Es la edición 91 de un partido que tiene una historia que arrancó el 1º de agosto de 1948, con la victoria sabalera por 1 a 0 con gol de Salomón Elías de tiro libre. A partir de allí, se fueron sucediendo los enfrentamientos, muchas veces cortado porque uno ascendía y el otro descendía. El tiempo mayor sin clásicos se dio en la década del 80. Fue lo que duró desde aquel partido en Rosario de 1981 (1 a 1 en el Metro de ese año) hasta la vuelta a medirse, esta vez en la B en noviembre de 1988. Más de siete años sin clásicos, una sequía que provocó que se extrañara este cosquilleo tan especial que se vive hoy.
Desde la mañana, como es natural, todo se circunscribía a hablar de lo que podía ocurrir en el encuentro de esta tarde. Colón se concentró ayer al mediodía en el Hotel de Campo y Lavallén, como es habitual, dio una charla con video incluido antes de la cena. Unión lo hizo anoche en Casasol, sin alterar en absoluto el ritmo normal y como si se tratara de un partido más.
Las boleterías del 15 de Abril mostraban ayer un movimiento inusual y hoy continuaba desde temprano la venta de las pocas entradas que habían quedado disponibles para este partido que, naturalmente, tiene ese marco multitudinario de siempre.
Cualquier especulación previa puede quedar desactivada rápidamente en esta clase de partidos, donde entran a jugar otras cuestiones. Lo mental, la predisposición, la manera de superar las contingencias, son algunas de las cuestiones que se valoran, a veces por encima de otras, en estos partidos.
Colón llega al partido viviendo un momento muy especial. Debe ser la primera vez, en 91 ocasiones, que Colón no ve en este clásico ese partido “aparte” y fundamental. No será lo mismo ganarlo que perderlo, lógicamente, pero el objetivo de Colón apunta a otra cosa y tiene fecha, lugar y rival: 9 de noviembre de 2019, final de la Copa Sudamericana en Asunción del Paraguay ante Independiente del Valle de Ecuador.
Para Unión, una buena ocasión de apuntalar esa recuperación matemática experimentada en los últimos dos partidos (cosechó 4 puntos sobre 6), dejando de lado ya la sucesión de derrotas que preocupó en demasía al fútbol rojiblanco hace apenas un par de semanas atrás.
Patricio Loustau dirigía su cuarto clásico, igualando el récord de otros que inscribieron la misma cantidad de veces su nombre, como Horacio Elizondo o Claudio Martín. Además, con la edad que tiene, es posible que “Pato” Loustau tenga la chance de dirigir algún clásico más y así pasar decididamente a la historia.