Por Enrique Cruz (h)
“Marchi es un tipo muy piola, tiene mucha experiencia y conoce a Unión, a pesar de que jugó poco tiempo acá. La verdad es que nos vino bárbaro que viniese a Santa Fe”. Esta mañana, el comentario lo hacía un alto dirigente rojiblanco. Sereno, tranquilo y seguro de los pasos que se estaban dando, el mismo dirigente ampliaba el concepto: “Marchi les habló a los jugadores muy bien, adelante nuestro, y después nos dijo que encontró en la dirigencia de Unión una total predisposición para solucionar esta situación, algo que no se da comúnmente en el fútbol argentino”.
Esto que se acaba de leer podría ser, tranquilamente, el corolario de lo ocurrido ayer por la tarde. Y quizás las declaraciones, escuetas pero claras, que hizo Marchi, resuman su opinión de la situación: “Hay que dejar que la Justicia actúe, nosotros colaboraremos y que el minúsculo grupo que no representa al verdadero hincha de Unión, a quien conozco, y que hizo lo que hizo el jueves pasado, se deje de romper los cocos”.
A todo esto, Sergio Marchi —que llegó acompañado por un abogado penalista y que en todo momento estuvo junto a la doctora Estela Reschia, representante gremial en Santa Fe— mantuvo en la tardecita de ayer una reunión con el doctor Carlos Iparraguirre, secretario de Seguridad Pública de la provincia.
No son pocos los problemas y las cuestiones a resolver por parte de Iparraguirre en tan importante y delicada función y en un ámbito tan amplio como la provincia. Pero todos conocen su ascendencia tatengue y su pasado inmediato como dirigente. En realidad, Carlitos Iparraguirre estaba al tanto de la situación desde el mismo jueves en que ocurrieron los hechos. Fueron los dirigentes de Unión los que se comunicaron para ponerlo en conocimiento y también para hacerle saber que el viernes iban a hacer la correspondiente denuncia policial.
“No se va a ir nadie”
Hubo muchos amagues y versiones en los últimos días. Dicho sea de paso, flaco favor se le hizo a la salud deportiva del equipo, porque Unión jugó un pésimo partido en Floresta ante All Boys en medio de este clima de incertidumbre y temores. Pero volviendo a las versiones, se dijo que Guerra quería irse, que Rosales también, que Carabajal se lo había dicho a su representante... Y la conclusión, ayer, es que nadie se irá de Unión por esto. Además, en lo legal tampoco es muy fácil una rescisión de contrato. Y como dijo Marchi, si tanto se lucha por respetar los contratos de parte del gremio de los jugadores, al ejemplo se lo debe dar de todos lados, por más que la situación planteada requiera una atención especial y una solución definitiva. Algo por lo cual todos están absolutamente empeñados en trabajar.
El otro tema que se habló, también fue trascendente: aportar datos a la Justicia. Ya un dirigente —Miguel Ponce— con la compañía del doctor Rafael Fiz (ayer presentes en la reunión, además de Néstor Zucchiatti y Augusto Borlle), realizaron la denuncia en sede policial. Tomó el caso, de oficio, una fiscal de la Justicia. Y el secretario de Seguridad Pública provincial está informado de la situación. ¿Qué falta?, identificar a quienes entraron a alterar el orden en La Tatenguita. Y los encargados de dar datos son no sólo los dirigentes y el personal de seguridad contratado que tiene el club, sino también los jugadores.
Por el momento, ninguno se presentó a declarar. De todos modos, no se descarta que lo hagan hoy mismo ya con el respaldo y la seguridad que les ha dado el máximo dirigente gremial presente en Santa Fe.
El daño es total
Ha costado mucho esto a Unión y los resultados están a la vista. El daño a la institución es grande, porque el nombre de Unión se paseó públicamente por todo el país como un club en el que impera la violencia. Y también deportivo, por lo que ocurrió en un partido trascendente como el del sábado pasado, que de haberse ganado le habría dado al equipo la chance de terminar en una posición más expectante. Ahora, ganarle el viernes a Aldosivi se transformó en una obligación.
Marchi ha llegado para darle tranquilidad al plantel y poner un poco de paño frio a la situación. Y es bueno que esto ocurra, dentro de la gravedad y la urgente solución que requiere el caso.
“Conozco este club y puedo dar fe que este minúsculo grupo de inadaptados no identifica de ninguna manera a una hinchada que es bárbara”, dijo, palabras más o palabras menos, el ex jugador rojiblanco, quien dejó una buena impresión de su paso por el club: no en lo futbolístico (le fue muy mal y tuvo que dejar el fútbol) sino en lo humano.