Realizar la revisión técnica obligatoria de los vehículos se transformó en un imposible. El único taller habilitado en nuestra ciudad está en Blas Parera al 10400, en el límite norte, casi en Recreo.
Primero, llegar. Quienes en las últimas horas intentaron acercarse para, al menos, pedir un turno para realizar el control debieron tener paciencia y, si no disponían del tiempo suficiente, no lo consiguieron. Unas seis cuadras antes de llegar a destino Blas Parera se transforma en un embudo. La larga fila de autos, camiones y colectivos que circulaban a paso de hombre preanuncian lo que muchos suponen.
Segundo, un turno. Tras varios minutos sobre la ruta aparece el Taller Control SH. Los conductores estacionan los coches sobre la banquina, donde consiguen un claro de tierra y, saltando charcos sobre el barro forman una fila de más de 50 metros de gente que espera conseguir un turno, parada en el descampado y ante el fuerte viento frío, junto a la ruta (no lleve a los chicos).
Tercero, desconocimiento. Para conseguir un turno se deben llevar la tarjeta verde del vehículo y 60 pesos (se paga en ese momento). Algunos lo desconocen. El momento se transforma en una comunión de lamentos. Todos tiene una versión distinta de qué les sucedería si no realizan el trámite. La conversación y espera a la intemperie demora más de dos horas hasta llegar cara a cara con el único empleado que otorga los turnos. Un solo empleado. Uno.
Cuarto y último, a esperar. Entonces llega el final del trámite. Del otro lado del escritorio el empleado le otorga un papel con la fecha para realizar el control. Este tendrá validez –según la Municipalidad- para evitar una multa, hasta que verifiquen el estado del auto. Ah, el turno es otorgado para mediados de junio. Esa fecha conviene llevar el auto en condiciones, para terminar de una vez con esta amansadora.