Barcelona, España (Enviado Especial)
El Litoral, único medio con periodista y cobertura gráfica exclusiva de un momento único para el “10”: nunca antes un jugador había logrado ganar tres botas de oro. “Siempre tengo presente a mi provincia”, le dijo a El Litoral.
Barcelona, España (Enviado Especial)
“Lio, ¿pesa mucho?”. Fue la pregunta del enviado especial de El Litoral (único medio de la Argentina) a Messi en la premiación en Barcelona. Y el crack rosarino se lo prestó un ratito al botín dorado para lo pueda disfrutar. Foto: El Litoral
Era, lejos, el más chico de ese enjambre de periodistas europeos, glorias del fútbol mundial y actuales jugadores del plantel de Barcelona, además de Gerardo Martino, el argentino, ex sabalero que hoy recibió regalo doble. “¿Qué hacés Darío, venís para mi cumpleaños?”, nos recibió el Tata: es que el DT que pidió “Pulga” para este momento post Pep hoy celebra sus 51 años (dicho sea de paso, gracias Marito Demonte por el aguante).
Y el más chico de la vieja sede de la cerveza Estrella Damm es el que tiene la presión más grande del Planeta Fútbol: el que sabe que todos piensan que sólo falta “eso”. Y eso es lo que definitivamente lo pondrá en un nivel de otra galaxia.
El Litoral, único medio argentino presente en un momento inolvidable: nunca antes un futbolista ganó tres botas de oro gracias a esa “bestialidad cósmica” de haber marcado 46 goles en 32 partidos, lo que le da 1,43 tantos por encuentro.
Cuando Messi ingresa, El Litoral está presente. “Vos sos amigo de Sergio Torres, de Santa Fe, mandále saludos al Negro, después hablamos”. En línea de fuego, Carlos Fertonani gatilla, gatilla y gatilla.
Gracias a Enso Olocco, del Grupo Sancor Seguros, Jorge Messi —padre de Leo— pone a El Litoral en un lugar privilegiado, donde no se pone nadie: de golpe, aparezco sentado al lado de Hristo Stoichkov y no hay tiempo de maldecir viejos goles que nos sacaron de una Copa del Mundo. Al lado también, Puyol, Alexis, Xavi, Iniesta. Es que la Fundación Messi firmó un contrato con Sancor Seguros desde el año pasado.
Atrás, corralito de por medio, es imposible calcular la cantidad de cámaras, colegas, micrófonos y fanáticos. En la intimidad, Leo festeja y dedica el premio a sus compañeros presentes, a quienes mira con el botín de oro en la mano: “Es un premio muy lindo para el grupo. Un reconocimiento al vestuario. Son muchos goles y yo solo no lo hubiese conseguido”.
Entonces, llega la pregunta del millón: “¿Cuándo vuelve?”, dispara la conductora. A los catalanes les preocupa la Liga; a El Litoral, único medio argentino, le preocupa el Mundial que asoma en medio de dos lesiones seguidas. Entonces, mientras “ellos” piensan en el 5 de enero que es el primer juego del 2014 contra el Elche, Messi responde como pensamos los argentinos: “Ya no duele, pero no me pongo fecha y fui mejorando de a poco. Si todo va bien, esa sería la fecha el año que viene, pero no me pongo fecha”.
Lo que viene es imperdible: Messi posa con el oro para la prensa y los sponsors. Queda solo arriba del escenario. Son dos segundos donde pienso: “Me mando y es la foto; me mando y me sacan de volador”. Hago lo que hice siempre: arriesgo, porque es preferible perderse a nunca embarcar como canta el hijo de Lolita.
—Leo, ¿hacemos la foto para El Litoral, de tu provincia?.
—Dale, dale,...
Se viene desde el centro del escenario hasta un costado. Él se queda arriba, yo me quedo abajo y Carlitos Fertonani gatilla. La digital registra tres fotos. Y Messi se baja para recibir apenas un saludo y escapar como el mejor antes de que alguien lo agarre.
Pienso en un “ya está”. Pero al lado, en la vieja cervecería Estrella Damm, hay un VIP sólo para sponsors y dirigentes del Barsa, además de glorias como Vaquero, Salinas, Hristo. El director del Diario Marca, Oscar Campillo Madrigal, se sorprende al saber que somos el único medio de la Argentina, de la provincia donde nació Messi.
De golpe, adentro, otra vez. Si lo otro era un gol de media cancha, esto no tiene nombre. Aparece Lionel ya sin el saco, con camisa blanca y chaleco. Jorge Messi, su padre, le tiene el celular. Nos volvemos a ver.
—Pulga... ¿es pesado el botín?
—Tomá, agarrálo -me dice Messi y sumamos otra foto.
El mejor jugador del mundo no da más. Fotos, fotos, firmas de camisetas y sus sponsors. No somos más de 20 personas en ese VIP y hasta allí llegó El Litoral, testigo exclusivo a orillas del Mediterráneo.
Messi, se sabe, está molesto con la crítica al Tata Martino respecto de que el equipo cambió su juego y El Litoral le pregunta a la pasada.
—Hoy cumple 51 años el Tata, ¿es un regalo para él?
—No lo necesita, le sobran regalos -dice el mejor del mundo.
Ahora sí se va: le firma a Carlos Fertonani un autógrafo para su hijo que viajará a Santa Fe bajo siete llaves. “Nunca fue mi objetivo, ni cuando estaba bien, mucho menos ahora. Mi único objetivo es volver bien”.
Me vuelvo en el taxi desde las afuera a Montjuic. El taxista dice que Messi es grande pero no olvida a Maradona. No sabe de dónde venimos, caminamos un par de cuadras. Antes de bajarme, le muestro la foto con Messi en la digital. “Este tío de ustedes es cosa seria. Escuché en la radio que nunca antes alguien ganó tres botines de oro. ¿Es así?”.
Le pido que me cobre. Me dice que no. “¿Cómo le voy a cobrar a alguien que tiene una foto con Messi?”. Esa anécdota me hace acordar a otras anécdotas que escuché de alguien alguna vez de muchos argentinos por el mundo. Son casi iguales. No importa quién es mejor. Son los dos argentinos, sólo que el Messi de Oro tiene el tiempo para seguir haciendo historia. Historia de la cual hoy El Litoral fue el único testigo.
“Tengo que favorecer mi cuerpo para que no me pase nada”, dijo Lionel Messi.
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