La historia de Gabriela, la enfermera covid que soñaba que vacunaba
Es una de las 100 vacunadoras de La Esquina Encendida, el último gran vacunatorio que el próximo 29 de septiembre cierra sus puertas. La enfermera llegó el primer día y se quedó hasta el último. Y no tuvo covid.
Gabriela Cortez. Vacunadora de La Esquina Encendida. El Ltioral.
La enfermera Gabriela Cortez (42) trabajaba en el Viejo Hospital Iturraspe cuando en medio de la pandemia le ordenaron que vaya a vacunar a un nuevo centro dispuesto por el Ministerio de Salud. Era fines de febrero del 2021 cuando colocó la primera vacuna en La Esquina Encendida. Había mucho miedo a los contagios. Y ella estaba preocupada por no infectarse y contagiar su hija adolescente. Lo mismo ocurría con su pareja, otro trabajador esencial del Servicio Penitenciario. Así que cada uno llegaba a la noche al hogar y se desinfectaba. Con los cuidados y las vacunas Gabriela nunca se contagió de covid. Y así como fue la primera vacunadora entre unas 100 personas que trabajaron en ese lugar, el próximo jueves 29 será quizá la última. Porque el Gobierno provincial anunció este miércoles el cierre del gran vacunatorio de la ciudad. Ahora el operativo continuará en los centros de salud barriales y en el territorio.
-Gabriela, el rol que cumplieron ustedes, las enfermeras, fue clave para tratar de sostener la vida en medio del caos. ¿Sos consciente de ello?
-Sí, ahora lo soy. En ese momento era trabajar sin pensar para frenar el virus, y que la mayor cantidad de gente posible esté cubierta con la vacuna para no enfermarse. Porque con el virus caían familiares, amigos, nuestro compañeros. Aquel primer tiempo fue duro. Podíamos caer en cualquier momento. Pero a mí no me tocó. Y acá estamos todavía.
-Así y todo, pusiste cuerpo y alma y lo dejaste todo en el vacunatorio.
-Sí. A mí me convocaron para trabajar en hospital covid. Me dijeron “tenes una hora para pensarlo”. Yo sabía a lo que me tenía que enfrentar. Y dije “sí”.
-No te arrepentís.
-No. Fue un gran trabajo. Soy guía scout. Así que se lo que es el trabajo en equipo. Y creo que acá pude poner en práctica toda esa experiencia. El dar todo sin recibir se vivió a flor de piel en todo momento.
-¿Tenés idea de cuántas vacunas aplicaste?
-No. En geriátricos aplicaba unas 60 a 80 dosis diarias. En la primera instancia en La Esquina Encendida aplicaba de 1.200 a 1.500 vacunas por día. Y en el momento más bravo aplicábamos unas 4.000 vacunas por día.
-4.000 personas, 4.000 brazos, 4.000 rostros por día. Y así cada día. Miles de santafesinos recibieron la vacuna de tus manos. Y quizá gracias a ello se salvaron. ¿Hay algún rostro que se haya quedado en tu memoria para siempre?
-El de los abuelos. Cuando empezamos a vacunarlos venían llorando a recibirla. Y estaban tan agradecidos que no te imaginás. Iban a poder salir, ver a sus nietos, abrazarlos. Venían de una espera de meses. Eso fue muy lindo y nos hizo bien a nosotras.
-¿Les traían regalos?
-Todos los días, miles. Bizcochos, facturas, cartas. Y los “gracias” eran súper importantes.
-¿Cómo era llegar cada noche a tu hogar?
-Volvía muerta de cansancio.
-¿Soñabas que vacunabas?
-Sí (risas), muchas veces. Nos despertábamos hablando de vacunas, cantidades, números…
-¿Te guardaste algún recuerdo de este momento de tu vida?
-Las etiquetitas de los frasquitos de las vacunas. Para que cuando mi hija sea una mujer mayor la vea y sepa lo que nos tocó vivir. Para que no lo olvide.
-¿Cuál es tu mensaje para los santafesinos en este hito de la pandemia, el cierre del último gran vacunatorio covid de la ciudad?
-No se relajen. La pandemia sigue, el virus circula. Porque no veamos la cola en los hospitales no hay que pensar que la pandemia terminó. La vacunación fue crucial para este momento. Pero ha mermado mucho, la gente se relajó y no vino a terminar su calendario de vacunas. Les pido que lo hagan.
-¿Cómo sigue tu vida laboral?
-Con la campaña de Tripe Viral y Poliomielitis. Empezamos en octubre hasta el 13 de noviembre. Los vacunadores de la Esquina encendida nos vamos al territorio a buscar a la gente. Y después de ello espero que nos encuentren un lugar de trabajo en algún efector de salud. Eso es lo que esperamos. Tener continuidad laboral. Somos muchos los trabajadores que dejamos el alma. Y lo merecemos.