(Enviado Especial a Buenos Aires)
Superó parcialmente el gol tempranero de Boca y la expulsión de Calderón, logró irse al vestuario empatando, pro quedaba todo el segundo tiempo para aguantar y ahí Boca lo dominó, el equipo del Kily no llegó nunca y la derrota fue la lógica consecuencia.
(Enviado Especial a Buenos Aires)
Era una noche complicadísima. Enfrente Boca, la Bombonera repleta, el marcador 0-1 desde el minuto 6 y un jugador menos por la expulsión (decisión apurada y exagerada de Falcón Pérez, que midió esa infracción de Calderón a Cavani con una vara distinta a otra similar de Merentiel sobre Paz en el segundo tiempo). Se le venía la noche a Unión. Le costó mucho reacomodarse después de la expulsión de Calderón. Unión sintió más eso, el hecho de jugar con 10, que el primer gol de Boca, que llegó como consecuencia de una jugada de pelota quieta, algo que Unión no supo ni pudo resolver durante todo el primer tiempo.
El planteo del Kily fue el de presionar arriba. En eso, es posible que se haya sorprendido Boca, aunque este equipo está acostumbrado a tocar la pelota en su propio terreno para luego cambiar el ritmo con algún pelotazo largo. Las espaldas de Zenón y Corvalán fueron el sector elegido, más allá de que en el comienzo se inclinó bastante el juego por el otro costado, con esa sociedad que nunca terminaron de armar Barco y Fabra.
Esa idea de plantarse en el terreno rival trató de no abandonarse, pero esta circunstancia de haberse quedado con uno menos hizo que le costara acomodarse nuevamente. Nunca es fácil jugar con 10, menos cuando la circunstancia es tan negativa como la que tenía que asumir este Unión que se equivocaba bastante en defensa, no daba seguridad, pero tampoco las ofrecía Boca, al punto tal que Chiquito Romero le había tapado un mano a mano a Morales y le sacó un remate estupendo a Zenón que se metía en el ángulo.
Boca tenía el partido servido para florearse, pero le faltaron argumentos más sólidos, más allá de que tuvo situaciones incluso para aumentar. El doble cabezazo de Cavani y Rojo (éste último autor del gol corroborado por el VAR) le daba una tranquilidad que el local no pudo resolver a su favor. Y una corrida estupenda de uno de los mejores jugadores de Unión (Roldán), apoyándose en Zenón para colocar luego el pase al medio para Luna Diale, que definió con un buen zurdazo que se le metió en el primer palo a Chiquito Romero.
Era hazañoso el empate de Unión. Almirón decidió sacar a Rojo pero no arriesgó: metió otro central (Valentini) en su lugar. Unión no se achicó en su intención de seguir planteando un partido de igual a igual, aún con un jugador menos en el complemento.
Cuando el Kily movió el banco, cumplido el cuarto de hora del complemento, hizo un retoque para agregar gente en el medio. Lo puso a Banega para tirarlo por izquierda, salió un delantero (Morales) y se adelantó un poco Luna Diale, aunque esto duró apenas algunos minutos, porque tanto Roldán como Luna Diale salieron e ingresaron Del Blanco y Orsini, antes de los 20 minutos.
Boca inclinó la cancha hacia el arco de Moyano, sin demasiada claridad y sin crear muchas situaciones de gol. Era un dominio territorial y algunos remates de media distancia que no tenían la suficiente puntería.
Pero la pelota quieta le iba a traer otro dolor de cabeza mayúsculo a Unión. Esta vez arrancó en un córner, no terminó de resolver la defensa de Unión, quedó la pelota boyando y Merentiel, de zurda y de media vuelta no perdonó. Unión quería aguantar pero el esfuerzo tenía un límite, máximo cuando este tipo de jugadas (la pelota quieta) le iba a traer tantos problemas en la noche porteña.
En la parte final, con el marcador otra vez abajo, Unión fue a buscar la heroica con esfuerzo pero sin claridad. Entraron Gerometta y el Rayo González por Vera y Domina. Nunca resignó a jugar con dos puntas, incluso en esos minutos en los que entró Banega por Morales, porque Luna Diale se adelantó y a los pocos minutos ingresó Orsini en su lugar.
El segundo tiempo fue todo de Boca. Unión no llegó nunca, el local manejó el partido a su gusto, logró marcar la nueva ventaja con tiempo suficiente para terminar ganando sin ningún tipo de discusión. Todo lo que se pueda decir, respecto de qué habría pasado si no lo echaban a Calderón, forma parte de un análisis que no es el real. Tuvo el mérito de empatarlo, no se achicó pero fue superado futbolísticamente por un equipo con mayor experiencia, solvencia y juego.
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