Florencia Arri
Las principales causas son la falta de limpieza de los tanques de agua; los frecuentes desbordes cloacales, la acumulación de basura y el agua estancada.
Florencia Arri
Twitter: @flor_arri
Diarrea, vómitos, trastornos de digestión, inflamación de los intestinos y problemas de crecimiento relacionados con una mala absorción de nutrientes son cuadros frecuentes en la consulta de Pediatría del Centro de Salud de Barrio El Pozo. Al realizar un análisis bioquímico, los síntomas develan su causa real: parasitosis. La Dra. Graciela Chamorro, pediatra y directora del Centro, estima que el 90 % de los chicos del barrio tienen parásitos.
Así revelan los análisis realizados en el laboratorio del Centro por Bioq. Mónica Colombo. “La cantidad de chicos con parásitos es más de la habitual: un 90 % tiene amebas, giardias, oxiuros, entre los parásitos más frecuentes, o más de uno de ellos. Es un nivel preocupante”, expresó Colombo.
Las profesionales señalan como principales causas la falta de limpieza de los tanques de agua de las torres; los frecuentes desbordes cloacales en diferentes puntos del barrio, la acumulación de basura en los containers y agua estancada en las zanjas.
Para contar con datos exactos, ambas iniciaron en noviembre un relevamiento por muestreo. Comenzaron por dos grupos definidos: el Jardín de Infantes N° 150 ubicado en la Manzana 20, y en el Centro de Acción Familiar N° 19. “Allí, el 90 % de los nenes analizados tenía parásitos”, señaló la pediatra.
En ese primer lugar de análisis, las profesionales hallaron que el arenero estaba contaminado con áscaris. Para generar conciencia, las profesionales que estudian el barrio ya comenzaron a brindar charlas para mamás y vecinos sobre parasitosis.
Un problema multifactorial
Es la segunda vez que las profesionales del Centro de Salud estudian la parasitosis de barrio. La primera fue una década atrás, en que hallaron como causa principal la contaminación del agua en los tanques de las torres. “Hay muchos tanques que no tienen tapa y favorecen que aniden murciélagos e ingresen otros pájaros y bichos. Otros tienen las tapas selladas e impiden la limpieza, algo que debe hacerse con técnicas determinadas. Pero a veces los consorcios no tienen dinero para afrontarlo y llaman a un conocido que hace lo que puede. La mayoría, directamente no lo limpia”, señaló la bioquímica.
El objetivo del estudio es hallar y brindar tratamiento a todos los chicos con parásitos, y detectar las causas de los niveles elevados de infección. “Con el resultado, vamos a pedirle a la municipalidad un plan integral de saneamiento que incluya limpieza de tanques de agua, de zanjas y de canaletas”, sostuvo Chamorro.
“La cuadrilla municipal limpia las canaletas pero suele no ser suficiente: el agua queda estancada, atrae a perros y alimañas y ahí están los parásitos, en el mismo lugar donde pisan los chicos que terminan por infectarse”, acotó Colombo.
Existen otros dos focos de infección detectados por las profesionales. El primero, es la presencia de aguas servidas en la vía pública por la frecuencia con que se rompen conexiones cloacales o desborda una cámara, por obstrucción. El segundo, es la acumulación de residuos en los containers ubicados en diferentes puntos del barrio. Por la disposición de las torres, hay calles que son de acceso peatonal donde no puede ingresar el camión de basura, y las 42 familias que viven en cada torre bajan y dejan sus bolsas en el container, que a las claras no alcanza.
En el análisis de causas, hay otras dos de difícil resolución que inciden en los resultados: el asentamiento de familias sobre la playa Los Alisos que viven en condiciones precarias. “Los nenes de esas familias no tienen cloacas, ni acceso a agua segura”, señaló la pediatra, quien por eso los advirtió más expuestos a la parasitosis. Por último, la presencia en el barrio de familias que se dedican a la recolección de basura. “La parasitosis es fácil de detectar y difícil de resolver porque es un problema multifactorial”, concluyó Chamorro.
Prevención
La prevención de la parasitosis consiste en practicar una buena higiene, con frecuente lavado de manos; no consumir agua que pueda estar contaminada; y pelar o lavar la fruta fresca y verduras antes de comer.
Voces de vecinos
“En la Torre 6 hacemos limpiar el tanque cada 6 meses. Cambian las comisiones y lo mantenemos como una tarea permanente como el mantenimiento de ascensores o limpieza general, por ejemplo. Un vecino de la torre se ocupa dos veces al año y nos cobra entre $ 1.800 y $ 2.000”.
Ramona Mendoza,Torre 13
“No recuerdo con exactitud, pero creo que el tanque se limpió hace dos años y nos toca volver a hacerla este año. Todavía no la tenemos programada, lo vamos a contratar cuando tengamos el dinero: siempre se ocupa un plomero del barrio que nos cobran unos $ 6.000”.
Graciela Cubelina,Torre 6
“Desde que estamos en la comisión en 2012 lo hacemos anualmente y hasta le hicimos tapa nueva. El año pasado no lo pudimos hacer porque tuvimos problemas con las cañerías, pero nos toca ahora en marzo. Contratamos a una empresa que analiza el agua y limpia el tanque”.
Fabiana Gigliotti, Torre 5
Los más frecuentes
Ameba. Pequeños organismos que viven como parásitos intestinales en humanos y perros. Al inicio de su ciclo de vida se encuentran en estado latente en un quiste cubierto. Una vez consumido el quiste se liberan en el estómago. Pueden producir fatiga intensa, diarreas y pérdida de peso, entre otros síntomas. En casos más graves puede provocar un absceso hepático e incluso la muerte.
Giardia lamblia. Son comunes en guarderías infantiles y en personas que beben agua sin tratar. Vive en el suelo, los alimentos y el agua, y puede estar en las superficies contaminadas con desperdicios. El principal síntoma de infección es la diarrea, que puede conducir a pérdida de peso y de líquidos corporales.
Ascaris. También es conocido como “lombriz intestinal” por su forma alargada. El contagio se produce por la ingestión de los huevos larvados que habían sido eliminados con las heces humanas y de animales. Al ser ingeridos, liberan larvas en el intestino delgado y recorren la circulación y los pulmones para retornar al intestino delgado donde se convierten en adultos.
Oxiuros: Pueden vivir en el colon y en el recto de una persona. Mientras el paciente duerme, los oxiuros hembra salen de los intestinos a través del ano, ponen sus huevos en la piel que lo rodea y al tomar contacto con las manos quedan pegados a las puntas de los dedos. Pueden sobrevivir por dos semanas en las superficies de la casa. La picazón es el síntoma más frecuente.
Problemas frecuentes con cloacas
Aguas Santafesinas SA informó que cuenta con 1.538 usuarios en barrio El Pozo, y explicó en este dato la cantidad de reclamos y de intervenciones que realiza en el barrio: un promedio de 430 reclamos domiciliarios al año. “Hay una mayor cantidad de obstrucciones domiciliarias cloacales en El Pozo asociada a la mayor densidad poblacional”, explicó a este diario el vocero de la empresa, Germán Nessier.
La red cloacal de El Pozo se distribuye a 4 metros de profundidad, a lo largo de 7,1 kilómetros en el suelo arenoso que se ganó al río cuando se construyó el barrio. Desde la prestataria sostienen que los problemas no se producen porque la red no de abasto para esta cantidad de vecinos sino por las propiedades del suelo y el mal uso de la red, como la obstrucción con objetos no aptos para ser arrojados por el inodoro.