"Enseñar competencias digitales es cada vez más necesario en el mundo en el que vivimos"
Pablo Bongiovanni es profesor en Ciencias de la Educación especializado en TIC y dio sus impresiones sobre el reciente informe de la Unesco que alertó por el "uso excesivo" de tecnologías en las aulas.
El especialista opina que es necesario pensar alternativas para abordar los desafíos actuales de incluir la tecnología en la educación sin recurrir a la prohibición. Foto: Mauricio Garín.
Pablo Bongiovanni, profesor en Ciencias de la Educación especializado en TIC, enfatiza que no existe incompatibilidad entre la tecnología y el aula, sino que su uso debe basarse en criterios pedagógicos y didácticos específicos. En ese marco, destaca la importancia de formar en competencias digitales, ya que vivimos en un mundo altamente tecnológico y estas habilidades son esenciales para desarrollar personas críticas y preparadas.
-La Unesco señaló que los dispositivos tecnológicos pueden, en ciertas ocasiones, provocar distracciones que entorpezcan el aprendizaje. En tu opinión, ¿son incompatibles la tecnología y el aula?
-Definitivamente, no hay incompatibilidad de la tecnología en sí misma con el aula. Lo que sí puede haber es incompatibilidad del uso de la tecnología en un determinado contexto en orden a los objetivos pedagógicos y didácticos. En general, podríamos decir que hay mucho más beneficio en el uso que en el no uso de la tecnología en estos tiempos de expansión de la digitalización, por lo que creo que no sería conveniente la exclusión total de la tecnología del ámbito educativo, pero sí considero que debe ser puesta en práctica en base a determinados criterios. Las competencias digitales son sumamente necesarias en el mundo en el que vivimos. Necesitamos formar en habilidades digitales y de competencias en el uso de la tecnología para poder desarrollar personas críticas, que puedan incorporarse en un nivel de aprendizaje más profundo.
Pablo Bongiovanni es profesor en Ciencias de la Educación, postítulo de Especialización en TIC, doctor en Educación, director EESOPI N° 8106 "Don Bosco" y profesor en la Universidad Católica de Santa Fe. Actualmente, además, es capacitador en instituciones educativas de nuestro país y del exterior.
-El informe menciona que algunos países están avanzando en la prohibición del uso de celulares en las escuelas ante su posible impacto negativo. ¿Cuál es tu perspectiva sobre este tipo de medidas? ¿Existen alternativas para abordar los desafíos sin llegar a la prohibición total?
-En general, no es una tendencia en educación la prohibición. Creo que los países donde se está prohibiendo el uso de celulares lo hacen en base a criterios con los cuales personalmente no comparto. Lo que podríamos decir es que estas medidas educativas históricamente aparecen en algunos grupos reducidos, en iniciativas particulares, ante una nueva tecnología que irrumpe en el mundo, donde suelen alzarse las voces más conservadoras. Existen muchas alternativas para abordar ese desafío sin llegar a la prohibición. Son muchas las experiencias que hay en los últimos años -por poner una fecha, desde que se empieza a popularizar Internet a inicio de los 2000- al respecto del uso de la tecnología en el aula. Hay mucha documentación e investigaciones que muestran efectos positivos de su incorporación en determinados contextos. Los buenos ejemplos son aquellos que intentan hacer un uso pedagógico-didáctico de la tecnología con un criterio direccionado a seguir objetivos de enseñanza que van alineando el uso de la tecnología. Si queremos que nuestros alumnos se preparen para ser ciudadanos digitales para un mundo altamente tecnológico tenemos que enseñarles estas habilidades y competencias en la escuela, pero que además tienen que ser parte del proceso de aprendizaje de la educación básica. Para hacer un uso adecuado tenemos que integrar la formación de habilidades digitales propias de esta época con las competencias propias de cada disciplina como matemática, biología, historia, filosofía y demás.
-Uno de los fundamentos más frecuentes es que las aplicaciones que corren en los celulares están diseñadas para inducir un uso adictivo ¿Cómo sacar provecho de la potencia de las nuevas tecnologías sin caer en la lógica de distracción de las redes sociales?
-Es cierto que algunas plataformas o las redes sociales tienen objetivos que no son pedagógicos ni didácticos porque están diseñados con otros fines. Creo que el mayor desafío es poder ser críticos en el uso de ciertas tecnologías y orientarlas, como en el caso de las redes sociales, a las habilidades y competencias que necesitamos formar en el ámbito educativo, sea la escuela o la universidad. Siempre las recomendaciones tienen que ver con el uso crítico y con la utilización de la tecnología para entender cuál es lógica, cómo funcionan y cómo la podemos aprovechar para desarrollar nuestros objetivos. Toda la educación formal tiene un currículum de base, ciertos contenidos que hay que enseñar y que hay que aprender, y las estrategias deberían tener ese norte.
-Más allá de alertar sobre sus riesgos, el informe también destaca la capacidad de la tecnología para achicar brechas por ejemplo con los sectores más desfavorecidos. ¿Cómo crees que la tecnología puede contribuir a mejorar el acceso y la calidad de la educación?
-La escuela como institución, desde mi perspectiva, es una segunda oportunidad de obtener aquello que no podemos obtener en la sociedad o que no podemos obtener en nuestra familia. Pero esa segunda oportunidad, es absolutamente contextual. Por ejemplo, en aquellas escuelas en la que sus estudiantes tienen una conectividad frecuente y un acceso amplio a la tecnología puede ser una segunda oportunidad de conocimiento y de formación de habilidades desde la desconexión. Y, por el contrario, en contextos donde existe una gran brecha tecnológica, hay que insistir en la inclusión por más y mejor conectividad que permita que la escuela sea una ventana para adquirir habilidades que el mundo actual exige cada vez más.
-¿Qué recomendaciones darías a los responsables de políticas educativas para aprovechar al máximo el potencial de la tecnología en la educación?
-Para poder implementar políticas educativas eficaces necesitamos primero tener un buen diagnóstico. La mejor recomendación sería que podamos acceder a un diagnóstico preciso que nos indique dónde estamos en términos de conectividad y cómo esa conectividad está en relación al contexto y los objetivos pedagógicos trazados. Porque, siguiendo la lógica de la respuesta anterior, no en todos los contextos es necesario el mismo tipo de disponibilidad tecnológica. Entonces, un buen análisis de la situación nos permitiría orientar los recursos a donde haga más falta, incluso sin que esto sea orientarlo exclusivamente a las escuelas más carenciadas o de la periferia, porque muchas veces esto no tiene que ver con el contexto socioeconómico de la escuela, sino que tiene que ver con la modalidad de distribución de tecnología que se fue dando a través de distintos gobiernos, donde incluso hay colegios privados que hoy por hoy tienen menos conectividad que escuelas públicas o hay colegios con muy alta disponibilidad de tecnología que la están subutilizando.
-La Unesco también hace "un llamamiento urgente" para que se haga un uso adecuado de la Inteligencia Artificial (IA). Pasado ya los primeros meses de "euforia", ¿cómo estás viendo este fenómeno y cuáles consideras que son los desafíos más relevantes de incorporar la IA en la enseñanza?
-Estoy acuerdo completamente con esta urgencia de pensar el fenómeno de la Inteligencia Artificial desde la educación. Es una tecnología que evoluciona muy rápido y que nos apura a que nos preparemos como educadores para preparar a nuestros alumnos para ser ciudadanos digitales. Algo que resaltar después del primer momento de fascinación por lo que demostró que puede lograr la Inteligencia Artificial, es que todas las discusiones -y especialmente en educación- derivan en la cuestión ética y la mirada crítica. Para esto, primero necesitamos aprender a usar esta tecnología y capacitarnos en sus posibilidades. Y en segundo lugar, desarrollar criterios claros que nos permitan posicionarnos desde una posición fundamentada en cuanto a su incorporación en la vida cotidiana, porque el mundo al que vamos cada vez va a estar más atravesado por este tipo de tecnología.
Consejo para padres y madres
"Chupete electrónico" es el nombre de la metáfora que identifica una práctica que se ha vuelto habitual en esta época: dejar a los más chicos al frente de las pantallas (televisión, computadora, tablet o el celular) para mantenerlos entretenidos y que los adultos puedan dedicarse por un rato a realizar otras actividades.
En este sentido, Bongiovanni dio su opinión para asegurar un uso responsable y seguro de la tecnología. "Creo que, más allá de la edad que tenga el niño, la niña o el adolescente, lo que los adultos debemos hacer es tomarnos el tiempo necesario para ver cuál es el uso que le está dando a la tecnología y qué hábitos está generando", dijo.
"Debemos evaluar si esos contenidos y esos hábitos tienen que ver con lo que querés brindarles como papás y mamás. Algunas cuestiones a considerar son los tipos de contenidos que consumen las diferentes plataformas, en los videojuegos, en Youtube, Tiktok, Instagram y demás. Pero también la cantidad de tiempo que están frente a una pantalla", agregó.
"Es necesario prestarle atención a las reacciones que puedan tener, porque la exposición excesiva a las pantallas puede generar cambios en conductuales, cambios en el humor. Y también afectan a nivel físico, en la postura, en la vista, en el peso. Si estamos atentos a todo esto, podemos entonces guiarlos y acompañarlos en el uso tecnológico para que sea más afín a los valores que queremos transmitirles", culminó.
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