En la cuenta regresiva de su ingreso al cuadrilátero del Luna Park, el quilmeño Sergio "Maravilla" Martínez confesó que presentarse a boxear en semejante escenario lo vive "como un regalo de la vida" y que confía en derrotar este martes al colombiano Jhon Jairo Teheran para seguir acercándose a una oportunidad de volver a disputar una corona mundial.
Mirá tambiénEl "Chino" Maidana vuelve al LunaEl doble ex campeón mundial mediano, cuyo récord es de 56-3-2 con 31 definiciones antes del límite, desgranó sus sensaciones en una entrevista exclusiva concedida a Télam.
-A horas de subir al ring del Luna Park, ¿cuáles son tus sensaciones?
Estoy muy tranquilo, muy contento, muy feliz. Estoy en un período, en un tramo de mi vida que es espectacular. Disfrutando y valorando muchísimo cada instante que me toca vivir. Estoy pasando una etapa que jamás había pasado a nivel emocional.
-¿Ni cuando eras una estrella del boxeo a escala internacional?
-Exacto. No había logrado conseguir este equilibrio. Repito, no es una sensación, es el equilibrio que tengo. Ni siquiera cuando era campeón, ¿sabe? El libra por libra, cuando peleaba con bolsas millonarias, eran realmente muy grandes, y todo era dulce, y todo era brillante. Y todo era oro, diamantes. Ni siquiera entonces.
-¿Cómo surgió la chance de pelear en el Luna Park?
-Me comentaron esa posibilidad hace unas seis semanas. Pelear en el Luna en una velada completamente atípica. Por empezar, un día martes, que me parece fantástico, muy bonito, cortar la semana con una velada de boxeo. Yo lo recibo como un regalo, como un regalo de la vida, algo inesperadísimo en una velada donde se presentará la serie de Ringo Bonavena. Habrá tres o cuatro combates y el último será el mío con el colombiano John Jairo Teheran.
-Es un buen rival. El muchacho tiene 15 nocauts de 18 triunfos, así que si bien no le ha ganado a rivales de relevancia, se nota que tiene la mano pesada. Es un compromiso bonito, que tengo que atravesar, enfrentar, hacer las cosas bien como hasta ahora. Silbando bajito, pisando despacito cada uno de los pasos que voy dando en el boxeo. Con mucha tranquilidad. Sin prisa alguna. Es extraño, porque tengo 48 años y no estoy apurado para nada.
-¿Y tus ilusiones de volver a disputar un campeonato del mundo?
-Sé que estando número 2 en el ranking de la AMB, la posibilidad va a surgir en cualquier momento. Va a llegar la chance mundialista. Sé que va a ser así, por una cuestión de decantación, por inercia, por posición, por efectividad en mi carrera, por historia, por récord. Hay muchas razones. Estoy ahí de un título del mundo. Ahora la AMB dictaminó que el campeón, el cubano Erislandy Lara, va a combatir con Michael Serafe, lo cual me pone muy contento, porque Serafe es un muchacho que conozco, que conocí en la convención de la AMB. Y es un boxeador manejado por mi propio mánager.
-En su momento dijiste que, llegado el caso, preferías enfrentar a Gennady Golovkin y no tanto a Lara. ¿Seguís pensando lo mismo?
-Boxear contra el cubano representa mucha dificultad y estar cara a cara con Golovkin representa mucho peligro. Lara tiene interesante dotes defensivas. En ataque Golovkin es muchísimo más peligroso, es sólo ese trabajo, que no es poco, por supuesto, pero es sólo ese trabajo. Es un boxeador de ataque franco, abierto, peligroso en extremo. Ahora, Lara se planta en defensa, comienza a caminar y es muy difícil encontrarlo en el ring. Y cuando ataca, también es peligroso. Entonces, uno a dos rivales por vencer. El Lara que defiende y el Lara que ataca. Y para mi punto de vida, eso lo hace más complicado que Golovkin, pese a que es de una pegada devastadora.
-¿Cómo evaluás tu preparación?
-Excelente. Estoy centrado en el 150 mil por ciento en el colombiano. En el trabajo que tengo que hacer. En explotar mis cualidades, en trabajar al máximo mis virtudes, minimizar mis falencias. Y ahí ya tengo trabajo. Mi desafío en el ring va a ser mucho más que enfrentar a Teheran. Estará presente mucho público que no es habitual en veladas de boxeo y tendré que encargarme de que esa gente se vaya contenta y feliz de haber visto un buen espectáculo. No a un hombre de 48 años que sube a partirse la cara delante de un rival. No puedo, no debo ni quiero mostrar eso. Yo tengo que mostrar otra cosa. Además de ganar, ganar y ganar y después volver a ganar, me impongo la carga de que mi boxeo debe gustar. Porque estaré en el Luna Park. Me miro en el espejo y me digo: vas a estar en el Luna Park. En el Luna Park se consagró Nicolino Locche, se consagraron Carlos Monzón, Víctor Galíndez, Latigo Coggi, Jorge Castro, Omar Narváez, la Tigresa Acuña. Hay un historial brillante, que me pone la piel de gallina y me llena de emoción. No llegué jamás a creer que un día iba a subir al ring del Luna Park. Me llena de alegría, de orgullo, de emoción.
-¿Viniste a Buenos Aires con el mismo equipo que trabajás en Madrid?
-Con el mismo. Trabajamos desde el 11 de enero. Mi preparador físico es David Navarro, hace tres años trabajamos. Es increíble cómo me trae. Mi entrenador es Agustín Rodríguez, Tinín, vamos poco a poco conociéndonos y él va encontrando la mejor manera de explotar lo mejor de mí. Y con mi nutricionista Jaime Bermejo y mi médico Antonio Hernández, tengo un equipo espectacular, que me hace sentir muy respaldado. Me hacen sentir a gusto. Los entrenamientos apuntan a "mejor es mejor", no a entrenar más, me dice el profe, David. Recuerdo que cuando empezamos, me dijo que su trabajo era a apuntar a que el día que subiera a un ring a boxear, me olvide mi rodilla lastimada. Esa rodilla que tantos dolores de cabeza me dio. Y lo consiguió. Cada día me muevo mejor en el ring. Cada día tengo más fuerza y más velocidad. Les agradeceré eternamente.
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