A contracara de lo que sucede con la Estancia Colastiné, lugar que el brigadier López supo habitar en los años posteriores a 1830 en la localidad de Arocena, y que hoy luce en ruinas, en la ciudad de Santa Fe se encuentra la "Casa del Brigadier Estanislao López".
El inmueble, ubicado en la esquina noreste de 9 de Julio y General López, fue declarado Monumento Histórico Nacional en 1942, pero con el correr de los años fue perdiendo solidez estructural, denotando graves daños en su interior y exterior. Para su conservación, en marzo del 2019, el gobierno provincial decidió ponerla en valor.
A medidados de 2021, El Litoral recorrió la casona junto a los protagonistas de su restauración. Tras la difícil tarea de hacer resurgir un sitio bicentenario, actualmente el lugar está en buen estado de conservación y allí funciona el Museo Histórico Provincial.
Patio restaurado. Así quedó la vieja casona ubicada en el casco histórico de la capital provincial. Crédito: Fernando Nicola
"Es una casa que tiene un doble valor para el patrimonio santafesino y nacional", destacaba el arquitecto Luis María Calvo, tras la puesta en valor. Al mismo tiempo revalorizaba que esta casona "por un lado está vinculada a una figura histórica provincial como lo es el Brigadier Estanislao López, que aquí vivió y murió, y por el otro lado esta casa representa un momento de la historia y de la cultura arquitectónica, que es la que comienza inmediatamente después de la Revolución de Mayo, que significó cambios en los modos de vida y esta casa los refleja".
Desafíos de la restauración
Jorge Serrao, quien fue jefe de Obra de la empresa constructora Coemyc S.A. durante la restauración, contó los desafíos que afrontaron durante el proceso de restauración: "Cuando entramos a la obra nos encontramos con un panorama bastante complicado por el derrumbe parcial que ocurrió en 2017, donde una parte había colapsado y había sido apuntalada. Esa fue la parte más complicada de la obra porque había que reforzar la estructura, con el fin de que conserve su estado original y a la vez que sea segura".
Durante la intervención tuvieron que desarmar ladrillo por ladrillo hasta encontrar la parte sólida, "después hacer los refuerzos dentro de las técnicas originales que se usaron para la construcción y a la vez darle el toque moderno para su seguridad. La pared que sufrió con el colapso se rehízo con materiales originales en un 90%, ya que cuando se derrumbó la gente que trabajó en su momento acopió todo el material de adobe y fueron los mismos que utilizamos para su reconstrucción".
Serrao indicó que para la reconstrucción se contrataron artesanos que se encargaron del moldeado de los ornatos exteriores, entre otras tareas. "Hubo que tomar muestras y hacer copias de todos los detalles. Prácticamente en los adornos de la fachada se hizo todo nuevo".
La historia, corregida
La denominada Casa del Brigadier no era en verdad de su propiedad. De acuerdo a los documentos históricos, dicha vivienda pertenecía a la esposa de López, Josefa Rodríguez del Fresno.
Rodríguez del Fresno era hija de Manuel Rodríguez, un gran médico al que llamaban "el higienista de la montonera", cuyos restos yacen sepultados en el Convento de San Francisco y el Hospital Protomédico de Recreo lleva su nombre. Es por este motivo que hoy hay quienes ponen en discusión este dato histórico y reclaman que se deje de designar la edificación como "La casa del Brigadier".
Así lucía la estancia en 1999, año en el que fue declarada monumento provincial. Crédito: Luis Cetraro
¿Qué suerte correrá la estancia Colastiné?
A más de 50 kilómetros de la capital provincial, la Estancia Colastiné, declarada Monumento Histórico Provincial en el '90, espera un guiño del destino. Si bien es una utopía ponerla en pie y volver a la originalidad algunos de sus espacios derrumbados.
Como bien señaló el historiador Alejandro Damianovich, un especialista en la vida del brigadier, la estancia es "un testimonio valiosísimo de la vida rural de López", y agrega que a pesar de ser "irrecuperable", "lo que podría hacerse es una puesta en valor del tipo arqueológico, como las ruinas de Cayastá. Para que sean un testimonio para las nuevas generaciones".
El frente de la vieja casona. La foto fue tomada en 2001 y está atesorada en el archivo de El Litoral.
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