Fuerte cimbronazo en el mercado de pases del fútbol argentino. Cristian Medina dejará Boca Juniors, a cambio de una cifra millonaria, y su futuro próximo estaría en otro club del país.
El mediocampista de 22 años deja la institución de La Ribera para desembarcar en La Plata. Su pase pasará a pertenecer al magnate estadounidense Foster Gillett.
Fuerte cimbronazo en el mercado de pases del fútbol argentino. Cristian Medina dejará Boca Juniors, a cambio de una cifra millonaria, y su futuro próximo estaría en otro club del país.
El mediocampista Xeneize finalmente no se irá al Fenerbahçe de Turquía como se había especulado y, en cambio, continuaría su carrera en Estudiantes de La Plata, entidad conducida por Juan Sebastián Verón.
Si bien había trascendido que el club turco iba a ejecutar la cláusula de rescisión del contrato a cambio de 15 millones de dólares, el club platense habría intercedido en la compra del futbolista a través de un empresario, reabriendo el debate por las Sociedades Anónimas Deportivas (SAD).
Hace poco más de un mes, el presidente de Estudiantes anunció que firmaría un preacuerdo con el empresario estadounidense Foster Gillett que le permitirá al club recibir una inversión inicial de alrededor de 150 millones de dólares, generando una sociedad mixta.
El preacuerdo que será firmado por Gillett (representado en Argentina por el empresario Guillermo Tofoni), establece un compromiso de reinversión permanente durante más de 15 años.
La inversión de Gillett abarcaría tanto el fútbol profesional como las divisiones inferiores y otras disciplinas. En el plano de infraestructura, se prevé techar el estadio UNO, construir nuevas canchas en el Country Club de City Bell y edificar un moderno centro de entrenamiento que incluirá micro estadios para diversas actividades.
En los próximos meses, abogados y contadores de ambas partes afinarán los detalles para someter el contrato definitivo a la aprobación de los socios en una Asamblea Extraordinaria programada para diciembre.
El club Pincharrata se para en la vereda opuesta a la postura de la Asociación del Fútbol Argentino. Es que en lo extra futbolístico, lo que se destaca de esta operación es un nuevo capítulo en la disputa de modelo de negocios en el fútbol nacional, que empezó tras la llegada de Javier Milei a la presidencia.
En el fondo de un nuevo mercado de pases, con el tradicional ida y vuelta de refuerzos que cada club consiga para afrontar un nuevo torneo, yace el conflicto entre la idea de sostener que los clubes sigan siendo Asociaciones Civiles contra la posibilidad que impulsa el gobierno libertario de la llegada de las SAD.
Si bien ningún club se puso bajo esa figura jurídica, ni siquiera en el caso del Pincha, la salida de Medina de uno de los clubes más poderosos del país para otro que en teoría es de menor valía, podría resultar todo un cambio de paradigma en este aspecto.
Cabe recordar que el presidente de Estudiantes, Juan Sebastián Verón, es uno de los dirigentes que se opone al estilo de conducción del titular de la AFA, Claudio Tapia. Recientemente, en ocasión de la final de la Copa de Brasil, publicó un tuit criticando el premio que ofrece la asociación argentina de fútbol en comparación de la brasilera: “acá no te alcanza ni para cubrir los micros de los hinchas”, había deslizado "la Bruja".
Con esta movida dirigencial, Estudiantes pretende así dar el puntapié a que el club se abra a la participación de inversiones particulares. El magnate Foster Gillett, de acuerdo con lo publicado por medios porteños, tendría todo acordado para acercar al Pincha más de US$ 150 millones.
Según publicó el diario La Nación, estaría firmado un pre-contrato, sujeto a la aprobación final de la asamblea de socios, que se realizaría en febrero. “La llegada de Medina se enmarca en ese acuerdo. Cuando los socios sepan quiénes son los otros jugadores de primer nivel que llegarán a Estudiantes, van a ir a votar con las dos manos”, señalaron a ese medio fuentes cercanas al empresario.
Foster Gillett (47) nació en los Estados Unidos y es hijo de George, un hombre que encabezó distintas inversiones en materia de deportes, telecomunicaciones y entretenimiento desde la década del '60.
Su padre llegó a comprar los Harlem Globetrotters y adquirió el Liverpool en 2007 para que, tres años más tarde sea, sea él quien formará parte del directorio del equipo inglés. Sin embargo, la estadía de la familia en el club no duró demasiado porque que una pelea entre socios determinó la venta de la institución al New England Sports Ventures, actual Fenway Sports Group.
Luego de su salida de Anfield, el magnate intentó incursionar nuevamente en el fútbol y ofreció 300 millones de dólares para ser el dueño del Olympique de Lyon, pero la operación no prosperó. Por lo tanto, invirtió en NASCAR y hockey sobre hielo.
Hace algunos meses, Gillett estuvo en la Argentina. En medio de la medida del gobierno de Javier Milei para que los clubes de fútbol puedan convertirse en Sociedades Anónimas Deportivas, el magnate estuvo en el país. Incluso, se mostró en fotos con el secretario de Deportes Daniel Scioli y la diputada nacional Juliana Santillán, referentes del gobierno en el fútbol e impulsores de la llegada de capitales privados a las instituciones argentinas.
“Mi primer recuerdo del fútbol argentino es el de un joven Javier Mascherano cuando jugaba para Liverpool, el equipo de mi familia. La intensidad y el compromiso de su juego fueron algo que raramente había visto. Su profesionalismo era incomparable y fue una experiencia maravillosa para todos”, narró Gillett en diálogo con La Nación en ocasión de aquella visita.
–¿Cuándo se dio cuenta de que el fútbol argentino era una oportunidad para invertir?, se le consultó
–Recientemente me di cuenta del potencial de tener esta conversación. Entendiendo que los hinchas tienen la decisión final en cómo se resuelve esto. Así que decidimos venir y hacer todo el trabajo preliminar para asegurarnos de que esta teoría fuera correcta. Y también para llegar a un punto en el que pudiéramos presentarlo a un club, para ver si lo aceptaría.
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