El nivel del río Paraná volvió a descender de forma considerable en el Puerto de Santa Fe y este jueves estaba en 0,64 metros. Con este panorama aparecieron nuevamente los grandes manchones de suelo lagunar en la Setúbal, producto de la sedimentación de limos y arcillas. También se pueden apreciar las zonas que fueron dragadas, sobre la costanera Néstor Kirchner y el canal principal que serpentea desde los pilotes del ferrocarril, a la altura del Faro, hacia el norte.
En este contexto, lo que más preocupa a las autoridades nacionales es garantizar el normal funcionamiento de todas las tomas de agua que abastecen a las plantas potabilizadoras de las diferentes localidades por las que atraviesa el río Paraná, como la ciudad de Santa Fe, entre tantas.
Otra preocupación es la navegabilidad del río, desde Brasil hasta su desembocadura en el Río de la Plata. Aunque el tramo con mayores complicaciones por la bajante es en la zona de Corrientes, donde además el fondo en algunos sectores es rocoso y puede provocar averías a las grandes barcazas transportadoras de granos y otros cargamentos.
Por ese motivo es que este viernes estaba prevista la realización de una nueva reunión vía on line entre las autoridades de Brasil y Argentina. Allí se iba a analizar el comportamiento del río Paraná y se iba a evaluar la necesidad de abrir y cerrar compuertas para permitir el flujo de agua y garantizar así los niveles de descarga de la represa Itaipú.
Sin embargo, todavía rige lo acordado al respecto en la última reunión entre las partes (que fue la novena desde el inicio del déficit hídrico), el pasado 31 de julio, entre ambos países, sobre la bajante en los ríos Paraná e Iguazú.
La Delegación Argentina estuvo compuesta por representantes del Ministerio de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto, del Ministerio de Obras Públicas, de la Secretaría de Energía, del Instituto Nacional del Agua y de la Subsecretaría de Puertos, Vías Navegables y Marina Mercante. Por su parte, la Delegación Brasileña estuvo integrada por funcionarios del Ministerio de Relaciones Exteriores, del Ministerio de Minas y Energía, del Operador Nacional del Sistema Eléctrico y de la Agencia Nacional de Aguas.
La Delegación de Brasil informó que, "en el contexto de las tratativas con el Gobierno paraguayo para asegurar condiciones de navegabilidad en el río Paraná", se garantizó "un flujo con niveles de descarga de la represa de Itaipú de 7500 m3/s durante los días de semana y de 7.100 m3/s durante los fines de semana, desde el lunes 3 al domingo 16 de agosto". También informó que "la represa de Baixo Iguaçu" garantizó un flujo "mínimo de 600 m3/s en dicho río, durante el mismo período temporal".
Asimismo, la Delegación de Brasil informó, también en el contexto del entendimiento alcanzado con Paraguay, que "se mantendrá el nivel del embalse de Itaipú en la cota 217 metros sobre el nivel del mar con una reposición de caudal que garantice que no se reduzca ese nivel".
La Delegación argentina manifestó entonces su "satisfacción" por el caudal disponible aguas abajo de Itaipú, a pesar de las bajas lluvias en la región, y reiteró "la necesidad de contar con un caudal mínimo de 7000 m3/s a fin de garantizar el normal funcionamiento de las tomas de agua de las comunidades ribereñas". Esto es lo que tenía previsto pedir que se garantice en el tiempo el gobierno argentino en la reunión prevista para este viernes a las 16 horas de nuestro país.
El río está a 17 centímetros de la marca de mayo pasado
La gran pregunta que se hacen hoy los santafesinos es cuándo y cuánto de agua llegará a Santa Fe producto de la apertura de la represa. "Estamos administrando la miseria", advirtió el Ing. Gustavo Villa Uría, Subsecretario de Obras Hidráulicas. Ministerio de Obras Públicas, a El Litoral.
El funcionario, que es santafesino, participa de las negociaciones antes mencionadas con Brasil. "Ese agua viene viajando, está a la altura de Corrientes, por lo que durante los próximos diez días el río en Santa Fe se mantendría como está y luego comenzaría a subir sólo un poco", estimó.
Sin embargo, ese leve repunte impactará sólo por unos 30 días y luego "volveremos a estos niveles bajos como los que estamos teniendo, porque arriba no hay agua", advirtió Villa Uría. "Y el escenario climático se mantendría seguramente hasta noviembre o diciembre".
-O sea que la bajante llegó para quedarse un buen rato...
-Yo diría que un buen rato, porque hay algunos análisis que indican que no sería sólo este año sino por varios. Aparentemente se habrían activado algunas cuestiones climáticas que hacen que volvamos a tener el río Paraná como estuvo en la década del '30 o del '40. Hay quienes hablan de una bajante de más que años, quizá más de una década. Porque es un ciclo seco, así como tuvimos antes uno húmedo.
En este contexto, "los embalses brasileros han perdido una parte importante de su almacenamiento, cerca del 10 por ciento -dijo Villa Uría-. Esto mantuvo caudales mayores a los que naturalmente se producen (río más alto). Así los niveles no han bajado tanto. Y de no haberse producido esto estarían seguramente cerca a los de la década del '44".
Ello se debe a que las represas almacenaron agua durante el período anterior. Parte de esa agua es la que están "largando" ahora de forma muy regulada. Pero existe otro factor vinculado a la pandemia: Brasil no necesita producir mucha energía -hay baja demanda- debido a que la industria está semi paralizada. Por lo tanto, no abre demasiado las compuertas para que el agua pase y genere dicha energía hidroeléctrica y, en consecuencia, el agua no llega a nuestro país y el Paraná sigue bajo.
Así las cosas, Brasil pudo mitigar en mayor medida que Argentina la bajante del Paraná, que es natural.
En cuanto a un posible escenario a futuro, Villa Uría advirtió que si bien no se puede predecir con exactitud, hay que "prepararse para el peor escenario. Estos ciclos pueden ser de 20 a 30 años. Así como venimos de un ciclo de aguas altas, puede suceder que estemos ante uno de aguas bajas".
Tenés que leerRealizaron nuevas perforaciones en el lecho de la Laguna Setúbal"Lo que buscamos es garantizar el funcionamiento de las tomas de agua potable, porque si nos quedamos sin agua en las tomas tenemos una catástrofe social, ambiental y política sin precedentes", advirtió el Ing. Gustavo Villa Uría, Subsecretario de Obras Hidráulicas. Ministerio de Obras Públicas.
"Todas las localidades de ambas márgenes del Paraná tuvieron que adecuar sus tomas para que funcionen con el río bajo", explicó luego el funcionario nacional, que es santafesino. "Estamos en una situación sumamente crítica que no se pudo prever porque esperábamos lluvias que no se dieron", aseguró.