"Me cuesta mucho sentarme hoy a ver un partido de fútbol"
Está “chocho” con el título de campeón de su Alumni de Laguna Paiva. Tuvo la dicha de jugar con Maradona, Bochini, Borghi y Francescoli. Fue campeón de todo con River y dos veces de América con la selección. Hoy sigue siendo el mismo tipo humilde que absorbió el ejemplo de su padre ferroviario.
El Negro Altamirano junto a su amigo Ariel Catinot. Salieron juntos de Unión y crecieron en aquel equipo que dirigía Leopoldo Luque
No es de mostrarse mucho. Sigue fiel a esa imagen de tipo que parecía tímido y de pocas palabras afuera de la cancha, pero fuerte, rudo, potente y ganador adentro de la misma. Fue uno de los que aceptó la invitación a la reunión de ex jugadores de Colón y Unión en el bar de Gustavo Nepote.
En un momento, el anfitrión le mandó un mensaje a Hernán Crespo, su “jefe”, que compartió plantel con el Negro Ricardo Altamirano en el River campeón de todo con Ramón Díaz –incluyendo la Libertadores- y enseguida llegó la devolución de Crespo: “Mandále un gran abrazo al Negro y decile que nunca me olvido de su consejo, cuando me dijo: ‘Nene, bajáte del escenario”. Y así era el Negro, campeón dos veces de América con la selección hasta aquel partido con Colombia. “Después de ese 5 a 0 en el Monumental, me dí cuenta de que no jugaba más en la selección. El Coco Basile siempre nos decía que “para estar en la selección, hay que jugar siempre bien”.
Al Negro Altamirano se le iluminan los ojos cuando habla de su querido Alumni de Laguna Paiva. “Despunto el vicio ahí y el año pasado revolucionamos el pueblo, porque fuimos campeones por primera vez de la Liga Esperancina”, dice con emoción.
Negro Altamirano
-¿Es volver a los orígenes, Negro?
-Sì, porque nací ahí, me crié ahí y me hacen sentir útil.
-¿Qué fue el fútbol para vos?
-¿El fútbol?... Me dio una manera de vivir tranquila hoy en día y aprender que con sacrificio, humildad y mucho trabajo se llega, como le pasó a mi viejo que era ferroviario y siempre me inculcó el esfuerzo y el trabajo.
-¿Y Unión?
-Unión fue mi casa… Mejor dicho, es mi casa… Y es el club que me permitió trascender en la vida y hacerme conocido.
-¿Sentiste lo mismo cuando te pusiste la camiseta de River o de Independiente?
-No, no… Es otra cosa… Ahí aprendés a madurar con jugadores campeones del mundo como el Gringo Giusti… ¿Sabés lo que me decía el Gringo?, “ustedes en Santa Fe duermen la siesta y acá no podés porque te pasan por arriba”… Y tenía razón… Si te descuidabas, venía cualquiera y te pasaba por encima.
-¿Soñabas con jugar en la Selección y ser campeón?
-¡Para nada…! Salí de Unión y sólo pensaba en vivir tranquilo, nunca soñé con que en algún momento iba a ponerme la camiseta de la selección… Y mirá que gané muchas cosas, pero me faltó jugar un Mundial.
Negro Altamirano
-¿Cuál fue el mejor jugador con el que jugaste?
-Jugué con Bochini, Francescoli, Borghi y Maradona… ¡Eran extraordinarios y no me puedo quejar!… Imagináte que fue muy placentero compartir con ellos.
-Habláme de Maradona…
-Jugué dos partidos con él, no lo conocí lo suficiente. El estaba aislado del jugador común. No lo hacía por marcar una diferencia, que se entienda bien, porque ninguno de nosotros lo sentía así. Pero era muy difícil compartir y estar a su mismo nivel… Difícil para él y también difícil para nosotros. Y te doy un ejemplo: cuando nosotros entrenábamos sin él, durante su suspensión, había diez periodistas; llegó él y pasaron a ser 200. Era difícil tener una charla mucho tiempo con Diego. Te diría que casi imposible.
-O sea que viviste lo difícil que era llamarse Diego Armando Maradona y vivir como él vivía o estaba obligado a vivir…
-Mirá, no lo hablo desde el resentimiento, porque todo lo demás lo gané, no tengo deudas pendientes en ese aspecto y estoy muy contento con mi carrera. Por supuesto que me hubiese gustado jugar un Mundial y es una deuda pendiente, pero el que juega al fútbol sabe hasta donde puede llegar.
-¿Ves fútbol?
-Veo poco…
-¿Por qué?, ¿no te gusta cómo se juega hoy en día?
-Es complicado hablar de los colegas, pero me cuesta mucho sentarme a ver un partido de fútbol, te soy sincero.
-Se nota que les falta divisiones inferiores, los largan faltándole minutos de vuelo. Les falta madurar, se dejan llevar por la fama.
-¿Te gustaba jugar más de marcador de punta que de central?
-No. Yo jugué en los cuatro puestos de la defensa. En Unión, por ejemplo, arranqué de “2” y luego jugué mucho por las puntas. En Unión mismo llegué a un buen nivel cuando jugué de “4”. Obvio que me gustaba más en algún puesto que en otro.
-¿Y de lateral izquierdo?
-Hice casi toda mi carrera ahí.
-¿Tenés alguna anécdota?
-Ufff… ¡Un montón!... Te cuento una: un día, jugando en Unión al principio de mi carrera, viene el Turco Alí, que era el capitán, y nos paga el premio por haber ganado un partido. Entonces, me voy al Banco a sacar la plata, que era mucha, y se me ocurre comprar un reloj. Yo andaba siempre caminando en ese tiempo. Me voy desde el centro a la Terminal y me compré el reloj. Llegué a Paiva y me agarró mi viejo. “¿De dónde sacaste ese reloj?”, me dice. Le expliqué que era con la plata de un premio y no me creyó… Yo creo que hasta el día de hoy no me cree que era un premio. Y tengo un millón como esas… Imaginate que hice muchos sacrificios para llegar a lo que fui y a tener una posición medianamente cómoda en la vida…
-¿Qué hiciste con el primer sueldo que cobraste en Unión?
-Me compré un pantalón y un par de zapatillas… Me alcanzó sólo para eso.
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