Llama la atención a curiosos la "cascada" del arroyo Colastiné
El fenómeno se puede observar en gran parte del año y es un punto atractivo para la pesca deportiva. Pero ahora, con la bajante del río, el salto se hizo más pronunciado. Mirá las imagenes que captó el drone de El Litoral.
Fernando Nicola (Drone) El fenómeno se puede observar en gran parte del año y es un punto atractivo para la pesca deportiva. Pero ahora, con la bajante del río, el salto se hizo más pronunciado.
Un gran salto de agua se incrementó en los últimos días sobre el arroyo Colastiné y generó la curiosidad de vecinos que se acercaron a registrar en videos el fenómeno natural. “La cascada santafesina”, llegaron a decir los vecinos que se ocuparon de viralizar las imágenes a través de las redes sociales en Internet, “como las cataratas”.
El salto de agua se ubica sobre el arroyo Colastiné, entre la autopista a Rosario y la vieja ruta nacional 11, a pocos kilómetros de su desembocadura en el río Coronda, al sur de esta ciudad homónima. El fenómeno se puede observar en gran parte del año y es un punto atractivo para la pesca deportiva. Pero ahora, con la bajante del río, el salto se hizo más pronunciado y llamó la atención de los curiosos que lo descubrieron.
Para entender un poco más, El Litoral consultó a los geólogos de la Facultad de Ciencias Hídricas de la UNL. “Los saltos de agua no son rasgos extraños en la hidrografía de Santa Fe”, mencionó el investigador Carlos Ramonell, “Los arroyos del sur de la provincia, como el Saladillo, el Pavón, el Del Medio, todos tienen saltos antes de su desembocadura en el Paraná” y “son consecuencias de la história geológica de la región”.
En el caso del arroyo Colastiné, “este salto de agua no es idéntico a los del sur provincial”, explicó Ramonell, quien mencionó luego que su desembocadura se encontraba más al sur a mediados del siglo pasado, mientras que la actual era la secundaria. Y “en algún momento pasó a ser la principal”.
Esto se debe a que “hay muchas intervenciones antrópicas que rectificaron y profundizaron el canal, incluso canalizaciones en toda su cuenca. Y el incremento de pendiente que significó el acortamiento de la desembocadura es responsable en buena medida de la existencia de este salto, que hoy se ve magnificado por la bajante del sistema fluvial del Paraná”, finalizó.
Estos arroyos y ríos menores de la provincia de Santa Fe son materia de investigación permanente de los científicos de la FICH UNL. “Han sido evaluado en forma permanente y, en particular, este arroyo (Colastiné) forma parte de unos cursos de agua que está estudiando el ingeniero agrimensor Alberdi, como parte de su tesis doctoral, para evaluar los límites de inundaciones en ese ambiente”, explicó Ramonell.
“Otro punto a tener en cuenta es el corrimiento que va teniendo aguas arriba a lo largo de los años la caída de agua que hoy parece una novedad, producto de la erosión natural del suelo —advirtió el gelólogo—, por lo que en algún momento de su historia llegará hacia hasta la autopista Santa Fe - Rosario”, y habrá que resolverlo.
Su historia
El arroyo Colastiné es una pequeña corriente de agua que desemboca en el río Coronda —un brazo del río Paraná— cerca de la ciudad de Coronda, en la provincia de Santa Fe. Se trata de un arroyo de curso impreciso que nace en el departamento Castellanos y cruza los departamentos de Las Colonias, San Martín y San Jerónimo. Drena una amplia zona de campos agrícolas con gran cantidad de localidades; por esa razón, parte de su recorrido fue canalizado, y la mayor parte de sus afluentes son también canales artificiales, tales como el Canal Principal Sastre y el Canal Irigoyen; al sur de su cuenca, en los departamentos de Iriondo y Belgrano, recibe el caudal de varios arroyos, tales como los Bajos de las Estacas y de los Perros.
El ambiente que rodea a este arroyo y sus afluentes fue intensamente modificado para ganadería y agricultura, de modo que la flora y fauna de los mismos se vieron también profundamente afectadas. No obstante, cerca de su desembocadura es posible ver aún ranas y tortugas de ríos; y posteriormente a las crecidas Paraná, serpientes tales como la yarará.
En una región muy llana, las sequías causan la interrupción del caudal hídrico, mientras que las lluvias extraordinarias llevan a inundaciones de gran magnitud. La inundación del año 2003, ocurrida a continuación de una precipitación de 300 mm en sólo 72 horas, llevó al anegamiento de gran cantidad de campos y al corte de la autopista Rosario-Santa Fe, una de las rutas más intensamente transitadas del país, ya que el puente del arroyo Colastiné quedó sumergido bajo las aguas. Esto se repite cada vez que ocurre un temporal.