Ramón Centurión, el santafesino campeón de América que fue dirigido por Bilardo, Di Stéfano y Menotti
Fue parte del imborrable River del Bambino Veira, ganador de absolutamente todo. Actualmente, el entrenador, de gran recorrido en la Liga Santafesina de Fútbol, se encuentra sin club. Además, repasó sus momentos en Unión, y cuando tuvo la oportunidad de vestir la camiseta de la Selección.
Ramón Centurión, en una cancha y hablando de fútbol. Hoy, después de su paso por Ciclón Racing, aguarda un llamado para seguir dirigiendo. El fútbol es, fue y será su pasión.
Foto: Manuel Fabatía
Poco se podrá agregar a la enorme carrera que tuvo como futbolista el "Pelado" Ramón Centurión. Con apenas 16 años debutó en Unión, donde convirtió 47 goles en sus dos etapas como jugador tatengue. Pasó por Boca, pero sin duda que sus actuaciones más destacadas se vieron con el equipo de la banda roja: campeón de la Libertadores siendo el máximo goleador del certamen continental. Pasó por la Selección Argentina y tuvo entrenadores como Di Stefano, Bilardo y Menotti. Sin duda, Ramón Centurión es para la Liga Santafesina de Fútbol una enciclopedia a la que hay que leer si se quiere aprender y entender muchas cuestiones referidas al fútbol. En un cálido mano a mano con El Litoral, cuenta cómo fue su enorme carrera como futbolista y qué aprendió de los grandes entrenadores que tuvo.
-Ramón, más allá de que hoy estás sin equipo y aguardás un llamado para seguir dirigiendo, ¿qué impronta tenés como entrenador?
-Como te dije y lo sostengo en el tiempo, la idea es jugar bien. Tratar de convencer a los muchachos de que pongan la pelota en el piso, me suelo inclinar por la idea de poder jugar con dos 5 y un enganche. Pero uno se tiene que adaptar a lo que tiene, a mí me gusta que se trate bien a la pelota, ser siempre ofensivo sin descuidarse atrás. Hay que tener tiempo para hacer ese tipo de cosas, entrenar referido a todas esas cuestiones.
-¿Qué recordás de tu etapa como jugador?
-La verdad que se me vienen a la mente un montón de recuerdos. Yo vivía en Barranquitas, en Artigas y Perón, de ahí me iba todos los días al club. No tenía para el colectivo así que me tocaba ir solo y caminando, hacia once cuadras de ida y once de vuelta. No importaba si llovía, si había tormenta o si hacía calor, yo iba igual. Recuerdo toda esa etapa, estaba convencido de que iba a jugar en primera, por eso me mataba entrenando. De a poco comencé a subir en las divisiones hasta llegar a entrenar con el plantel profesional a los 16 años. Lo que si jamás imaginé, fue que iba a tener un paso por Boca y River, eso sí fue increíble. Yo soñaba con jugar en Unión, el resto fue todo impensado.
-Vestiste la camiseta de la Selección...
-Totalmente. Tuve la oportunidad de formar parte de la Selección juvenil del año 81, me convocó Roberto Saporiti para ir a jugar un torneo a México. Y lo máximo fue el llamado de Carlos Bilardo, que me citó en el año 83 para ir a una gira en Boulogne. Ahí realmente me sentía muy bien. Gracias al fútbol conocí un montón de lugares que si no llegaba, no sé si hubiese podido conocer. Estoy conforme con la carrera que hice, lo más importante fue haber salido goleador de la Copa Libertadores con la camiseta de River. Eso fue único porque, además, fue la primera vez en la historia del club que un jugador lo hacía. Me quedó la espina de no poder jugar en la final, pero para mí fue un logro increíble.
-Formaste parte de un inolvidable equipo de River...
-Sin dudas, River, en esa época, tenía un flor de equipo. El Bambino Veira era el entrenador, y sabíamos a la perfección lo que quería: jugar de contra. Yo jugaba por un sector, tirándome más al medio pero me gustaba jugar más de 9. El "Negro" Enrique por derecha, Gallego, en el medio, Roque Alfaro, volanteando, el "Beto" Alonso, delante de ellos, y Antonio y yo moviéndonos por todos lados. Jugábamos, defendíamos y atacábamos bien. Éramos una máquina y de eso no me olvido.
-Tuviste grandes entrenadores. ¿qué te dejó cada uno?
-Tal cual como decís. El Bambino por ejemplo, era un fenómeno y sabía mucho. Pero no fue el único, tuve técnicos de los cuales aprendí un montón, incluso, cuando era chico, me tocó aprender de mucha gente. El "Negro" Sauco, ese si que era un maestro, me enseñó muchísimas cosas. Después Reinaldo Volken, Carlos Bilardo, Cesar Menotti e incluso hasta Alfredo Di Stefano. Cuando miro esos nombres que tuve en mi carrera realmente agradezco al fútbol por la enorme posibilidad de haber tenido esas experiencias, es algo que guardo en el corazón. Si bien todos tenían estilos distintos, de cada uno aprendí cosas para ser entrenador y les agradezco.
-¿El fútbol que se juega hoy es distinto al de antes?
-Mirá, yo creo que a medida que pasa el tiempo, el fútbol es el mismo. Sin embargo, por ahí era mejor o más destacado lo que sucedía antes. Hoy solo se corre y se juega poco. En esas épocas era un festival, caños, tacos, las canchas no eran las de ahora, así que había que jugar ahí también, era todo una maravilla. En estos tiempos tenes que ir a chocar constantemente y tener velocidad, de juego hay poco y nada. Pero en definitiva la pelota es lo más lindo que hay. Desde los 9 años hasta ahora mi vida pasa por este deporte, no hay otra cosa más linda que estar en una cancha. Ya no puedo jugar más, pero me gusta este lugar, el de estar con los chicos y enseñarles todo lo que yo aprendí de los grandes entrenadores que tuve.
-¿Hiciste amistades gracias al fútbol?
-Sí, he hecho muy buenos amigos. Es lo mejor que te da el deporte. Incluso, para mí que me considero una persona solitaria, fue muy importante. Me gusta estar solo. Disfruto de mi casa y de hacer mi trabajo con el fútbol, es la pasión de mi vida. Hablar, enseñar, transmitir todo lo que aprendí de los grandes maestros que tuve. A esta altura es lo que me hace bien.