La artista alemana retrató la identidad y la soledad en un mundo hostil, signado por el ascenso del nazismo. Su historia es un testimonio de valentía en medio de la adversidad.
Tres obras de Anita Ree. Foto: Kunsthalle de Hamburgo / Colección privada
Anita Rée, una figura importante del arte alemán del siglo pasado, nació el 9 de febrero de 1885 en Hamburgo y falleció el 12 de diciembre de 1933 en Kampen. Proveniente de una familia judía acomodada, su vida y obra se hacen eco de la riqueza cultural de su época y de las trágicas realidades del antisemitismo que marcaron su vida.
Hamburger Kunsthalle
Desde muy chica, Rée demostró talento para la pintura. Estudió con el pintor impresionista Arthur Siebelist y luego se trasladó a París para aprender con Fernand Léger, adscrito al cubismo y figura de la vanguardia. Con el tiempo, el estilo de Anita cambió, incorporando elementos del cubismo y el fauvismo, pero siempre con una mirada muy propia para retratos y autorretratos.
A partir de 1919, se unió al movimiento Hamburgische Sezession (Secesión de Hamburgo), un grupo que promovía nuevas corrientes y estilos en el arte. La asociación deseaba mejorar las condiciones para el desarrollo de las bellas artes en la ciudad, dominada desde siempre por el comercio.
Meister Drucke
Realzar la identidad
La obra de Rée se caracteriza por su análisis de la identidad, un tema muy unido a su propia experiencia como mujer judía en una sociedad cada vez más hostil, en particular tras el ascenso del nazismo. Sus cuadros reflejan empatía hacia las minorías y una búsqueda del lugar en el mundo.
El sitio web de la Kunsthalle (sala de arte) de Hamburgo señala que “Anita Rée es una de las artistas más fascinantes y enigmáticas de la década de 1920. En muchos aspectos, vivió una vida entre mundos: como mujer independiente en un ámbito artístico que oscilaba entre la tradición y el modernismo, como artista regional con aspiraciones internacionales, y como nativa de Hamburgo criada en un entorno protestante, con raíces sudamericanas y judías”. Según la misma fuente, las obras de Rée también reflejan los cambios en la sociedad moderna a principios del siglo XX.
Hamburger Kunsthalle
El intento de borrar su obra
A pesar de su éxito artístico, la vida personal de Rée estuvo marcada por la tragedia. En 1932, ante el auge del nazismo y las crecientes prácticas antisemitas, se vio obligada a huir, lo cual derivó en una crisis emocional y económica que culminó en su suicidio el 12 de diciembre de 1933. En una carta dirigida a su hermana, expresó su desesperación ante la locura del mundo que la rodeaba.
El régimen nazi atacó su vida personal y su trabajo al descalificarlo como “arte degenerado”. De hecho, en 1937, muchas de sus obras fueron directamente eliminadas de las colecciones museísticas. Sin embargo, un conserje del Kunsthalle Hamburg, salvó varias pinturas escondiéndolas en su propia casa.
Colección privada
Eva Casini, en su artículo “Me he perdido en el mundo. Un retrato de Anita Rée”, la describe como una “intelectual que tomó su profesión de artista muy en serio, a pesar de carecer de una educación académica y de tener una confianza inconsistente en su propio talento”. Y agrega que fue una artista “cuyo trágico destino silenció la memoria de su obra”.
Siempre actual
Pero los intentos por borrar su memoria fueron en vano: en 2017, el Kunsthalle Hamburg le dedicó una retrospectiva completa que destacó sus contribuciones al arte y su singular perspectiva como mujer artista en una época turbulenta.
Meister Drucke
“En pinturas intensamente conmovedoras, Rée retrata tanto a personas de diferentes orígenes como a sí misma como un ser extraño. Sus íntimos desnudos femeninos continúan tocándonos hoy en día. Retratos de caballeros de sociedad, el paisaje del sur como un lugar de anhelo, figuras mundanas con matices religiosos o animales solitarios en dunas desoladas reflejan la amplia variedad de sus motivos”, indicaron en ese momento desde la sala de arte.
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