A Unión le sale todo mal y hasta el clima parece confabularse. Pero como ocurre en casi todos los órdenes de la vida, hay cosas que son producto de la casualidad (las menos) y otras de la causalidad. Y en este caso, que un fuerte viento haya desprendido una canaleta de la manera en que lo hizo y que ese haya sido el motivo de la suspensión del partido, es el resultado de algo que Unión viene postergando desde hace mucho tiempo y tiene que ver con la finalización de la obra de una tribuna que se gestó – su construcción – hace más de diez años y que todavía sigue siendo “una obra en construcción”, como se encargó de decir el propio Germán Di Pangrazio, el dirigente rojiblanco que salió a hablar luego de que todas las partes se pusieran de acuerdo en suspender el partido hasta nuevo aviso.
Darío Kudelka fue al hueso cuando habló: “Esto es una falta de previsión. No me quejo de que el partido se haya suspendido, porque está bien, era lo que correspondía. Pero estamos en la tierra de los campeones del mundo y se suspende un partido como si fuera cualquier liga regional o amateur.
Mirá tambiénSe suspendió Unión vs. Lanús: por los fuertes vientos, se desprendió una canaleta del 15 de Abril ¿Dónde están los organismos de prevención y seguridad que tiene que habilitar?, ¿dónde están las exigencias?, ¿en qué momento se vinieron a ver en qué estado estaban las obras?. Hoy, nuestra liga demostró que no somos los campeones del mundo”, dijo el ex técnico de Unión, luego de haber hablado con Edgardo Zin y Marcelo Piazza, “los únicos dirigentes de Unión que se acercaron a hablar conmigo”.
A Espinoza, el árbitro del partido, no le quedaron alternativas. “Nosotros no podemos arrancar un partido cuando no están dadas las condiciones de seguridad, no sólo para el público sino para nosotros mismos”, dijo, dando a entender que así como voló una canaleta que pasó por arriba del techo de los palcos (que tampoco están terminados) y cayó del otro lado (el de la tribuna en sí) con el consiguiente riesgo para la gente (que en ningún momento pudo ingresar al estadio porque la cancha nunca se abrió), también podía volar cualquier otro elemento como consecuencia del viento y caer sobre el campo de juego poniendo en riesgo a los jugadores. Así no se podía jugar.
Y para este Unión sumergido en una crisis, con demasiados frentes abiertos (inhibiciones, balance no aprobado, última posición en la tabla, etcétera), la suspensión del partido provocó el enojo de la gente que merodeaba a la espera de ingresar al estadio. Reapareció el “que se vayan todos, que no quede, ni uno solo”, más otros insultos hacia la comisión directiva, hasta que la policía debió intervenir con balazos de goma y un enfrentamiento que dejó el saldo de un móvil con destrozos y gente herida. Todo esto en las afueras del estadio, porque, como se dijo, las puertas del 15 de Abril nunca se abrieron por orden de quiénes deben velar por la seguridad de los espectadores.
El partido fue suspendido, Lanús regresó sin jugar y la posibilidad de hacerlo el 1 de mayo se descartó de plano. Primero, por ser el día del trabajador; segundo, porque nada ni nadie podía asegurar que se pueda arreglar lo que había que arreglar para solucionar el problema, y tercero, porque Unión tiene que jugar el viernes en Mendoza.
“Es un viento inusual que hizo desprender la canaleta, se hicieron amarres en forma provisoria y es muy probable que mañana amanezcamos como lo dejamos hoy, pero entiendo que es algo que no es para arriesgar. La obra está en ejecución, es una obra en construcción”, dijo Germán Di Pangrazio, agregando que “el club está en un proceso de mejora continúa en cuanto a obras”, cuando tuvo que salir a explicar qué pasó y por qué pasó. Fue la única voz oficial.
La tormenta no disimula el papelón de no haber podido jugar el partido. Y volvemos al principio: hay casualidades o accidentes, pero también hay causalidades o imprevisión. Y lo que pasó en la cancha de Unión es el resultado de algo que se ha postergado demasiado en el tiempo. Quizás los dirigentes tengan motivos y excusas para explicar por qué las obras no se terminan. Hubo una pandemia en el medio. Pero esta suspensión aparece como un fuerte tumor que debe llamar urgentemente a los dirigentes a poner todos los esfuerzos que sean necesarios para terminar de una buena vez la construcción de esa tribuna.
Hay muchos frentes abiertos. Demasiados. Es hora que en Unión se empiece a tomar “el toro por las astas”, dando las respuestas que sean necesarias para una masa societaria a la que hay que responder. Y que hoy no oculta su fastidio por las cosas que le pasan a su club. Adentro y afuera de la cancha.
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