"El cambio climático es una amenaza a la continuidad de nuestra especie en el planeta y estamos lejos de hacer los cambios que tenemos que hacer con la velocidad a la que tenemos que hacerlos", dice Sergio Margulis, uno de los principales expertos en economía ambiental de Brasil, que participó la semana pasada en nuestro país de una conferencia titulada "Cambio climático. Todo lo que quería y no quería saber".
Margulis tiene un PhD. en Economía Ambiental de la Universidad de Londres; una Maestría en Estadística del Instituto de Matemáticas Puras y Aplicadas (IMPA) y una Licenciatura en Matemáticas de la Pontificia Universidad Católica de Río de Janeiro. Es asesor del Instituto para la Sostenibilidad, con sede en Río de Janeiro.
- ¿El cambio climático es el desafío más importante al que se enfrenta la humanidad?
-Si hablamos en términos de amenaza, se trata de una a una escala que no habíamos visto antes, que alcanza a todas las personas del mundo, a las generaciones presentes y a las futuras. Nunca se ha encontrado una dificultad de resolución tan enorme y no es posible pensar en otra problema de estas dimensiones fuera de las guerras mundiales. Se trata de una amenaza a la continuidad de nuestra especie en el planeta.
-¿En un contexto de grandes asimetrías como considera usted que lo esta enfrentando los distintos países?
-La complejidad del problema, además de sus inconvenientes técnicos y tecnológicos, es sobre como se podría resolver el problema, pero los responsables no son solamente los países ricos sino más bien las personas ricas. La clase media alta en Brasil o en Argentina es tan emisora de gases como la clase media alta de Estados Unidos. Tenemos un coche, aparatos electrónicos con los que no hacemos un uso muy eficiente, vivimos en viviendas bien construidas, que no están en áreas muy vulnerables, con buena infraestructura; mientras que las poblaciones pobres tienen un consumo bajo, no tienen coche, no toman aviones, comen carne de vez en cuando; son menos responsables del problema pero son los que más fuerte van a sufrir los impactos porque viven en viviendas mal construidas, en áreas de riesgo, no tienen mucha infraestructura para ayudarles, no tienen mucho conocimiento en general, no tienen alternativas. Es un problema completamente injusto. Las personas y países ricos que son los principales causante están más preparados para enfrentar las consecuencias del cambio climático mientras que los países y personas pobres son menos responsables y van a sufrir mas fuertemente los impactos.
-¿Cree que las personas ricas y los países ricos son conscientes de esta situación?
-En general si, aunque también se observa una inercia de cambio por la urgencia del tema y por la responsabilidad más grande que tienen. Sería esperable que estuvieran más agresivos en sus cambios. Es difícil decir quién esta o no haciendo cambios o buscando soluciones, se trata de acciones individuales. Hay países con una exposición más avanzada, otros menos. El bloque europeo tiene, en forma general, una posición más agresiva con la gestión climática. Los EEUU, antes del gobierno de Biden, tuvieron una posición muy conservadora, no firmaron los acuerdos internacionales, no hicieron su parte. Ahora están haciendo un poco. Es muy difícil decir que países, empresas o personas están haciendo más que otros, pero si uno mira desde el punto de vista del planeta, estamos lejos de hacer los cambios que tenemos que hacer con la velocidad a la que tenemos que hacerlos.
- ¿Por qué cree que hay gobernantes que niegan algo tan evidente como el cambio climático?
-Los representantes argentinos van a las negociaciones globales a defender los intereses argentinos, lo mismo los brasileros y los de Estados Unidos. Es natural que eso pase, por más que estén todos reunidos para definir objetivos comunes del planeta y de toda la población mundial. Entonces queda como una reunión de comercio exterior, donde cada país va con sus propias perspectivas a defender los intereses de su propio país. Con la cuestión del cambio climático debería ser distintos, todos deberían estar del mismo lado, sin disputas, porque el objetivo es común y hacer lo mejor que puedan. Pero no es así. Ese es el mundo real y esa es la dificultad para solucionar el problema, estamos presos de un conjunto de posiciones y estrategias de países que no solo involucran la gestión climática sino también las cuestiones económicas , de manera que aun cuando el objetivo sea la disminución de las emisiones de gases invernaderos, al final cada uno se queda defendiendo sus propios intereses y eso no ayuda a la negociación global.
-Uno de los principales problemas en America del Sur es el de la deforestación, particularmente en su país con lo que sucede en el Amazonas. ¿En qué situación está?
-Es la vergüenza nacional de Brasil. La tragedia es doble. Desde el punto de vista del cambio climático es imperdonble que se permita la deforestacion de un kilometro cuadrado adicional, es totalmente intolerable en este momento. Pero además Brasil debería entender que el bosque, principalmente el mas rico de todos los tiempos como el de la Amazonia, tiene un potencial gigante de biodiversidad, especies naturales, agua, productos medicinales, y la mejor manera de mantener este capital natural es tenerlo intocado y para el aprovechamiento científico. Desafortunadamente el gobierno de Brasil tiene una mentalidad de 100 años atrás. Entiende que la floresta sigue siendo un problema y que necesitamos el área para producir ganado y soja, lo que es un absurdo intolerable porque los gobiernos anteriores hicieron un gran esfuerzo para reducir el proceso de deforestación, pero lamentablemente el gobierno actual tiene una posición y una actución triste y condenable desde todas las perspectivas posibles.
-Una de los atajos que toman los que no creen en el cambio climático o sostienen que no es tan dramático como dicen es el del costo de reconvertir la economía. Dicen que pueden hacerlo los países ricos, pero que países de desarrollo medio como Argentina deberían invertir esos recursos en el combate a la pobreza. ¿Coincide con esta idea? ¿Cree que ambas cosas no son incompatibles?
-La pobreza es insoportable, inaceptable, pero cuando pensamos en términos económicos no es que falta plata sino que el problema es la distribución de la renta. Si pudiéramos distribuirla equitativamente no veríamos los niveles de pobreza que vemos en India, Bangladesh, el sureste de Asia, Africa y en regiones de América Latina. Se trata de una cuestión de distribución y concentración de la renta creciente. Hoy vemos empresas como Google o Tesla que tienen ingresos más altos que países enteros y esta es una situación que nunca hemos vivido y hay que cambiarlo. Claro que combatir la pobreza es una prioridad de los países que la tienen en sus territorios, pero no es incombatible con parar la deforestación. No estamos diciendo que hay que frenar el desarrollo mundial sino que hay que hacer las dos cosas y, en situaciones extremas, es necesario para combatir la pobreza darle acceso a la gente a servicios básicos con urgencia. Esto puede implicar mayores emisiones pero son muy pequeñas. El problema es que EEUU, Noruega, Suecia, tienen que bajar sus emisiones. De ahí el concepto de responsabilidades comunes pero diferenciadas. Todos los países tienen que hacer su parte en el combate al cambio climático pero con responsabilidades diferenciadas. Unos tendrán que hacer mucho más que son los que emitieron mas en el pasado y otros menos porque no tienen plata y van a hacer lo que puedan.
-¿Cuál es evaluación respecto a como están enfrentando los países el cambio climático?
-Una cosa es la parte técnico científica, el conocimiento del problema avanzó muchísimo, está mucho mas preciso. Cuando estudié y me formé en economía ambiental sabíamos del cambio climático pero no entraba en la agenda porque aún no era tan grave y porque no se tenía tanta certeza de los problemas que iban a causar, los escenarios futuros, las implicaciones económicas. Pero a medida que el tiempo pasó, la gente empezó a percibirlo y los reportes del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC) son cada vez más decisivos e indubitables y un espacio mas para cuestionar la responsabilidad del hombre con el problema. Hay que hacer un cambio y nosotros entendemos que a la velocidad que se están resolviendo el problema no es compatible con la necesidad y la urgencia del planeta. Hay esperanzas porque hay soluciones tecnológicas como las energias renovables que hoy son mas baratas que las fosiles. Es bueno pero va a faltar mucho para que todas las energías sean limpias y esa transición es el problema. Vemos proecupados la financiación de este paso, quien va a pagar la transición. Aún no tenemos sobre la mesa la urgencia que el problema exige.
-¿El cambio se podría hacer mas rápido y contundente si la gente entendiera cuales son los beneficios en la vida cotidiana? ¿Cómo explicar a alguien que no llega a fin de mes los beneficios del cambio climático?
-A nivel personal cada uno de nosotros no estamos viendo el cambio climatico. Vivimos alguna ola de calor, tormentas muy fuertes, algún otro fenómeno. Pero hay gente o regiones que están experimentando fenómenos muy graves que no han experimentado en el pasado. Que los fenómenos están aumentando y el planeta se esta calentando no hay dudas. Si mañana no como carne ¿en que va a mejorar el cambio climático? Absolutamente nada. El problema es que son 7 mil millones de habitantes en el planeta y si cada uno de ellos come un pedacito de carne cada día el planeta está terminado. Aunque nosotros a nivel personal no sentimos ser parte del problema, cada uno tiene que hacer su contribución, somos parte del problema y vamos a sentir su impacto, no hay dudas de esto.
-¿Cree que los gobierno están haciendo lo necesario en cuanto a inversión e incentivos como para que el problema no siga creciendo?
-Se podría hacer más y mucho más. El tema es a que costo. Por ejemplo, para que el año que viene Argentina tenga emisiones cero el costo que hay que invertir es enorme porque no se puede de un día para el otro cambiar toda la economía. Es imposible. La gestión ahí es un balance entre el costo, la velocidad con lo que puede hacer y los beneficios que traerá hacerlo. Los gobiernos no están haciendo lo suficiente respecto del calentamiento porque sigue subiendo la temperatura y cada grado adicional es absolutamente una diferencia enorme para los impactos futuros. Del otro lado puede decirse que se está haciendo lo que se puede, las empresas tienen sus metas propias, hay negociaciones globales, hay conciencia del problema. Se están moviendo en la dirección correcto. Desde mi punto de vista no vamos a la velocidad necesaria, se podría hacer mucho más, los países ricos deberían poner más plata para ayudarnos a hacer los cambios de tecnología, de consumo, de hábitos, y para que la cosa se cambie mas rápidamente.
-Se que no tiene la bola de cristal pero ¿Qué percibe va a pasar en los próximos 10 o 20 años?
-Creo que es muy difícil predecirlo, pero estamos de manera muy general caminando en la dirección correcta. Antes de la guerra como Ucrania habíamos avanzado con la Conferencia de Glasgow, los países definieron mejores metas, compromisos mas fuertes. Con la guerra la gente volvió a usar el carbón, no había energía en Polonia, en Bulgaria, y recurrieron a las viejas tecnologías. Es un paso atrás y en el momento en el que la economía golpea más los países se vuelven un poco más conservadores. Veremos la velocidad con la que hacemos la transición en los próximos años. Hay gente más optimista que yo, que cree que vamos a la velocidad adecuada, que en 15 años no vamos a tener matrices energéticas no muy limpias, que en 2035 vamos a tener países con sus emisiones cerradas. Vamos a ver. Depende mucho de la política. Si vamos a tener mas Bolsonaros será una tragedia, pero por otro lado tenemos esperanzas de que sea la ultima experiencia de un presidente negacionista, es increíble que a esta altura de los tiempos haya gente que escoja un presidente con este desprecio por la ciencia. Esperamos no tener que aprender de desastres ecológicos, pero a veces lo hacemos solo cuando suceden.