El horror invisible de la Primera Guerra Mundial: la historia detrás de "Gaseados"
La obra del artista estadounidense, un óleo de gran formato, retrata a un grupo de soldados cegados por el gas mostaza. Un registro del sufrimiento humano que todavía impacta.
Fragmento de “Gaseados” de Singer Sargent. Foto: Museo Imperial de la Guerra
La Primera Guerra Mundial fue una de las más grandes y crueles heridas que se auto infligió la humanidad. Entre los horrores de ese conflicto, aparece la introducción de gases venenosos, una de las innovaciones más temidas y, lamentablemente, efectivas. La utilización de cloro, fosgeno y gas mostaza buscaba causar muertes, pero también incapacitar a las tropas enemigas y desviar recursos médicos para el tratamiento de los heridos.
Centro de Arte Británico de Yale
Los gases venenosos fueron devastadores: aunque representaron un porcentaje mínimo de bajas en combate, su efecto psicológico fue tremendo: los soldados vivían con el temor constante de un ataque químico, lo que generaba ansiedad y desconfianza en las trincheras. El gas mostaza, introducido en 1917, fue uno de los peores, ya que producía quemaduras en la piel y daños en los pulmones.
Centro de Arte Británico de Yale
El pintor John Singer Sargent, que tenía más de 60 años y un prestigio bien ganado durante los años de la guerra, recibió un encargo de parte del gobierno británico: una pieza artística para reflejar la contienda y dejar registro de aquellos años de dolor. En busca de inspiración, Singer Sargent se topó con un grupo de soldados que habían sufrido en carne propia, durante la Batalla de Arrás, el gas mostaza. Y se dio cuenta de que debía mostrar eso. Así surgió “Gaseados”, un óleo sobre lienzo de seis metros de largo y dos de altura, que se conserva actualmente en el Museo Imperial de la Guerra.
Centro de Arte Británico de Yale
De retratista a cronista bélico
Singer Sargent, que nació un día como hoy, 12 de enero, de 1856, había estado lejos de los campos de batalla. Según datos del Museo Thyssen Bornemisza, es considerado el “más afamado retratista de sociedad del último tercio del siglo XIX”. Durante su vida coleccionó arte, fue amigo de personalidades como Claude Monet, Henry James e Isabella Stewart Gardner, fue miembro de la Royal Academy of Art de Londres, de la National Academy of Design de Nueva York y de la Legión de Honor francesa. A partir de 1907 abandonó el retrato y luego realizó obras vinculadas con la Primera Guerra Mundial.
La obra completa. Foto: Museo Imperial de la Guerra
Terminó “Gaseados” en 1919, poco después del final de los enfrentamientos. Muestra una fila de soldados vendados, cegados por los gases, que deben ser acompañados por una especie de “lazarillo”, en medio de un campo de batalla, donde se observa la devastación de la batalla. La pintura fue restaurada hace pocos años por especialistas del museo que la conserva. La acción demandó dos años y un millón de libras esterlinas, para recobrar colores y detalles de la pintura, de modo de hacerla más accesible para los visitantes.
El Museo Imperial de la Guerra, donde se conserva la obra. Foto: Gentileza
Rafa de Miguel escribió, en un artículo para El País que fue reproducido por La Nación en 2023, que “Gaseados” es uno de los cuadros más venerados por los británicos. “Deja atrás ese empeño de la pintura de guerra del siglo XIX en glorificar victorias y gestas de un imperio a punto de entrar en decadencia para mostrar el lado más humano del heroísmo. El sacrificio, la pérdida, el sufrimiento, la solidaridad y la esperanza de redención de unos hombres jóvenes que avanzan a ciegas por los rescoldos de un conflicto mundial absurdo”.
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