Los trazos sagrados de Valdés Mujica: entre la devoción y la innovación artística
El laquista chileno se centró en temáticas sacras con una técnica singular en la pintura de laca. Ahondar en su obra es adentrarse en un universo donde convergen lo divino y lo estético. El recuerdo de sus muestras en Santa Fe.
Algunas de las obras de Carlos Valdés Mujica, centradas en la fe cristiana. Foto: Zurbarán / Arrematearte
En una presentación realizada en Buenos Aires, la escritora y artista plástica santafesina Beatriz Vallejos, fallecida en 2007, dijo que aunque no podía precisar señaló que el encuentro con el pintor chileno Carlos Valdés Mujica en 1958 y la adquisición de la técnica de la pintura en laca fueron para ella una revelación. Lo revela Osvaldo Aguirre en el artículo “Beatriz Vallejos, brillos en un ala de alguacil”, que publicó Clarín en el año 2021. ¿Quién fue este laquista, capaz de despertar una nueva vocación en alguien con la sensibilidad de Vallejos?
Arte de la Argentina
Carlos Valdés Mujica nació en la ciudad chilena de Valparaíso en 1904. Su devoción por la temática sacra y el desarrollo de una técnica singular lo distinguieron en el ámbito artístico. Desde una edad temprana, bajo influencia materna, entró en el mundo del dibujo, del que no saldría nunca.
Su traslado a Argentina en 1941 fue un capítulo significativo para su carrera, dado que expuso obras en espacios tanto de Buenos Aires como de Montevideo, Uruguay. Es en esta etapa donde consolidó su estilo, especializándose en la pintura de imaginería sobre laca, inspirado en los antiguos íconos bizantinos. Esta técnica, de origen oriental, implicaba el uso de tiza, cola y aceite de linaza sobre madera.
Mutual Art
Uno de los hitos de su trayectoria fue la creación del retablo de la Última Cena, encargado por el gobierno de la provincia de Mendoza, para la capilla del Hospital Central en 1943. Este cuerpo mural de madera en tres paños no sólo testimonia sus conocimientos técnicos, sino también su compromiso con los motivos religiosos.
El Portal Arte de la Argentina sostiene que “en sus obras, el predominio de dibujo, de la línea, sumado al problema de destacar los contornos de la figura constituye su idea fundamental. Realizó una pintura plana, en la que no hay interés en el volumen, pues como dijo Luis Biritos: sus figuras son verosímiles pero no reales”.
Zurbarán
En el texto de su autoría titulado “Valdés Mujica: Puente entre la poesía verbal y la poesía visual de Beatriz Vallejos”, María Amelia Arancet Ruda se refiere a la estética del artista como rica en sugerencias debidas a elementos plásticos multiplicadamente sensoriales, gracias a la manera en que son trabajados y a su sintaxis visual. “La línea de Valdés Mujica es preponderantemente curva, de un trazo firme y sutil a la vez. Esto es: muy disciplinado, que en su proliferación estampa un plano rico en diseño, contenido en su abundancia y, a la par, decorativo”, agrega.
“Un oasis de amor”
En 1948, se realizó una muestra en el Museo Municipal de Bellas Artes de Santa Fe con lacas del creador protagonista de este artículo. No era la primera vez que exponía en Santa Fe, pero en este caso Diario El Orden publicó, en su edición del 2 de noviembre, una referencia bajo el título “Revelación de un arte magnífico son las lacas de Valdés Mujica”.
Archivo El Orden / Hemeroteca Digital Castañeda
“En la hora en que vive el mundo, el arte de Valdés Mujica, es un oasis de amor jesucristiano, de vivo regreso al espíritu, en el que disipan los egoísmos, la maldad, la lujuria y la malquerencia. Reconforta, pues, al ánimo inquieto del hombre actual redescubrir en cada una de sus tablas, lo ultraterreno que existe en la criatura, la fina esencia sutil y maravillosa que rebulle en la conciencia humana, como testimonio de propio acabamiento y de su supervivencia temporal, que va demorándose en la línea, el color y la armonía estética como fuente de perduración, encadenamiento con las antiguas generaciones y el devenir universal”, señala uno de los párrafos del artículo, que aparece acompañado por una reproducción de la obra “San Antonio predicando a los peces”.
La poeta Beatriz Vallejos, cuyo encuentro con Valdés resultó clave para su vocación. Foto: Archivo El Litoral
Carlos Valdés Mujica murió en 1961 en Buenos Aires, pero su técnica inconfundible y su sensibilidad lo elevan como una figura emblemática en el panorama artístico latinoamericano.
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