Su "lugar en el mundo" está adentro de una cancha de fútbol, entrenando arqueros y siendo un integrante clave para cualquier cuerpo técnico, porque al margen de sus condiciones técnicas para enseñar o para perfeccionar a un arquero, si algo le sobra a Gustavo Nepote es esa condición de tipo positivo para el grupo, amigo de los jugadores, confidente y generador de esa buena onda que se termina convirtiendo en una virtud de los equipos triunfadores. Y él aportó eso en todos los clubes en los que estuvo, desde Unión en adelante, y con todos los cuerpos técnicos que integró. Y dio varias vueltas olímpicas, así que de esto puede hablar con conocimiento.
-Lo que se hace con pasión es lo que vale, Gustavo…
-Haber llegado a conocer a Crespo y antes estar con Kudelka, con Sciacqua y con Burruchaga, me dieron la posibilidad de ser "yo" en esta profesión. Me pasa lo de mi vieja con sus tortas, cuando uno hace las cosas con pasión y dedicación, sale bien. Y eso es lo que hago con mis arqueros. Y siempre digo que conocer a Hernán Crespo ha sido la frutilla del postre. Ganamos títulos con Defensa y Justicia, como la Sudamericana; con el San Pablo en Brasil, y ahora, últimamente, no sólo torneos locales en Asia sino la Champions asiática con Al Ain. Para mí, ese es el camino. Dar todo por lo que a uno le gusta hacer.
-¿Con qué te encontraste en Asia?
-En lo deportivo, un fútbol no pasional y con la obligación de adaptarnos a una cultura distinta. En Qatar tuvimos la suerte de que llegamos en el año del Mundial y eso nos ayudó, porque ellos entendieron, con el Mundial, esa pasión que queríamos transmitirles. En Emiratos, con Al Ain, fue otra cosa. Nos desarrollamos un poco más y encontramos más pasión. Compitiendo por Champions nos encontramos con cosas más nuestras, como jugar en estadios llenos.
-En lo emocional, debía aprender inglés y la cultura. Ellos rezan cinco veces en el día y por ahí nos tocaba en el entretiempo de un partido, por ejemplo. Entonces, Hernán quería dar la charla técnica y teníamos que esperar que cuatro o cinco terminen de rezar. No duraba mucho el rezo, eran un par de minutos, pero tienen un ritual, se visten con esas túnicas y hay que esperarlos y respetarlos.
-¿Ellos creen que pueden crecer en el contexto del fútbol mundial, como alguna vez se pensó que iba a pasar con los africanos?
-Ellos se dan cuenta de que se puede desde el momento en que Arabia le ganó a Argentina en el Mundial, obvio que con un proceso a largo plazo. Y luego, la aceptación de cinco extranjeros mayores y cinco menores en los equipos es la prueba de que quieren aprender y progresar jerarquizando sus torneos.
-Bueno, están Cristiano Ronaldo y Neymar allá…
-Con Cristiano jugamos y lo dejamos afuera. ¿Sabés cómo se fue del estadio?... ¡No daban ganas ni de acercarse!... A Neymar también lo enfrentamos porque justo volvía de la lesión y jugó 20 minutos… Y en el último partido que jugamos contra Cristiano, perdimos por goleada y él hizo dos goles. Ahí era otra cosa, estaba más contento (risas)… Me acerqué y me dijo que estaba con un monstruo en el banco, por Hernán.
-Para un técnico, puede ser una linda experiencia. Para el jugador, ¿jugar en Asia es un paso atrás?
-Antes te decía que sí… Cuando llegamos a Qatar, hace tres años, teníamos siete jugadores para entrenar… ¡El cuerpo técnico tenía más integrantes que los jugadores que había en el plantel!... ¡Adonde nos metimos!, pensé. En Emiratos fue otra cosa. Pero más allá del dinero que se puede ganar, Asia y Medio Oriente se está haciendo más competitivo. En Emiratos, que es un segundo escalón a lo que es Arabia, ya están en ese camino. Por ejemplo, Matías Palacios no jugaba y con nosotros lo hizo, ahora firmó un contrato por cuatro años. A los 20 años se había ido de Lanús a Suiza y de ahí a Emiratos. Salió campeón de la Champions con nosotros y fue la figura junto con Romero Gamarra. Ese pibe tiene 22 años y va a terminar en Europa.
-Volvamos a la vida diaria…
-Como te decía, el idioma… Al principio tuve un profe y me cansé (risas). De todos modos, aprendí algunas palabras. Pero el problema es que a mí me gusta estar cerca del jugador y si no hablaba inglés no me entendían nada… Andaba a las señas con los arqueros… ¡Me tiraba al piso como loco para mostrarles lo que debían hacer!…. Me salvó el lenguaje corporal… ¿Las comidas?, comen con mucho picante… Y el calor es insoportable.
-¿Pudiste desarrollarte en eso que te gusta que es la formación de un buen grupo humano?
-El conocimiento táctico y estratégico es muy importante; saber a qué jugás, es muy bueno. Pero la parte humana es fundamental para mí. Los grandes grupos se forman de esa manera, con cercanía, solidaridad, afecto, pasión por lo que uno hace… Y por más que no sepas el idioma, el de enfrente se da cuenta de lo que querés decirle y así te lo vas ganando.
-Esa relación de cercanía, ¿es lo que observas en este Unión del Kily?
-Lo de Unión es así… A nosotros nos pasó en la Champions, le ganamos a los tres candidatos que eran Al Hilal, Al Nasar y Yokohama Marinos… En la final con Yokohama perdimos 2 a 1 de visitante y ganamos 5 a 1 de local. Cuando uno dice "vamos que se puede" y todos están convencidos, se puede…
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