Una vez que ingresan al local, los autos deben pasar por una línea de fosas con el instrumental tecnológico necesario para chequear cubiertas, frenos, sistema de dirección, luces, el nivel de emanación de gases y ruidos.
También se revisan los instrumentos de seguridad del coche, tales como paragolpes en condiciones, matafuegos, balizas, cinturones de seguridad y botiquín de primeros auxilios.
El conductor debe ir munido por la documentación del vehículo: tarjeta verde, patente y póliza de seguro, para conocer la fecha de fabricación del modelo y carné de conducir. También tarjeta amarilla para los que poseen autos a gas.
A los polarizados ``se les arranca la polarización, porque está prohibido por ley, únicamente se permite una franja para sol, pero lo otro tiene que estar libre'', advirtió uno de los mecánicos.
Completado el circuito, si el auto está en condiciones, los automovilistas se retiran con un certificado que dura entre uno y dos años, de acuerdo con la antigüedad del automóvil. Si el auto no pasa la revisión, se expide una certificación ``condicional'' y el propietario deberá volver a inspección, luego de hacer las reparaciones indicadas en forma particular.