Por Enrique Cruz (h)
Renzo Vera está molesto. Cree que a Unión no se le reconoce la muy buena campaña, que el equipo no recibe elogios, que no se lo dimensiona ni se lo considera como es debido. Es su opinión. Respetable, aunque no necesariamente compartida. Puede que lo haya dicho en medio de la calentura propia de un partido que Unión no perdió justicieramente, que pudo haber empatado y hasta ganado, y que se lo “prepearon” en un par de minutos irresolutos. Pero lo dijo.
Así como Unión mereció otra cosa ante Quilmes, también se dijo que el premio fue excesivo en otros partidos. Por ejemplo, Unión consiguió un par de victorias en Santa Fe, por las que hizo menos que el rival. Boca Unidos y Aldosivi son dos casos. Pero en fútbol mandan los resultados y son ellos los que acomodan o desacomodan a un equipo en la tabla de posiciones. Puede que, al plantel, esto le haya molestado.
Me parece que el dimensionamiento de la campaña de Unión va más allá de la justicia o injusticia de 2, 3 ó 4 resultados. O si la fortuna está a su favor. Unión está segundo, cuando se jugó la tercera parte de la temporada —bastante para un primer análisis y muchísimo todavía por disputarse— y el equipo dio más de lo que muchos pensaban. No por descreimiento ni por subestimación de fuerzas, sino por realidades. Unión tiene un plantel corto, con mucha “pibada”, un técnico debutante y refuerzos que, en algunos casos, nadie conocía (el uruguayo Guerra, por ejemplo, todo un hallazgo).
Esto es muy meritorio. Que Unión esté adonde está es muy bueno, sorprendente, refrescante, esperanzador. No siempre juega bien. Pero la imagen que deja es de firmeza en la entrega, de convicción, de pelear cada pelota con todas sus fuerzas y hasta el final del partido, de orden y de seriedad. El sentimiento de Vera es respetable y su opinión es, ni más ni menos, que lo que siente y piensa. Lo quería decir y está bien. Pero no es compartida: lo de Unión es muy meritorio. Y eso siempre se ha dicho.