Carlos Trullet llega a Unión como jugador luego de un breve paso por Atlético Regina de Río Negro y después de haber jugado tres años en Colón. Muchos coincidieron, con el tiempo, que si el Toto Lorenzo lo descubría antes como marcador central (él venía jugando de “5” desde los tiempos de Estudiantes), quizás la historia hubiese sido aún más auspiciosa para aquel equipo del 75. Pasó algo parecido con Suñé, porque su puesto natural era el de lateral por derecha y rápidamente el Toto le encontró su lugar como volante central. El de Suñé primero y el de Trullet después fueron dos grandes hallazgos de Lorenzo en ese Unión que, por ejemplo, había arrancado el torneo con cinco victorias seguidas y puntero del Metropolitano, algo que hizo ruido de entrada por ser un equipo recientemente ascendido.
-Era individualista y hasta solitario, pero gracioso por su forma de atajar. Porque si algo tenía Gatti, era que se apartaba por completo de lo que eran los arqueros de ese entonces.
Así lo contaba diario El Litoral.
-¿Tenés alguna anécdota?
-Nosotros hicimos una gira por Colombia, Perú y Ecuador luego de terminado el Metro y antes de empezar el Nacional. Inclusive, le ganamos a Colombia en un partido que se jugó en El Campín. Resulta que el Loco volvió con lo puesto de esa gira. Vendió todo. Botines, medias, calzoncillos… Todo. Se estilaba hacerlo en esos tiempos… Y se cotizaba.
Cuándo llegó Hugo Gatti a Unión
El 30 de enero de 1975, hace exactamente 50 años, Unión llegaba a un acuerdo con Hugo Orlando Gatti, que venía de atajar en Gimnasia (antes lo hizo en River y en Atlanta), ya convertido no sólo en un “showman”, sino en uno de los mejores arqueros del fútbol argentino, al punto tal que fue el arquero de la selección de Menotti durante buena parte del proceso previo al Mundial de 1978, hasta que el Flaco se “amigó” con Fillol y lo terminó eligiendo para que sea el arquero campeón del mundo.
Gatti era una atracción y se dudaba de lo que pasaba en Unión, que hizo una verdadera revolución. Había motivos. Juan Carlos Lorenzo empezó a trabajar antes de mediados de enero con los dirigentes en el armado del plantel, pero no firmaba el contrato. Recién lo hizo cuando se aseguró la llegada de las figuras que había pedido. El Toto era otra gran atracción: había sido bicampeón con San Lorenzo en 1972 y venía de dirigir a grandes de España e Italia, para retornar al país para ser el técnico de un club que recién había ascendido a Primera, como Unión.
Ese 30 de enero, por la tardecita, el Loco Gatti firmó su contrato con Unión. Cuentan que la demora en el arreglo se debía a la opinión de su esposa, que no estaba del todo convencida de venir a Santa Fe. Pero el 5 de febrero fue el gran día y se produjo el arribo, a las 14.12 en un vuelo de Austral, con un aeropuerto de Sauce Viejo convulsionado y con gente arrimándose a la pista para observar de qué manera bajaba, por la escalerilla, uno de los grandes ídolos que tenía el fútbol argentino en ese momento.
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