Todo lo que Cristian González había aportado como identidad al equipo, en su momento y aún con los vaivenes de los resultados del año pasado, ya hoy no existe. Todavía no aparece. Unión ya no es ese equipo que tenía un estilo definido de juego, más allá de los esquemas, ni tampoco es ese equipo intenso, que atosigaba a los rivales y los “corría hasta abajo de la cama”, generándole una molestia y una incomodidad que muchos se encargaron de manifestar.
El Kily no lo logra, aún con esta posibilidad que tuvo en el mercado de pases de encontrarse, por primera vez desde que está en Unión, con un club sin inhibiciones y con un presidente “dispuesto a gastar plata”, como el propio técnico se encargó de decir. No tiene excusas. Armó lo que quería armar, seguramente con un equipo en mente o cuánto menos con una idea base sobre la cuál trabajar e ir mejorando.
Mirá tambiénKily: "Yo sé que hay gente que ya no cree en nosotros"Por ejemplo, uno de los jugadores que vino de la mano del Kily es Mauricio Martínez. La pregunta es: ¿para qué lo trajo?, ¿dónde lo quiere hacer jugar y con qué obligaciones? Para jugar solo de “5” en este fútbol tan físico y de intensidad, a Mauricio se le complica. No está para eso. En Central jugó de zaguero, pero el domingo en cancha de Huracán tuvo la chance de ponerlo en esa función y se decidió por armar una línea de tres con Ludueña, Corvalán y Fascendini. Mauricio Martínez quedó en el banco, sin posibilidades de entrar y con la sensación de que su presencia en el equipo debería darse exclusivamente con una forma de juego diferente, de mayor tenencia y mejor población de la mitad de la cancha. Un 4-4-2, al menos, con un doble 5. Algo de lo que el Kily reniega.
Es cierto algo: en Unión no rinden los refuerzos (salvo Tagliamonte y algo de Estigarribia), pero también se ha producido un bajón de varios de los jugadores que tenían regularidad y buen rendimiento el año pasado. Corvalán no es el mismo, Pardo también, Mauro Pittón es otro que bajó un par de puntos en su nivel, Bruno no volvió de la misma manera que estaba en el momento en que se lesionó en la mandíbula y Vargas perdió la titularidad a manos de Gerometta. Y en cuanto a los que se fueron, Orsini-Balboa era una buena dupla para ese juego de tirar pelotazos largos, muchas veces saltando la mitad de la cancha, para que ellos las corran a todas y aguanten la pelota hasta la llegada de los volantes. Y además, la ausencia de ese “5” que Unión había logrado con el despliegue de Mosqueira, que ahora quiere “fabricar” el Kily con Rafael Profini, de promisorios 180 minutos y hasta cerca del gol en el partido del domingo, cuando el ovacionado Galíndez – el arquero de Huracán – le atajó en forma espectacular un cabezazo que iba con destino de red.
Mirá tambiénUnión no la metió en el arco rival y regaló el partido en el propioSon muchos los jugadores en los que se confió para provocar un cambio y que hasta ahora han dado poco o muy poco. Fragapane, Colazo, Julián Palacios y Ham tienen hasta problemas para ganarse la titularidad. Mauricio Martínez también. Angulo jugó 45 minutos muy flojos ante Estudiantes y se lesionó. Se salvan de las generales de la ley los mencionados Tagliamonte y Estigarribia. Arturia vino como suplente y Diego Armando Díaz, el chaqueño que se hizo popular porque su historia se ha replicado en los medios nacionales, es toda una incógnita y de ninguna manera se lo puede tildar de salvador ni nada que se le parezca. Si juega y anda bien, se convertiría en una tremenda e inesperada sorpresa que, ojalá, bienvenida sea. Pero es solo eso, por el momento.
El problema hoy tiene nombre y apellido: Cristian González. Cuando no le trajeron nada, se las ingenió para armar un equipo muy competitivo, que se metió en el corazón del hincha, se ganó un respeto en el fútbol argentino, potenció jugadores, hizo debutar a otros y encontró un funcionamiento. Ahora pudo armar el plantel que quería, trajo a los jugadores que quería, pero no hay una respuesta futbolística convincente y a la altura de lo esperado.
El Kily dijo en la conferencia que el día que él vea que los jugadores no le responden, será el primero en darse cuenta y dará un paso al costado. La realidad es que el equipo no funciona, las incorporaciones no le han dado soluciones y él es el primero en no encontrarle la vuelta. Trajo jugadores que, para el esquema del año pasado, no le dan respuestas. Y cuando armó algo diferente, tampoco le gustó. Aunque vale aclarar que el día que jugó con cuatro mediocampistas para tratar de tener la pelota, se encontró con un rival – Argentinos Juniors – que hoy debe ser el equipo que mejor maneja el balón en el fútbol argentino. Y que mejor juega.
Dejanos tu comentario
Los comentarios realizados son de exclusiva responsabilidad de sus autores y las consecuencias derivadas de ellos pueden ser pasibles de las sanciones legales que correspondan. Evitar comentarios ofensivos o que no respondan al tema abordado en la información.