(Enviado Especial a Qatar)
(Enviado Especial a Qatar)
Estas costumbres musulmanas contrastan con las latinas. Ya lo dijimos varias veces que se produjo una apertura en este Mundial. Se permiten las bermudas, los shorcitos, etcétera. No son tan rígidos ni cerrados como se los había “pintado”, salvo cuando quién esto escribe sale a la calle para realizar su rutina aeróbica que sirve no sólo para estar bien, saludable y en forma, sino también para aliviar las tensiones que produce cada partido de la selección argentina.
Pues bien, salimos a correr a la playa con el amigo Diego Vain y, de paso, tomamos un poco de este sol de otoño que no deja de ser fuerte a determinada hora del día (las temperaturas trepan hasta los 32 o 33 grados y luego bajan, pero no demasiado). En la playa, todo permitido… Bah, torso desnudo y pies descalzos, como en todas partes.
El regreso a casa nos encuentra transpirados y apurados. Las zapatillas son indispensables para caminar sin riesgos, pero, ¿y arriba?... Miren que hay poco para mostrar (mejor dicho, nada). Sólo la costumbre de hacerlo por las calles de Santa Fe en cada corrida por el Parque Sur cuando el calor aprieta, aunque sin intenciones de vanagloriarse por un físico trabajado… Cosa que no existe ni en los más remotos sueños.
Pocos metros recorridos, calle escasamente concurrida y de pronto aparece el señor de pantalones negros y camisa blanca que advierte la incorrección. En Qatar está terminantemente prohibido andar por la calle con el torso desnudo… Es decir, en “cueros”… Listo, suficiente, no sólo porque no se puede y hay que respetar estas costumbres, sino porque mi cuerpo es lisa y llanamente un “certificado de pobreza”.