Trabajan incansablemente llevando sobre sus hombros un bolso con comida a domicilio, yendo de una punta de la ciudad a la otra. Reciben los pedido por una app, lo cual quiere decir que siempre van con un celular, y se movilizan en bicicletas por lo general nuevas o en motos. Claro, estos tres bienes muebles tienen valor económico, lo cual se vuelve algo "tentador" para los delincuentes.
Así, los repartidores de deliverys (de plataformas como Pedidos Ya, Rappi y Globo, que operan en la ciudad) están siendo blanco de la delincuencia. En rigor, ya vienen manifestándose en reclamo de más garantías para poder trabajar: durante la cuarentena estricta en la primera ola de la pandemia (cuando la gente estaba en sus casas, y ellos todo el día en las calles), realizaron varias concentraciones frente a Casa de Gobierno en reclamo de seguridad.
El problema, hoy, parece reactualizarse: "Además de los habituales a robos en comercios, nos reunimos con trabajadores del rubro de delivery y nos plantearon 56 delitos registrados contra ellos, robos o arrebatos, hace más o menos un mes. Es lo que más se está viendo ahora y otra vez en materia de hechos delictivos: esos chicos la están pasando bastante mal", advierte en diálogo con El Litoral la abogada Susana Spizzamiglio, una de las referentes y voceras de la Red de Vecinales por Seguridad.
"Hay que cuidarlos, porque son trabajadores: estos chicos jóvenes nos dicen que se ayudan entre sí, porque tienen miedo. Y son presa fácil para los delincuentes, ya que tienen celular, plata encima (de los pagos de los clientes), bicicleta o moto. Tienen las cosas que más buscan los ladrones y arrebatadores", subraya la vecinalista, al tiempo que estimó que hay unos 2 mil jóvenes que se desempeñan en este rubro.
Cabe recodar que la Red de Vecinales (que reúne a unas 50 de toda la ciudad) está alerta y al corriente de lo que pasa en materia de situaciones delictivas hacia adentro de los distintos barrios.
Además de esta cuestión en particular de los repartidores -que merece la atención de las autoridades-, Spizzamiglio da su lectura de lo que está pasando en las diferentes zonas de la ciudad. Entre los pros, menciona que están volviendo a verse policías caminantes (algo así como la vieja "Comunitaria), y que se está trabajando en materia de inteligencia en las áreas de delito "calientes" de esta capital. También ve con buenos ojos los dos nuevos Centros Territoriales de Denuncias que se abrieron.
Pero entre las contras, advierte la vecinalista que la droga está circulando "sin freno" en los barrios; que el estado edilicio de algunas comisarías es "deplorable", y también pone sus reparos sobre la derivación de efectivos federales que llegaron a la ciudad para hacer principalmente tareas de inteligencia. Sobre este punto, "el criterio de gestión en materia de seguridad está en una mínima expresión", opina.
La referente vecinalista considera que se está trabajando en materia de inteligencia en varios barrios "calientes". "Desarticularon bandas organizadas que tenían armas y drogas... Hay un fortalecimiento de esta área. Municipalidad y Ministerio de Seguridad se están reuniendo, junto con gente del MPA".
Además, están apareciendo "policías paseantes". "Estos efectivos son seguramente las primeras tandas de egresados del Instituto de Formación Policial, y van a equiparar el faltante de efectivos policiales que teníamos en diciembre de 2019. La 'Comunitaria' dio buenos resultados en los barrios santafesinos: el ejemplo más cabal se dio en Centenario: la gente todavía está esperando que vuelvan", evalúa.
Hay policía haciendo esta especie de patrullaje de cercanía en Fomento 9 de Julio, en la zona de Facundo Zuviría al oeste, comenta: "Esperamos que estos efectivos pueda hacer sus movimientos hacia en interior del barrio, porque la gente los ve y se siente más tranquila. Desde 7 Jefes estaban pidiendo que envíen caminantes, porque hubo delitos en muchos comercios en las últimas semanas", advierte Spizzamiglio.
Y con respecto a los dos Centros Territoriales de Denuncias que se abrieron en la ciudad, "esto es un logro muy importante: desde la Red de Vecinales lo pedimos. Pero no vale sólo abrirlos, sino que además es necesario poner gente capacitada en la atención, que sepa explicar y guiar bien en una denuncia a un vecino común. Tiene que haber profesionales", sugiere.
La referente relata una anécdota tragicómica: al presidente de la vecinal Villa California, en Colastiné, le robaron tres veces la bombita de su pileta. Cuando fue a hacer la denuncia a la comisaría, los policías estaban con la luz cortada; debieron llamar a otra comisaría para que vaya a ayudarlos. "¡No tenían luz! Vemos que el estado edilicio en general de algunas comisarías es muy deficiente. Una víctima que va a hacer una denuncia se tiene que encontrar con una situación edilicia muy mala", pone en contexto.
Hay otro grave problema que cruza transversalmente a toda la ciudad, y que son los estupefacientes. Spizzamiglio asegura que la droga se expende desde el centro hacia el norte, hasta Cabaña Leiva. "Se vende en todos lados y es una gran preocupación. Tenemos vecinales que no pueden denunciar determinadas situaciones de droga porque tienen el 'kiosco' en el fondo del barrio. Es grave, porque además hay amenazas".
Finalmente, alude a la función de las fuerzas nacionales que llegaron a la ciudad. "Hasta donde sabemos, los efectivos federales hoy están haciendo tareas de inteligencia, no de patrullaje preventivo en las calles. No se ven en los barrios".
Y compara la situación actual con el desembarco de las fuerzas de seguridad nacionales en 2018: "En lo personal, a mí me quedó esa experiencia como exitosa: notamos buenos resultados contra el delito. Además éramos una veintena de vecinales que nos pudimos reunir con las autoridades y dialogar. A diferencia de aquel año, hoy vemos que el criterio de gestión en materia de seguridad es en una mínima expresión", concluye.