canuto que no se repitieron en el otro arco, donde Vicentini no tuvo que esforzarse demasiado porque el rival no atacó en la medida en que manejó la pelota.
Colón no tuvo ni siquiera esos ratos de buen fútbol de los que hizo gala en otros partidos. Y que le alcanzaron -en algunos casos le sobraron- para liquidar a los rivales. Hay que recordar simplemente el segundo tiempo con Almagro, el primer tiempo con Brown de Adrogué, el segundo tiempo con Los Andes por Copa Argentina y así podríamos seguir mencionando encuentros y rivales, incluso el primer tiempo con Mitre en Santiago del Estero, aunque después vino la debacle en el complemento que le permitió, al rival, empatar el partido que Colón no supo ganar porque Bruno Juncos marró ese tiro desde los doce pasos en la última jugada del partido.
Si algo mostró Colón como argumento irrefutable para convertirse en el gran candidato que es y que todos reconocen, fue esa capacidad para jugar al fútbol. Cuando lo hizo, mostró que está un par de escalones por encima de todos y que tiene jugadores que son desequilibrantes y marcan diferencias en la categoría. Ninguno de ellos apareció en la medida de lo aconsejable ante los chaqueños. Colón fue un equipo del montón y no lo es. Puede pasar alguna vez, el tema es que no se repita.
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