(Enviado Especial a Buenos Aires)
No fue menos que Racing, pero un error propio le costó un gol, luego no supo defender el empate parcial y al final se quedó con uno menos por expulsión de Corvalán. Utilizando un término futbolero: vendió muy caros la derrota y el final del invicto.
(Enviado Especial a Buenos Aires)
Unión tenía casi todo para llevarse algo de Avellaneda, pero no pudo con tantas “pálidas” y se vio privado de llevarse un empate por el que luchó, se sacrificó y le faltó muy poco para conseguirlo. El error de Cardozo en el primer gol de Racing, la falta de solvencia para aguantar el empate cuando llegó el gol de cabeza de Morales, más el hecho de quedar con diez cuando todavía tenía resto –jugando mejor que Racing- para conseguir el empate, fue demasiado. Igual, lo de Unión fue muy digno, pero no pudo defender el invicto que traía hasta este partido.
Flor de sorpresa se llevó Racing en el inicio. Unión lo asfixió, lo atacó, lo incomodó y le creó una clara situación con un cabezazo de Corvalán que pegó en el travesaño. Unión eligió arriesgar desde el principio y prefirió hacerlo por el sector de Martirena. Sin embargo, cuando Racing se ordenó y encontró la pelota, llegaron un par de córner a favor. En uno de ellos, Santiago Sosa aprovechó una salida insegura y con un evidente error de cálculo de Cardozo para meter el frentazo y convertir el gol cuando, en realidad, el peligro verdadero hasta ese momento lo había generado Unión.
Los esquemas tácticos fueron similares. Quizás con una vocación ofensiva más clara de parte de Martirena y Gabriel Rojas, los dos laterales-volantes. Pero luego, todo igual. Tres volantes por cada lado y dos puntas por adentro. La generación de fútbol de los volantes de Racing, con Quintero, Nardoni y Almendra “aseguraba” a priori, un juego más claro a favor de Racing. Además, Unión elegía la salida más larga y esto lo llevaba a no ser muy preciso en la administración de la pelota. Y cuando lo logró, armó una muy buena jugada de ataque que se inició en Mauro Pittón y terminó en el mismo volante, que recibió el centro pasado –y muy bueno- de Vargas, pero Sosa se arrojó al piso y desvió el remate. ¿Qué significó esto?, una muestra de que si Unión lograba darle un buen destino a la pelota para progresar en la cancha, se podía encontrar con espacios y ventajas otorgadas por el fondo de Racing.
Racing había aprovechado su momento. Fue cuando empujó y llegó al gol en esa jugada de pelota quieta que contó con la “colaboración” de la mala salida –al menos a destiempo- de Cardozo. La iniciativa del partido fue cambiante. Y en los momentos en los que Unión se hizo de la pelota y atacó, no tuvo la precisión adecuada.
Unión lo fue apagando a Racing, pero tampoco pudo aprovechar la superioridad con la que jugó el cierre del primer tiempo. La mayoría de las jugadas se gestaron por el sector de Bruno Pittón, con lo cual Martirena dejó de subir por ese sector y se tuvo que quedar a cuidar el lateral. Pero sobre el final, un error de Vargas fue capitalizado por Maravilla Martínez que encaró, tocó con Quintero, fue a buscar la devolución y en el mano a mano apareció Cardozo para enmendar el error del gol de Racing y tapar el disparo del goleador de Racing.
No hubo superioridad marcada por parte de Racing. Apenas un ratito que ni siquiera alcanzó a los 10 minutos. Después, el partido fue parejo y hasta por momentos fue superior Unión. El problema fue la falta de peligrosidad, de profundidad y de claridad para resolver en los 35 metros finales de la cancha. Hubo centros al área (algunos de ellos ganados en el juego aéreo), un par de remates y aproximaciones sin un buen final. La más clara fue ese cabezazo inicial, llovido, que pegó en la parte de arriba del travesaño. Y punto.
Tanda por Mosqueira fue el retoque del Kily y Carbonero por Juanfer Quintero el de Costas. Del “peón por peón” de González a la variante más avezada del técnico de Racing, que volvió a los tres puntas que eligió como alternativa de ataque en los otros dos partidos y que resignó en éste para darle lugar a un Quintero con poca movilidad y sin esa fineza que lo distingue a la hora de habilitar a los puntas.
Ya Rivero se paró bien adelantado y a veces volcado en una posición de enganche o tirado más por derecha, en tanto que Mauro hizo lo mismo pero por el otro lado. La idea con ambos fue la de tratar de ganarle las espaldas a los volantes de Racing, puntualmente a Almendra y Nardoni. Pero fue todo de Racing en el comienzo del segundo tiempo.
Cuando Unión mejoró, dio la impresión de que el arco le quedaba lejos a Unión. Los volantes quedaban en su propio campo y los delanteros, pese al entusiasmo, también debían recorrer demasiado terreno. La jugada más peligrosa la construyó el jugador más claro de Unión (Simón Rivero) metiendo una pelota bárbara a Bruno Pittón, que definió mal y en forma desviada.
El Kily “pateó el tablero” cuando rompió la línea de cinco a los 20 minutos del segundo tiempo: sacó a Torrén y puso a Gonzalo Morales. Un 4-3-3 para “jugársela”, arriesgando incluso ante un rival que también tenía tres delanteros. Pero después de un comienzo desfavorable del segundo tiempo, ya Unión había logrado adueñarse de la pelota y el Kily veía claramente la chance de llegar al empate.
Y llegó nomás, allá por los 26 minutos. Era mucho más Unión y en la primera pelota que tocó, el Toro Morales fue “torazo en rodeo ajeno”. Gran jugada por izquierda. Mauro Pittón metió el pase por afuera para el pique de Balboa, centro al medio y Morales puso justicia.
Pero duró apenas un par de minutos, porque enseguida apareció Almendra en una reacción inmediata de un Racing que estaba desdibujado, encontró la pelota adentro del área y definió con remate bajo e inatajable para Cardozo.
Unión pagó caro el hecho de no haber sabido mantener lo logrado. Siguió “cebado” y no pudo cuidar ese empate que tanto le había costado conseguir, más allá de la justicia que ese gol de Morales marcaba en el resultado del partido. Hasta que llegó un pelotazo largo para Maravilla Martínez, Corvalán cruzó con la pierna arriba que impactó en el delantero de Racing y el árbitro lo echó con roja directa.
Faltaban diez minutos y Unión se quedaba con diez en el mejor momento de Unión, porque era más que Racing, se había adueñado de la pelota e inclinaba el partido hacia el arco de Arias. Aparte, había que acomodar un poco el fondo, porque con el cambio que, correctamente, había realizado el Kily para arriesgar y buscar el empate cuando el partido estaba 1 a 0, y la expulsión de Corvalán, Unión quedaba con tres para defender contra los tres puntas de Racing.
En el final, Roldán y Gamba entraron por Rivero (de buen partido) y Balboa, mientras que Del Blanco lo hizo por Bruno Pittón. Parecía, a esta altura del partido y faltando tan poco, con un jugador menos, casi una quimera cuando, en realidad, los méritos acumulados fueron muy parejos. Demasiadas “pálidas” que Unión no pudo superar: el error de Cardozo en el primer gol de Racing, la incapacidad para aguantar un poco el empate cuando con justicia lo logró y luego la expulsión de Corvalán. Demasiado.
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