Seis de cada diez industriales tienen expectativas favorables para este año
En un contexto de caída de la actividad son optimistas, aunque menos que el año pasado. El aumento de los costos encabeza las preocupaciones de los empresarios.
En todos los casos las expectativas de cara al futuro son más moderadas que las del año pasado.
Seis de cada diez empresarios industriales (61,7%) prevén mejoras en su situación económica empresarial aunque son menos los optimistas en el sector de la actividad que desempeñan (58,1%) y siete de cada diez (68,6%) creen que mejorará la situación del país. En todos los casos las expectativas de cara al futuro son más moderadas que las del año pasado.
Entre las preocupaciones que tienen los empresarios para desarrollar su actividad, la principal es el alto costo de producción (40,6%) que relegó del podio a la caída de la demanda, quien lo había ocupado en los dos relevamientos previos.
Estas son algunas de las conclusiones a las que arribó la primera encuesta de la Unión Industrial Argentina de 2025 sobre "Indicadores industriales y expectativas" que se realizó en el primer bimestre del año, que muestra una mejora sobre enero de 2024 -cuando empezaron a sentirse las medidas tomadas por el gobierno nacional que provocaron una fuerte retracción de la actividad - pero una caída sobre octubre de 2024.
De acuerdo con el informe, la mayoría de las empresas registraron caídas en la actividad que desarrollan: el 42,3% indicó una caída en su producción, mientras que sólo el 17,3% manifestó haber tenido subas. Doce de los sectores relevados tuvieron retracción de la producción.
Doce de los sectores relevados tuvieron retracción de la producción.
Análisis sectorial
Los sectores de Confecciones, cuero y calzado, junto con Textiles, fueron los más afectados tanto en términos de producción como de ventas al mercado interno; en tanto Minerales no metálicos enfrentó una mayor contracción en la producción, mientras que Papel, madera y cartón se vio afectado en ventas.
En igual sentido, el 44,8% de las empresas redujeron sus ventas en el mercado interno, mientras que sólo un 22,2% de ellas las incrementaron. Salvo el sector automotor, en el resto de los sectores predominaron las empresas con contracciones en sus ventas internas. En tanto 3 de cada 10 empresas tuvieron menores ventas externas.
Respecto del promedio de uso de la capacidad instalada, de las empresas fue del 58,8%, por debajo del nivel considerado óptimo por la mayoría de las empresas. Según el relevamiento, ocho de cada diez empresarios consultados espera recuperar los niveles a partir de la segunda mitad del 2025.
Esta situación afectó el desenvolvimiento financiero de las empresas ya que el 41,6% de las empresas indicó que tiene dificultades para afrontar al menos uno de los siguientes pagos: salarios, proveedores, compromisos financieros, tarifa de servicios públicos, impuestos, mientras que el porcentaje de empresas con atrasos en todos los pagos (4,9%) se mantuvo estable en relación con los últimos tres relevamientos.
Respecto del empleo, en enero, solo el 11,5% de las empresas consultadas incrementó su dotación de personal frente a un 17,6% que la redujo, un significativo deterioro respecto de la última medición, donde el 17% había registrado aumentos y el 14,2% recortes.
Ocho de cada diez empresarios consultados espera recuperar los niveles a partir de la segunda mitad del 2025.
También aumentó el porcentaje de empresas que implementaron ajustes en turnos (59,7% vs. 54,4% en octubre), mientras que las que implementaron reducción de personal se mantuvieron casi estables (59,5% vs. 60,5%).
Finalmente, otro de los desafíos a los que se enfrentan las empresas en el contexto actual es la competencia desleal: un 63,5% de las empresas relevadas reportó efectos negativos por efecto de precios de dumping, en tanto que un 33,4% de las empresas afirmó haber recibido una afectación negativa fruto del contrabando.
Asimismo, los principales factores que las empresas señalan como perjudiciales son los altos costos en comparación con otros países, lo que favorece la venta de productos importados a precios muchos más bajos; la elevada carga impositiva en Argentina; la informalidad, tanto laboral como comercial (venta sin facturación), y la comercialización de productos de menor calidad en el mercado.
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