Nicolás Trotta: "Lo que ocurre en las escuelas nunca está disociado de lo que sucede en los hogares"
A 10 meses del inicio de mandato y con 7 de ellos en pandemia, el ministro de Educación de la Nación analizó con El Litoral la marcha de una agenda educativa agravada por los efectos del coronavirus. Frente al desafío de una "doble recuperación", puso como ejes al consenso, el financiamiento, la gestión política y el rigor sanitario. "Si sostenemos la recuperación del país, por supuesto que los resultados van a mejorar", dijo.
Presidencia de la Nación Los países con mejor respuesta de sus sistemas educativos son los que, además de sostener los consensos y los procesos de inversión, tienen realidades de mayor igualdad .
De los meses al frente de la política educativa argentina, la mayor parte fueron de gestión bajo la extraordinaria magnitud de la pandemia. El ministro de Educación de la Nación concedió una entrevista a El Litoral, en la que se refirió a la conducción del destino de las aulas de todo el país, frente a los enormes desafíos presentados por el embate del coronavirus. Nicolás Trotta habló de los objetivos previos al Covid-19 y su adaptación a la "nueva normalidad", sostuvo que el gobierno de Macri "descuidó" su "labor política" respecto a la educación, enumeró el "retraso tecnológico" en el que se encuentran los estudiantes y destacó el desempeño "doblemente reconstructor" que su cartera tiene que afrontar hasta tanto la presencialidad esté vedada de las actividades diarias.
"La pandemia presentó un escenario muy dificultoso para la realidad argentina, con complicaciones muy grandes en la región metropolitana y con una posterior irradiación a todo el país. Tenemos que ser conscientes que no hay margen para la equivocación, por lo que debemos ser extremadamente responsables en cada una de las decisiones que tomamos. Eso nos lleva a que nuestro trabajo esté fundamentado en un alto rigor informativo que se realiza en conjunto entre el ministerio de Educación nacional, el ministerio de Salud nacional, el comité de expertos epidemiológicos y la coordinación con las 24 jurisdicciones y sus propios equipos", manifestó el ministro Trotta sobre el panorama de actualidad.
-Retrocediendo a diciembre del año pasado, cuando recibió la noticia de la designación del presidente al frente de la cartera educativa, ¿cuántas de ideas subsisten de allá a esta parte?, ¿qué aciertos y qué errores habrá que considerar de todo a lo que obligó el coronavirus?
-Los objetivos que tenemos son los mismos que teníamos en diciembre, aunque el camino para poder alcanzarlos se ha complejizado por la pandemia. La educación argentina venía de transitar 4 años complejos con la gestión anterior, donde creo que hubo dos componentes que fueron los que más impactaron en las escuelas.
En primer lugar, la incapacidad para mantener los consensos y los procesos de desinversión educativa. El país había empezado a transitar un camino de estabilidad en esos aspectos a partir de la sanción de normas fundamentales que pusieron a la educación en la centralidad de las políticas públicas, teniendo en cuenta la federalidad del país, lo que implica traccionar una agenda común entre 24 jurisdicciones y el Estado Nacional. Con las leyes de Educación Nacional, de Educación Técnica Profesional y de Financiamiento Educativo, se fue formando el camino que marcó una política de Estado. Para poner un ejemplo concreto, gracias a esas políticas, en 2015 se logró cumplir por primera vez con el 6,1% del PBI en la educación. Y eso, a partir de 2016, se abandonó.
El segundo componente tiene que ver con que lo que ocurre en las escuelas nunca está disociado de lo que sucede en nuestros hogares. Creo que todo lo que ocurre en las cocinas de los hogares impacta luego en los aprendizajes. Todos los países que tienen la mejor respuesta por parte de sus sistemas educativos son los que, además de sostener los consensos y los procesos de inversión, tienen realidades de mayor igualdad. Entonces, también hay que mencionar que, en términos objetivos, desde 2016 a 2019 hubo 3 de 4 años marcadamente recesivos, donde creció la pobreza. Al mismo tiempo, se restringió la capacidad de respuesta de la escuela, donde se le quitaron recursos, sumado a un fuerte nivel de conflicto y una retracción del ministerio en su responsabilidad de articular las políticas educativas nacionales.
Es imposible que el resultado sea positivo si ocurre todo esto al mismo tiempo. Por eso, desde nuestra gestión planteamos que el desafío estaba en generar una agenda federal en conjunto con las 24 carteras educativas, que nos permita retomar los consensos y, a la vez, recuperar los procesos de inversión. Pero ese objetivo hoy se volvió más grande, porque estamos hablando de que necesitamos una recuperación económica y social completa de la Argentina por las complejidades de la pandemia, donde todos los indicadores se volvieron mucho más dramáticos que hace diez meses. Entonces, tal como lo ha dicho el presidente, nos toca un desafío doble: superar la pandemia con su propia agenda educativa y también pensar la escuela de la post-pandemia.
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Foto: Presidencia de la Nación
-Precisamente, esta semana fueron presentados los resultados del Operativo Aprender, que capturó "la foto" de la secundaria argentina pre-pandemia, sobre la que usted dijo que demandará una importante reflexión. ¿Dónde observa las principales complejidades?, ¿qué considera prioritario para que el Estado recomponga un sistema educativo al que ahora se le suman las dificultades de la pandemia?
-Quiero ser claro con que en este tipo de pruebas no solamente se evalúan los aprendizajes de los estudiantes, sino que también se evalúa el ejercicio efectivo del derecho a la educación, que está en cabeza de los distintos niveles del Estado. Por lo tanto, si es que hubiera un fracaso, no es de los chicos y chicas, sino que es un fracaso de las respuestas que puede dar la escuela ante la realidad; y si la escuela no lo puede hacer es por responsabilidad de la política estatal, que es quien le tiene que dar las herramientas para poder enfrentar las enormes dificultades educativas y sociales.
Es allí cuando nosotros planteamos que hay que poner esfuerzos: en la labor política. Será ella la que, en definitiva, condicionará luego la capacidad de respuesta concreta. No hay soluciones mágicas. Si a nuestras escuelas les damos políticas educativas estables, inversión educativa, y sostengamos la recuperación del país, por supuesto que los resultados van a mejorar.
-¿Ese es el sentido con el que está elaborado el Presupuesto 2021?
-Lo importante del presupuesto 2021 es reflejar las políticas que queremos que sean realidad, de manera que la agenda futura tiene muchos ejes que debemos tratar.
En su configuración, este presupuesto rompe la inercia de marcada caída de inversión educativa de los últimos cuatro años, planteando los horizontes de los pasos que tenemos que dar en una Argentina que se ha hecho más desigual de lo que era con la pandemia.
En ese camino, por ejemplo, hemos más que duplicado la inversión en las becas Progresar, casi triplicado en infraestructura escolar y más que triplicado en el plan de conectividad.
Además, estamos haciendo eje en educación y trabajo, con inversión prioritaria con becas estratégicas para la educación superior, que recupera los procesos de inversión en la educación técnica profesional -claramente desfinanciada en los últimos cuatro años- y, principalmente, la construcción de una agenda federal.
-El de la conectividad fue uno de los mayores desafíos que trajo el coronavirus, tanto en la falta de dispositivos como la conexión deficiente. Aquí, el gobierno de Santa Fe lo apuntó como una de las mayores fallas de la provincia. ¿Por qué cree que no llegamos lo suficientemente preparados en este aspecto? ¿De ahora en más, habrá ayudas del Estado nacional a las jurisdicciones para solventar este aspecto?
-Para nosotros, la conectividad es un derecho que debe ser garantizado por los Estados, y esto lo entendemos así previo a la pandemia, durante la pandemia y después de la pandemia.
Lamentablemente, con la pandemia todos terminamos de tomar conciencia de la enorme equivocación que tuvo el gobierno de Mauricio Macri de discontinuar el Conectar Igualdad. De acuerdo a nuestros cálculos, hoy nos faltan unas 4 millones de computadoras que estarían en nuestros hogares de no haber terminado el programa.
Durante la gestión de la entonces presidente Cristina Fernández de Kirchner, se distribuyeron más de 5 millones de computadoras a estudiantes y docentes. Y en los cuatro años de la gestión Cambiemos, el número disminuyó a 800 mil computadoras, que además dejaron de ir a los chicos para formar gabinetes informáticos, decisión que fue errada según muestran las pruebas Aprender que confirman su bajísimo uso.
Podemos debatir legítimamente si lo mejor es que las notebooks vayan directamente a los estudiantes o a gabinetes, pero lo que nadie puede justificar es la retracción del Estado a la hora de distribuir herramientas tecnológicas en un país tan desigual como el que tenemos.
Ahora, estamos implementando el Plan de Conectividad Juana Manso, que implica retomar el desafío de que las computadoras se entreguen a los estudiantes. Para ello, empezamos por las zonas de mayor vulnerabilidad educativa que son algunos distritos del conurbano y las diez provincias del norte grande.
Además, esta semana iniciaremos el proceso de adquisición de computadoras, priorizando los alumnos de primer año del ciclo orientado de la secundaria.
-Entre los aspectos del día a día está el del regreso a las clases presenciales. ¿Cuáles son los pasos en el plan para el retorno?
-Con la guía epidemiológica que determinamos semanas atrás buscamos llevar tranquilidad a toda la sociedad sobre los pasos que se vayan dando en cuanto al regreso tanto de actividades escolares como de revinculación. Pero sobre todo entendiendo que la Argentina tiene una configuración extensa, con distintas realidades diversas. En ese sentido es que celebro la decisión del gobernador Perotti de avanzar en los distritos donde no hay circulación viral, ya que Santa Fe tiene distintas situaciones hacia adentro de la misma provincia
Por supuesto, el regreso a las escuelas tiene que ser de manera segura. En los lugares donde no están dadas las condiciones, no se puede volver a la presencialidad porque es correr un riesgo innecesario. Tenemos que aprender a convivir con el Covid-19. Y la experiencia que atravesamos, aunque todavía no es demasiado grande, nos lleva a seguir trabajando con los criterios plasmados en los protocolos elaborados en julio.
-Las "clases a distancia" condujeron una demanda clara de un sector que insiste en la necesidad de que los estudiantes regresen a las aulas. El paradigma de ese planteo pareció estar en la propuesta de la Ciudad de Buenos Aires con "clases al aire libre". ¿Cuál es la mirada que tiene sobre este planteo?
-Que todos tenemos derecho a tener una mirada. Personalmente, recibo mensajes a diario donde me critican porque voy demasiado rápido y también porque voy demasiado lento.
La opinión es algo que ciudadanos, padres y periodistas pueden tener. Pero en nuestra función, no podemos dejarnos llevar por lo que, con todo derecho, nos digan por mensajes o lo que se publique en algún artículo de internet.
Somos promotores del regreso a las aulas, más allá de que la decisión final la tiene cada gobernación, pero reconocemos las dificultades y el riesgo que atravesamos.
Las decisiones que hemos tomado están fundamentadas en la construcción rigurosa de los protocolos, que se han elaborado luego de un intenso análisis realizado durante meses por los máximos especialistas del campo epidemiológico y educativo de la Argentina. Y esto sucedió así porque entendemos que no hay forma de lograr una agenda educativa con impacto si no es de manera coordinada. Esa es la clave de avance en las respuestas que nuestra escuela necesita.
Responsabilidad en los saltos de nivel
-Los especialistas han puesto el ojo sobre la situación de los estudiantes que saltan de nivel, enfocados en posibles crecimientos del abandono y la repitencia, de cara a un contexto poco alentador. ¿Cuál es el mensaje para quienes deben finalizar sus estudios obligatorios y, también, para aquellos que apuestan a continuar sus estudios superiores en el país?
-El Estado debe promover siempre, de manera responsable, la continuidad educativa. Y creo que momentos excepcionales demandan respuestas excepcionales. En ese sentido, hemos adoptado distintas decisiones, junto con todas las provincias y la Ciudad de Buenos Aires, que nos permitan reorganizar la unidad pedagógica entre el 2020 y el 2021 para garantizar los aprendizajes necesarios. Por ejemplo, se determinó que el ciclo se extienda hasta el 30 de abril para la secundaria, con módulos específicos, ya los de último año son los que no vamos a tener el año próximo.
Por otro lado, le digo a los jóvenes que sostengan el esfuerzo de seguir aprendiendo en casa porque para finalizar el secundario los aprendizajes van a tener que ser acreditados.
Además, dejarles en claro que tengan la tranquilidad de que aquellos que quieran continuar sus estudios lo van a poder hacer. Se está coordinando con todo el sistema educativo para que los procesos de inscripción y el cursado en las universidades tengan un plazo mayor para presentar todo lo necesario.