(Enviado Especial a Santiago de Chile)
El equipo se fue silbado del estadio Nacional, a Cristian González lo insultaron y él no anduvo con vueltas en el momento de hablar. Esta vez no hizo una defensa abierta de sus jugadores, sino que encontró en ellos a los principales culpables de este preocupante paso en falso.
(Enviado Especial a Santiago de Chile)
Apuntó bien directo Cristian "Kily" González, DT de Unión:
• 1) “No se interpretó la forma en que debíamos jugar”.
• 2) “En el mejor momento nuestro, cuando empujábamos y metíamos a Palestino contra su propio campo, nos quedamos con 10”.
• 3) “La cancha estaba espectacular, rapidísima. Pero no nos adaptamos y perdimos pelotas increíbles”.
• 4) “El segundo gol fue un horror individual” (apuntando concretamente a Franco Pardo).
• 5) “El partido estaba recontra planificado. Pasó todo lo que sabíamos que iba a pasar. Nos atacaron con pelotas largas para los delanteros y tratando de aprovechar la segunda pelota. Eso estaba súper hablado”.
• 6) “No podemos entrar como entramos a jugar este partido… Y hay cosas que ya me molestan y me dan bronca, como la campaña de visitante”.
• 7) “La expulsión fue una idiotez”.
• 8) “Uno se rompe el alma preparando el partido y tratando de evitar que sucedan cosas pero resulta que esas cosas terminan sucediendo”.
• 9) “Me enferma que erremos goles y que, cuando nos llegan, nos conviertan”.
• 10) “Uno no juega, trata de corregir lo que vé del otro lado de la línea, pero a veces no se escucha o no se sabe interpretar lo que se debe cambiar”.
• 11) “Son los jugadores los que entran a la cancha y deben tomar las decisiones. Yo me hago cargo de la formación del equipo y de entrenarlo, pero adentro de la cancha tiene que resolver el jugador”.
• 12) “No hicimos un partido horrible pero permitimos situaciones al rival que no se deben permitir y eso me jode mucho”.
• 13) “Hay que ponerse el overol y romperse el alma”.
• 14) “Nos hacen goles muy fácil y en situaciones que fueron habladas previamente”.
• 15) “Era muy claro el partido, de qué manera nos iban a atacar, por eso me jode que en la primera jugada nos hagan lo que sabíamos que iban a hacer”.
• 16) “Yo pongo la cabeza por mis jugadores pero me remueve las tripas estar como estoy en este momento”.
• 17) “Perdimos el partido porque nos mandamos cagadas”.
• 18) “No nos podemos permitir los errores garrafales que cometimos en este partido, porque la Copa no te lo perdona”.
Son 18 frases, pero hubo otras más. El Kily fue bien directo y esta vez apuntó a los jugadores, focalizando su crítica en que todo lo que pasó estaba observado, estudiado, planificado pero mal ejecutado; y también en aspectos puntuales, dirigidos en forma directa a los dos goles y también a la expulsión, que llegó en un momento del partido en el que Unión, aún con sus imprecisiones y abusando de las pelotas aéreas, acorralaba a Palestino contra el arco de Pérez en su segundo partido de Sudamericana.
¿Cómo caerán estas declaraciones en los jugadores?, se verá en la respuesta que tendrán que volver a dar en la cancha, como lo hicieron ante Cruzeiro ante el amague de salida de su entrenador. Conociendo mínimamente al técnico, todo lo que el Kily expresó públicamente fue algo que seguramente –y con más énfasis quizás- se lo habrá dicho en el vestuario cuando terminó el partido.
Está claro también que los hechos establecen con claridad una realidad: no hay una imagen consistente, sólida y firme de equipo. Unión la perdió. Se refleja en los movimientos que se deben hacer constantemente (en esta ocasión, tres cambios en el entretiempo), en los cambios de esquema en medio de los partidos y en la enorme irregularidad de una actuación, como la de Cruzeiro, que pareció convertirse en el punto de inflexión y que no se pudo sostener una semana después con los mismos jugadores. Peor todavía, se pasó de jugar bien y ante un rival de mayor envergadura, a un rendimiento mucho más cercano a esa imagen preocupante que el equipo dejó en Mar del Plata y que hizo dudar la continuidad del técnico.
Hay falta de regularidad en los resultados, pero también la hay en el juego. Nada se puede estabilizar en Unión. El técnico se mantiene firme en el esquema cuando hace tiempo debió probar otra cosa o, por lo menos, evitar que constantemente deba recurrir al cambio de sistema para corregir lo que, generalmente, le salió mal. Los jugadores tampoco le responden y es hora también de que empiece a revisar titularidades que, por rendimiento, cuesta respetar. Los errores que se cometen, son infantiles. El equipo no marca bien, no juega bien y no tiene peso ofensivo. Ya el técnico no encuentra la respuesta individual de otros tiempos, trajo jugadores que no le sirven para jugar como quiere jugar y los resultados no lo acompañan. Venía de ganar dos partidos, pero fue una recuperación muy fugaz que dio paso a esta actuación que hizo retroceder los dos pasitos hacia adelante que se habían dado. Y la gente ya no tiene la paciencia y el aguante de antes porque no ve una respuesta que la satisfaga. Ni de resultados ni tampoco de juego.
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