Reina Kochashian: la grabadora de la "misteriosa alegría"
De origen armenio, sus grabados se inclinaron hacia la abstracción geométrica. Su capacitación con maestros, su destreza técnica y su capacidad de imaginar forjaron un legado relevante. Las muestras que hizo en Santa Fe.
Según escribió Taverna Irigoyen en El Litoral, en las obras de Kochashian la atmósfera “se ve admirablemente potenciada por tintas cromáticas que oscilan entre el azul turquesa puro, el magenta, el rojo bermellón y los dorados”. Foto: Arte de la Argentina
En varias oportunidades, en este mismo espacio, se abordó el grabado y sus vertientes, a la luz de la obra de artistas de variado origen. En esa lista debe figurar, sin dudas, Reina Kochashian, una creadora de origen armenio que nació en 1923 y que llegó a la Argentina una década más tarde. En este país, del cual se convirtió formalmente en ciudadana en 1954, forjó la mayor parte de su obra artística.
Amigos del Museo de Bellas Artes
La calidad de la producción de Kochashian se explica, en parte, por los maestros bajo cuya guía aprendió. Se acercó a la cerámica con José de Bikandi, a quien se recuerda por su interés en proyectar en Argentina la tradición técnica y formal de raíz hispánica.
También pudo establecer contacto con la escultura junto a Carlos de la Cárcova, hijo de Ernesto de la Cárcova, creador de obras como el Homenaje al Ballet Nacional. Pero la influencia fundamental para Kochashian provino, sin embargo, de su acercamiento al grabado bajo la guía de Fernando López Anaya en Argentina y Johnny Friedlander en Francia.
Amigos del Museo de Bellas Artes
Al primero, se le debe la renovación de esa técnica en el país, el segundo, por ser desde Europa uno de los pioneros del proceso de grabado al aguatinta. Al aprendizaje desarrollado por Reina en Francia, donde estudió en los Talleres de la Manufactura Nacional de Sèvres, se suma su paso por ámbitos artísticos de Berlín Occidental, en tiempos en que Alemania todavía estaba surcada por el muro.
Particularmente, el trabajo de Kochashian se caracterizó por su tendencia hacia la abstracción geométrica. Son conocidas y valoradas sus series “Diastima” y la “De la Eternidad”. Además de recibir varios premios hasta su muerte, ocurrida en 1995, desplegó sus obras en muestras realizadas en Brasil, México, Alemania, Italia, Austria, Yugoslavia y Japón.
Moma
Pilar Altilio, en el artículo titulado “Maestros grabados en la memoria”, que publicó Clarín el 24 de agosto de 2018, realiza una reseña sobre las 40 obras del patrimonio del Museo Nacional del Grabado que se exhibieron en la Casa Nacional del Bicentenario. Se refiere a Kochashian en los siguientes términos: “destaca por su cualidad en la chapa para hacer aguafuertes con personajes muy identificables por una gran profusión de detalles”.
“Color con alma”
Los datos encontrados sobre esta grabadora argentina de origen armenio en los archivos de El Litoral, permiten señalar que su obra se pudo observar varias veces en la ciudad de Santa Fe. Una de ellas, la tercera, fue en el año 1967 en el espacio llamado “El galpón”.
Arte de la Argentina
En la edición de El Litoral correspondiente al 31 de mayo de 1967, el crítico Jorge Taverna Irigoyen publicó una reseña dedicada a la artista, donde puso de relieve “su firme calidad grabadora” y la sensibilidad sutil existente detrás de los artificios propios de este viejo arte de la imprenta. “Reina Kochashian posee ambas virtudes: la que da el paciente aprendizaje, y esa otra que late en los pronunciamientos vitales de las cosas y de los seres”, afirmó.
“Esta grabadora demuestra poseer, además de una conciencia de imagen, la más importante y valedera ‘conciencia de imaginar’. Sus grabados en metal así lo atestiguan, al pasar de la forma en sí y trasponerla a la calidad de sensación abstracta, de naturaleza metafísica, de ‘color con alma’. Sus series ‘Diastima’ -ya iniciada y exhibida el año anterior y la titulada ‘Historia de la eternidad’ demuestran sin ambages la misteriosa alegría que vuelca sobre la plancha”.
Archivo El Litoral / Hemeroteca Digital Castañeda
“Mucho de su sangre armenia se descubre y no necesariamente en los signos idiomáticos con que suele ornar el plano), a través de una atmósfera extrañamente simbólica, casi intemporal. Esta atmósfera se ve admirablemente potenciada por tintas cromáticas que oscilan entre el azul turquesa puro, el magenta, el rojo bermellón y los dorados. Pero aquí no terminan sus ‘espectros’. Por tricomía, suma de pigmentos, van naciendo los verdes y los violetas y una gama extensísima de valores, que deslumbran al ojo del contemplador a medida que los recorre”, agregó.
“En esta sinfónica ambientación cromática, Reina Kochashian desarrolla ‘el tiempo circular’ de las cosas, imbricando las planchas grabadas entre sí, colocándolas una tras otra, y creando una secuencia de imágenes que -sin discusión- nos hacen ‘leer’ las obras en el orden de las páginas de un libro”, afirmó luego.
Webumenia
Para finalizar: “‘Las Kenningan’, ‘La doctrina de los cielos’ y la citada ‘Historia de la eternidad’ son capítulos bellamente intensos en forma, en color, en sugestión, a través de los que se narra figuras octaédricas, dodecaédricas, rostros imprevistos, leyendas en lenguas extrañas) parte de los sueños, de las leyendas griegas y armenias. Parte de los fantasmas del recuerdo que Reina Kochashian puede olvidar, gracias al arte”.
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