Enrique Cruz (h)
Se sabe —aunque pocos lo digan— que el 99 por ciento de los jugadores que Unión apuntó, prefirieron otros destinos. En la mayoría de los casos, la situación deportiva fue el detonante. Muchos miraron la tabla de promedios, los magros 7 puntos del torneo Inicial, la pésima campaña y el riesgo que suponía el venir a un equipo que no ganó un solo partido en el torneo. Por eso hay que valorar lo de Lizio; no sé si andará bien, regular o mal, pero Lizio resignó cobrar en dólares (así percibe su sueldo en Bolívar), para venir cuatro meses a “jugarse la vida” con Unión. Y por eso también no se entiende lo de Mazacotte, por ejemplo, que quiso escaparse de la situación sin entender que los contratos y los compromisos están para ser cumplidos y respetados. Y que uno de los riesgos que se asume es el de andar mal, individual o colectivamente.
Unión tuvo que “pelear” contra varios frentes a la hora de reforzar el plantel: 1) su propia y cruda realidad; 2) la del mercado, acotado en cuanto a disponibilidad de jugadores; 3) que los puestos a sumar son los que más se buscan y cotizan (delanteros y, de ser posibles, con gol); 4) que los que están afuera, en su mayoría, quieren seguir jugando en el exterior porque cobran en dólar billete y no hay punto de comparación con la realidad argentina. Y así podríamos sumar más limitaciones y condicionamientos, como que la gran mayoría de los jugadores están con contrato vigente y sus clubes quieren un resarcimiento (pasó con Mazacotte, cuando Unión se enteró de que su “movida” era porque lo pretendía Olimpia de Paraguay).
La cuestión es que Unión empieza el torneo con Lizio (hay que ver si llega a tiempo la habilitación), con la recuperación de Avendaño (será casi un “refuerzo” más, porque jugó poco y lesionado en el último torneo) y con una realidad deportiva que es acuciante y en la que no sólo se debe mejorar sustancialmente lo muy pobre que se hizo en los 19 partidos que transcurrieron, sino que hay que hacer una campaña de equipo de avanzada.
¿Qué significa esto?, que Unión tiene que apuntar a sumar 30 puntos como base —que quizás tampoco le alcance— para obligar al resto de los equipos a sumar una cantidad considerable de puntos. Y con 30, se está peleando entre el sexto y séptimo lugar. Lo cual no es poco en este fútbol argentino parejo, competitivo y con muchos equipos que pugnarán por asumir protagonismos.
¿Y Sava?
A Unión tampoco le fue fácil contratar un técnico. El nombre de Caruso Lombardi fue el que asomó naturalmente, pero el locuaz, verborrágico y particular entrenador dijo que no aduciendo problemas personales que le impedían viajar a instalarse en Santa Fe. Sava dijo que sí y le cabe las generales de la ley de Lizio. Sava sabe que viene a intentar algo que es complicadísimo. Y que hay un alto grado de probabilidades que su paso por Santa Fe empiece en una categoría y termine en otra. Es así por más que duela y algún hincha de Unión se enoje. Los dirigentes le firmaron a Sava un contrato de un año y medio. Ellos y el técnico —más allá de que este es un año político y Unión tendrá elecciones a mitad de año— están seguros de llevar adelante un proyecto que no sólo apunta a tratar de mantener la categoría, sino también a preparar, en el peor de los casos, el terreno para que se pueda armar una base para intentar el retorno si el destino deportivo lo lleva a descender.
“A la gente hay que decirle la verdad”, dijo Perazzo en Mar del Plata, recordando lo ocurrido con él cuando Olimpo lo contrató a diez fechas del final de la temporada y tenía que ganar siete partidos para mantener al equipo en Primera. Perazzo fue armando la base para luego afrontar el torneo de ascenso, en el cual marcha en la punta cumplida la mitad del mismo. Se puede pensar, tranquilamente, que este podría ser el escenario futuro para Sava.
¿Por qué no Bruna?
No es que no quiera caerle con todo el rigor de la crítica de entrada, pero Sava arma un equipo en el que prescinde de un jugador de buen rendimiento en la campaña pasada como Nicolás Bruna. Casi no lo puso en los partidos de pretemporada, se decidió por un trío integrado por Míguez-Sarmiento-Donnet, inclusive con posiciones cambiadas, ya que a Míguez lo volcó ligeramente hacia la derecha y a Donnet por la izquierda. El ensayo con Libertad de Sunchales no fue bueno con ese mediocampo. Pero son amistosos y valen las pruebas. Lo que no se entiende es la decisión de sacar a Bruna. Se pierde un jugador clave en la recuperación y no se lo reemplaza adecuadamente para cumplir esa función. Es una opinión que, como pasa en fútbol, es absolutamente relativa y no implica que sea la verdad absoluta.
La idea general del técnico es salir a ganar. “Si nos vamos a la B, que sea con dignidad”, señaló en declaraciones a la prensa. Ese va a ser el estilo que impondrá: el de la agresividad, la búsqueda del arco de enfrente y haciendo todo lo posible por ganar. Porque Unión necesita eso: ganar. Para ello será necesario también cierto equilibrio, fortalecerse defensivamente y encontrar funcionamiento del medio hacia arriba, donde tácticamente se parará con tres volantes y tres delanteros, por más que en este primer partido arrancaría Brahian Aleman (que es volante) volcado por el costado izquierdo, con lo cual Lizio (si está habilitado) iría al banco de suplentes.
Los tres primeros partidos serán clave. Unión juega de local con Arsenal este viernes, posteriormente visita a Godoy Cruz y después llegará Quilmes al 15 de Abril. La cuarta fecha será nada menos que ante Boca y en la Bombonera, por eso no se la incluye. Matemáticamente y anímicamente también, estos tres primeros encuentros pueden definir la situación. Si Unión suma muchos puntos, el envión será trascendente y habrá espacio para el optimismo y la ilusión. Si en cambio no le va bien y no gana ninguno de los tres —como le pasó en todo el torneo pasado— la situación se irá oscureciendo y acercándose casi a un límite terminal, que es lo que se quiere evitar. Son 19 finales, pero las tres primeras son clave. Es la única forma de ir recuperando un magnífico terreno que, de manera increíble, Unión cedió en medio año con tantas equivocaciones y pasos en falso, adentro y afuera de la cancha.