¿Qué secretos esconde "La ronda de noche" de Rembrandt?
Esta obra maestra del arte barroco contiene detalles que todavía hoy generan debate. A través del uso de la luz y la sombra, Rembrandt logró un dinamismo sin precedentes.
Fragmento de “La ronda de noche”, uno de los mejores testimonios de la genialidad de Rembrandt. Foto: Rijksmuseum de Ámsterdam
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Hace 355 años, el 4 de octubre de 1669, murió en Ámsterdam uno de los genios de la pintura barroca, Rembrandt Harmenszoon van Rijn. Numerosas obras de su autoría le brindaron inmortalidad, pero hay una pieza que, en particular, lo representa en su máxima expresión: “La ronda de noche”, que integra la exposición permanente del Rijksmuseum de Ámsterdam.
"Autorretrato con boina y cuello vuelto", de Rembrandt. Foto: Gallery of Art, Washington DC
Finalizada hacia 1642, “La ronda de noche” cambió el concepto de los retratos de grupo. Este lienzo, que representa a una milicia ciudadana de Ámsterdam, destaca por su uso del claroscuro, técnica que Rembrandt manejaba a la perfección. Que da pie a un ambiente cargado de misterio y dramatismo. Los personajes parecen moverse y dialogar entre ellos, algo inusual para las representaciones estáticas de entonces. La pintura muestra también a Rembrandt como un gran cronista del alma humana: cada rostro está cargado de expresividad.
Miguel Calvo Santos opina que es un “ejemplo perfecto de la llamada ‘Edad de Oro del arte holandés’. Para el especialista, en “La ronda de noche” se observar una composición ‘cuidadosamente caótica’, con ejes en varias direcciones. “Rembrandt escapa de lo típico para mostrar el dinamismo y la tensión de un grupo de soldados a punto de empezar su misión. Odiaba más que nada los aburridos retratos corporativos así que decidió darle una vuelta de tuerca consiguiendo no solo originalidad, sino una evidente expresividad dramática y plástica”, agrega Calvo Santos.
Rijksmuseum de Ámsterdam
En similar sentido, Regina Sienra sostiene que “la pintura completa contiene 34 figuras, incluyendo los miembros de la guardia voluntaria, un abanderado militar, un tamborilero y una niña. Es único por su enorme tamaño, así como por la recreación de figuras en un retrato de un grupo en acción. Rembrandt usa la composición, así como la luz y la sombra para crear una jerarquía dentro del cuadro”.
De modo que “La ronda de noche” es un testimonio de la genialidad de Rembrandt y de su capacidad para convertir un mero encargo (la obra fue pedida al pintor por la Corporación de Arcabuceros de Ámsterdam) en una obra de arte inmortal.
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