Con Lértora, Bernardi, Aliendro y Farías, no sólo se modificó el trámite, sino que levantó el nivel de algunos jugadores que también fueron de menor a mayor. ¿Ejemplo?, Wanchope Abila. Ahora, a pensar en Cerro Porteño, el martes a la tardecita en La Nueva Olla de Asunción.
La lógica no siempre está presente en el fútbol, pero en el análisis de lo que pasó el viernes en el Gigante de Arroyito, nadie discute que Colón fue una cosa cuando en la cancha estuvieron todos los suplentes, y que la imagen se modificó cuando aparecieron en escena varios titulares. Por eso se rescata la imagen final, esa última media hora en la que haber juntado al mediocampo titular (Aliendro, Lértora, Bernardi), más Farías y Wanchope Abila en un buen cierre de partido, permitió mejorar ostensiblemente el rendimiento y hasta dejando la sensación de tener más que Central para llevarse todo, con algunos aspectos para resaltar:
* 1) La ambición para ir a buscar los tres puntos. Quedó bien en evidencia en la parte final. Colón llegó al empate después de la gran corrida de Wanchope Abila (confieso que podía esperar un gol del ex Boca de cualquier manera, pero menos de la forma en que lo hizo, con una corrida de 100 metros desde que arrancó y casi 40 metros, de esos 100, con pelota dominada y sin que nadie lo pueda alcanzar), pero no se conformó con eso. Siguió buscando, fortalecido por el aire que le dieron los tres que entraron juntos y que se sumaron a Lértora, que ya lo había hecho por Vega en el primer tiempo. Lejos de achicarse o de refugiarse para asegurar el punto, Colón fue por más. Y esa manera de ir a buscar el partido contrastó con lo que había pasado en el primer tiempo.
* 2) La dificultad de analizar a un equipo que tiene once cambios. Por más que se diga que "hay una sana competencia" o que "quiero dos jugadores que peleen por cada puesto", a veces la diferencia entre titulares y suplentes se hace notoria. Pero además, si en un equipo estable se le suma algún suplente (o algunos) es una cosa. Pero si directamente se arma un equipo con totalidad de suplentes, no puede esperarse otra cosa que una baja de nivel. Lo mismo que Falcioni hizo el viernes en Rosario, lo había experimentado en un partido de menor exigencia como el que fue ante Sportivo Peñarol de San Juan por Copa Argentina. Es cierto que lo iba ganando con el gol de Pierotti, pero también es verdad que lo del primer tiempo no tuvo nada que ver con lo del segundo. En el primero, Colón se refugió, aguantó pero le cedió la iniciativa del partido a Central. Y quiso jugar de contragolpe con Wanchope y algo de compañía en Pierotti, que estaba obligado a retroceder para colaborar con Sandoval (flojo nivel) en clausurar la subida de Blanco, un marcador de punta con mucha agresividad cuando pasa al ataque. Quizás la decisión tomada por Falcioni -la de sacarlo en el segundo tiempo- haya sido también por el gran desgaste que tuvo en el primer tiempo. La realidad es que Pierotti, en el primer tiempo, fue el mejor jugador de Colón.
* 3) Es contundente la inclinación de Falcioni por darle prioridad a la Copa Libertadores. Después del partido, el técnico habló de atacar a los tres frentes. Pero una cosa es lo que se dice y otra es lo que se hace. Y los hechos son irrefutables. Ni siquiera un "mix" armó Falcioni. Directamente cambió todo el equipo, algo que a veces ni siquiera lo hacen los equipos grandes, que supuestamente tienen suficiente poderío (en cantidad y calidad) como para darse esos lujos. Por eso se habla tanto de rotación, o de "mix". Acá no hubo nada de eso. Directamente se cambió el equipo completo. Y luego, la inclusión de tres jugadores titulares (los del mediocampo) más otro que intenta volver a ese nivel de frescura, desequilibrio y admiración que despertó en otros tiempos (Farías), hizo que Colón planteara un final de partido muy distinto a la imagen más defensiva de los primeros 45 minutos.
¿Qué hubiese pasado si en lugar de cambiar a los once se hacía una rotación?. Nadie puede saberlo. El ingreso de algunos titulares mejoró el nivel colectivo, es cierto. Pero es difícil suponer si eso que pasó en media hora, hubiese pasado en la hora y media que dura el partido. La realidad es que Falcioni ha decidido darle prioridad a la Copa Libertadores. En el torneo local lleva cinco partidos sin ganar, pero sigue ahí nomás. Falcioni tiene una base titular y necesita más y mejores respuestas de los que están afuera. Cuando entraron los "titulares", levantó Wanchope y apareció Gallardo con algunas trepadas por su costado. En el rendimiento defensivo, Acevedo y Novillo empezaron bien pero luego dieron algunas ventajas; a Nardelli le faltan partidos (recién tiene un par) y tuvo que cubrir las espaldas de un sector (el derecho de la defensa) en el que hubo falencias.
Colón fue de menos a más y si la imagen final es la que cuenta, terminó mejor que el rival. Buscó los tres puntos con mucho más énfasis en el segundo tiempo que en el primero. Las diferencias se hicieron notorias y en buena medida se debió a que en el banco tenía más jerarquía y vuelo futbolístico que adentro de la cancha. El punto se cotiza porque quedó expectante y sólo Huracán (que juega el lunes con Barracas Central) lo puede superar. Faltan cinco partidos y la idea, según Falcioni, es pelear la clasificación. De todos modos, insisto en el concepto: una cosa es lo que se dice y otra lo que se hace. Y lo que hizo Falcioni, con evidencias que lo confirman, es dar claras muestras que el objetivo prioritario es la Copa Libertadores.
A Paraguay
El plantel de Colón volará este lunes por la mañana con destino a Asunción del Paraguay para visitar a Cerro Porteño en La Nueva Olla por la segunda fecha del grupo G de la Copa Libertadores de América. El partido se jugará el martes a las 18.15 hora local (las 19.15 de Argentina) y será arbitrado por el chileno Roberto Tobar.
El gol de Pierotti, la opinión de Scime y la comparación con el de Fuertes
Iban 9 minutos cuando Servio, con pelota dominada, intentó sacar rápidamente la pelota y se encontró con la oposición de Santiago Pierotti, que afuera del área y a una distancia cercana estiró su pierna derecha para que la pelota le rebote, se eleve y caiga adentro del arco rosarino.
El primero que la tuvo clara fue Iván Nuñez, el primer asistente, quien de inmediato corrió hacia el centro de la cancha. Facundo Tello (de buen trabajo) lo miró cuando se produjo la jugada. Quizás él también se haya sorprendido. Pero en este momento existe la tecnología y TODOS los goles se revisan. De hecho que Pablo Dóvalo (el árbitro VAR) lo hizo y no encontró nada extraño, al margen de ser una jugada rara y sorprendente.
Miguel Scime, director del Instituto Argentino de Formación Arbitral, se refirió al tema en INFOBAE y dijo: "La jugada que terminó en el tanto de Santiago Pierotti tuvo de todo. El delantero lanzó un centro al área que iba dirigido a un compañero en fuera de juego, pero la pelota cayó en las manos de Gaspar Servio, por lo que se otorgó la ley de ventaja. Apurado para meter la contra, el arquero intentó un pelotazo largo, pero su lanzamiento dio en la pierna de Pierotti, quien saltó para evitar que pueda ejecutarlo con comodidad. La fortuna quiso que el balón tomara una extraña parábola y terminara adentro del arco del Canalla.
Mientras los futbolistas del Sabalero festejaban el 1 a 0, los hombres de Rosario Central le reclamaron a Facundo Tello que retrocediera la acción para cobrar el offside previo o que cobrara tiro libre indercto por haber molestado a Servio en su saque. El primero de los reclamos no es válido, ya que reglamentariamente el juez actuó bien debido a que una vez que el arquero tomó la pelota con sus manos, ese fuera de juego dejó de tener incidencia.
La segunda protesta sí tiene más sentido. El reglamento señala que un jugador no puede impedir que el guardameta del otro equipo saque el balón con la mano o lo intente jugar cuando está en proceso de soltarlo. Por eso el gol debió haberse anulado".
Se hizo de inmediato una comparación con aquél gol convertido por el Bichi Fuertes a Migliore en cancha de Racing, en noviembre de 2008 cuando Colón venció a la Academia por 2 a 0. En aquella oportunidad, Migliore quiso hacer lo mismo que Servio, pero la diferencia fue que Fuertes estaba más lejos y totalmente de espaldas y ajeno a la jugada. El balón le rebotó en la nuca y se metió en el arco de Racing, señalando uno de los goles (el otro fue de Tito Ramírez). La diferencia en esta ocasión, según lo señala Scime, es que la acción de Pierotti es la de obstaculizar la salida del arquero cuando desplaza su pierna derecha cuando el arquero va a ejecutar el remate. Jugada de apreciación que fue vista por la gente del VAR y no se sancionó.