La cifra representa una baja del 2,2% del rodeo nacional respecto del mismo indicador del año anterior, equivalente a 1,16 millones de animales menos en el stock.
Finalmente se confirmó el dato que gran parte delsector ya descontaba, es decir, una nueva caída enel stock ganadero nacional. De acuerdo a los datosoficiales publicados por la Secretaría de Agricultura,Ganadería y Pesca de la Nación, en base a los datosque los ganaderos ingresan al SIGSA, la cantidadde bovinos existentes al 31 de diciembre de 2024,ascendía a 51.626.909 cabezas.
La cifra representa una baja del 2,2% del rodeo nacional respecto del mismo indicador del año anterior, equivalente a 1,16 millones de animales menos en el stock.
Sin dudas, el factor climático ha sido el mayor determinante de la caída que se observa en los últimos dos años. Sin embargo, al analizar la evolución que ha tenido el stock ganadero en los ciclos, se observa una tendencia decreciente prácticamente desde el año 2018, cuando Argentina apenas lograba recuperar los 55 millones de cabezas, luego de la gran primera caída finalizada en el año 2010.
Por lo tanto, más allá de esta última seca, también deben considerarse otros factores intervinientes dentro de este proceso de estancamiento y pérdida de hacienda que Argentina viene sufriendo en los últimos años.
En este sentido, desde aquella gran caída del stock ganadero causada tras la sequía de los años 2008/09, donde se perdieron cerca de 10 millones de cabezas, no hubo a nivel nacional un programa concreto de apoyo al sector para la recuperación de ese stock.
Por el contrario, lo sucedieron años de intervenciones y restricciones comerciales que limitaron y desincentivaron Los daños de una seca sobre un sector con años de desatención.
Sin dudas, el factor climático ha sido el mayor determinante de la caída que se observa en los últimos dos años.
Sin embargo, al analizar la evolución que ha tenido el stock ganadero en los ciclos, se observa una tendencia decreciente prácticamente desde el año 2018, cuando Argentina apenas lograba recuperar los 55 millones de cabezas, luego de la gran primera caída finalizada en el año 2010.
Fuertemente el crecimiento de la producción, sumados, en los últimos años, a un fuerte desajuste macroeconómico que terminó de configurar un escenario muy poco propicio a una fase de reconstrucción.
En este contexto, sobre un sector ya castigado, la sequía que sufrió gran parte del territorio nacional en los últimos dos años, terminó haciendo estragos, golpeando el corazón productivo de la ganadería nacional. Entre las provincias de Buenos Aires, La Pampa, Córdoba y Santa Fe, el año pasado se perdieron más de 850 mil cabezas de vacunos, lo que explica el 75% de la caída a nivel nacional.
Se trata de provincias que reúnen cerca del 65% del stock nacional pero que, por su elevada productividad, aportan el 70% del total de terneros logrados anualmente.
En efecto, este año el número de terneros y terneras registrados por stock asciende a 14,6 millones, prácticamente sin cambios respecto de los logrados durante el ciclo previo, pero lejos No obstante, más allá del número de terneros logrados, aún existen categorías que siguen sin recuperar terreno.
El caso más emblemático es el novillo, donde la caída del stock ya es estructural, desde los 4,7 millones de novillos registrados en 2007 a los 2,23 millones contados en este último stock. En efecto, el año pasado se perdieron casi 100 mil novillos del stock, por lo que, lejos de moderar su caída, registra la baja más pronunciada en los últimos siete años.
Este dato pone de manifiesto el gran desafío que enfrenta el sector frente a la necesidad de aumentar la producción de carne con un stock ganadero cada vez más restringido.
En definitiva, frente a una ecuación que indefectiblemente obliga a recomponer estas categorías de animales más pesados pero que tanto cuesta incentivar en contextos tan cambiantes e inestables como los que de los 15,1 millones registrados en 2022.
No obstante, más allá del número de terneros logrados, aún existen categorías que siguen sin recuperar terreno. El caso más emblemático es el novillo, donde la caída del stock ya es estructural, desde los 4,7 millones de novillos registrados en 2007 a los 2,23 millones contados en este último stock.
En efecto, el año pasado se perdieron casi 100 mil novillos del stock, por lo que, lejos de moderar su caída, registra la baja más pronunciada en los últimos siete años. Este dato pone de manifiesto el gran desafío que enfrenta el sector frente a la necesidad de aumentar la producción de carne con un stock ganadero cada vez más restringido.
En definitiva, frente a una ecuación que indefectiblemente obliga a recomponer estas categorías de animales más pesados pero que tanto cuesta incentivar en contextos tan cambiantes e inestables como los que ha tenido que atravesar la ganadera argentina en las últimas décadas.
Pero además de los novillos, existe otra categoría en alerta cuya caída no debe soslayarse. Se trata de las vaquillonas, una categoría esencial para sostener la reposición de vientres en producción, que viene resignando existencias desde el año 2017 y cuya caída se ha acelerado en los últimos dos ciclos.
En 2024, la faena anual de vaquillonas superó los 4 millones de cabezas sobre un total de existencias al inicio del ciclo de 7,36 millones, lo que refleja una extracción del 54% del stock inicial.
Como consecuencia de ello, sumado a una aparente menor reposición de terneras, el stock de vaquillonas al cierre del año pasado cayó en 475 mil cabezas arribando a una existencia final de 6,88 millones, quedando así cada vez más distante de los 8,25 millones de vaquillonas en stock contabilizadas en 2016.
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