Una de las bandas jóvenes más consolidadas de la ciudad de la Bandera despega con la gira de su último disco, “341”, desde acá a varias provincias y hasta Santiago de Chile. Luego de siete años de solidez en la creación de sus temas R&B, soul fusionados con los estilos urbanos del hip hop, firmó un contrato que la llevará a otras escalas.
Hace poco más de un mes los Calíope Family firmaron con Warner Chappell Music Inc. Una editorial musical estadounidense subsidiaria de Warner Music. Y antes de su gira, la fecha en la ciudad para estrenar su disco será el sábado 5 de agosto en La sala de las artes, junto a Spaghetti Western (de Mendoza). Anticipadas en entradaplay.com, Amadeus (Córdoba 1369) y Miloco Growshop (Rioja 1432).
Se trata de su tercer disco, la más ambiciosa de sus producciones musicales, que ya su nombre lo predice, busca mostrar la esencia de los barrios rosarinos, para llevar su rap a otras fronteras. En una gira que los llevará por Mendoza, Córdoba, Venado Tuerto, Entre Ríos, Santiago de Chile (por primera vez) y culminará en La trastienda (CABA).
Con la fuerza de la calle y los genes del under, el quinteto fue construyendo un espacio propio en la música y hoy son los embajadores de una escena que los respeta y los banca. Ellos son Camilo Corradin (en batería), Pancho Val (guitarra), Agustín Pérez (teclados), Franco Olima (Bajo, SynthBass y pistas) y Brapis (voz y letras).
“341” cuenta con cuatro colaboraciones: Veeyam, Juli Giuliani, DJ Baladi y Núcleo AKA Tinta Sucia. Referentes muy ligados a la cultura del rap que acompañan a Calíope en diferentes pasajes de un disco que tiene todos los modos, desde virtuosismo, introspección a la vida en las calles rosarinas.
Con el prefijo telefónico de Rosario como estandarte, este disco propone una identidad rosarina consolidada, macerada con el tiempo y a su vez ambiciosa. A esto se suma un video lyric creado por Pardo Films en donde se retratan numerosos lugares y situaciones características de la ciudad. El disco ya se puede encontrar en Spotify, Apple Music, iTunes Store, Tidal, Stay Tuned y Faro latino.
A pocos días de su esperada presentación de “341”, el tecladista de Calíope Family, Agustín Pérez, dialogó con Mirador sobre este virtuoso momento que vive la banda, sobre cómo compusieron este disco, los orígenes siete años atrás cuando era una banda propuesta por hombres muy mayores, y sus expectativas de cara a una gira y un contrato internacional con Warner Chappell.
Sobre los orígenes de la banda, Agus detalló: “Yo tenía 17 años cuando un señor llamado Daniel, que ahora vive en Bélgica, nos convocó para formar una banda de jazz donde alguien sume sus rimas arriba. Fue un visionario de fusiones cuando lo urbano acá todavía no sonaba tanto, y fue una gran experiencia para nosotros. Éramos Brapis y yo junto a Daniel y José Pons, un saxofonista. Pero Al año Daniel y José se abrieron y se sumaron Franco, Pancho y Camilo. Entonces quedó esta banda joven, con la misma formación que ahora, hace seis años. Un grupo de pibes que nos conocimos a través de la música. No es que éramos amigos y dijimos “armemos una banda” como suele pasar. De los mayores aprendimos la disciplina y constancia, llegar puntual, ensayar cuatro veces a la semana. Y la música nos dio esta gran amistad, imagínate la unión que hace que ensayemos cuatro veces a la semana, viajemos y estemos horas ensayando, y quizás los fines de semana también salimos”.
En origen, cuando comenzaron hace siete años, la banda era Calíope, pero cuando hicieron una cuenta de la banda en las redes sociales, encontraron a una cantante colombiana llamada Calíope. Entonces le agregamos el Family para distinguirnos. “Queríamos seguir teniendo ese nombre de la diosa griega que es una musa de la música, y así quedó”, recordó.
Lo que era en origen una propuesta de jazz con rap, desde el ingreso de los tres jóvenes pasó a ser de soul, R&B y los estilos urbanos. Los jóvenes entendieron que era importante sumarle la marca visual, y por eso tiene producción de video lyrics, discos físicos, merchandising, fotos, y Agustín adelantó que “hay ganas de crear un vinilo también, que le da un valor hermoso para los seguidores, pero eso tiene otros costos”.
Tras la salida de este nuevo disco, y apenas firmado su contrato para producir luego de la gira, Agustín asegura que “hay un exceso de felicidad en en el grupo”, y recordó cómo este año fueron convocados y sonaron en Cosquín Rock: “Fue muy hermoso ver como se fueron abriendo puertas, cuando hemos sonado en lugares muy under como se podía, y ahora nos llaman en festivales nacionales y con fechas en otras provincias, e hicimos el avant premiere para los seguidores, que vinieron a escuchar antes que nadie. Tocó una fibra íntima con 341”.
Sucede que las primeras veces que la banda viajó a Buenos Aires en busca de lugares en la noche, no era fácil su acceso, y la constancia de estos años de producción musical y viajes, ya les generó la camaradería y amistades con otros del palo. “Fue un trabajo con firmeza y amor, y estamos felices de tener tantas fechas y tantos amigos en el país”, agregó.
Disco rosarino nacido en la sierra, y la hermandad con otras bandas
En torno a la creación de este nuevo, su tercer disco, también fue algo especial, ya que la banda se recluyó durante una semana en Córdoba a componer: “Nos encerramos en una casita en Villa del Dique, con dos computadoras y los instrumentos, y grabamos desde temprano. Cuando volvimos, teníamos todo el disco y lo grabamos en un estudio de Rosario”.
Luego de la gira contarán con estudios de alta calidad de Warner en CABA, y sobre este gran salto, Pérez contó: “Fuimos promovidos por un productor al que le dicen El Ruso, que era de Neuquén. Él produce fechas en Buenos Aires, y fue quien nos propuso realizar este arreglo con la discográfica. Hace un mes firmamos con el escribano, y ahora tenemos un soporte enorme para seguir grabando y viajar, que es muy costoso”.
La banda siempre se manejó con un concepto cooperativo, y algo que destaca tanto los Calíope como el resto de las bandas jóvenes rosarinas es su compañerismo. Algo que desde hace años se observa desde la creación del Movimiento Unión Groove (MUG), que produce fechas de festivales y desde hace pocos meses lograron tener su propia sala de ensayo, también gestionada de forma autónoma.
Sobre esto, Agustín ahondó: “Siempre los gastos salieron de nuestro fondo común, y cada fecha que tocamos, la ganancia es llevada a ese fondo, que se retroalimenta para que tratemos de no tener gastos. En Rosario no tuvimos que pagar para tocar en bares, algo que es muy usual, pero sí muchos años alquilábamos una sala de ensayo, y ahora con el MUG tenemos nuestra propia sala, en la que además se genera esa sinergia entre las bandas, sin competencia, sino en total compañerismo y amistad. Imagínate que el MUG nació en un cuarto vacío en la casa de Wayra Navarini, un compañero muy generoso, y ahí nos reuníamos todos a ensayar y a hacer fechas, como una casa cultural”.
Sobre la rosarinidad y la creación de sus temas
Este disco busca explícitamente mostrar el orgullo rosarino a las demás ciudades, ya que los cinco músicos de Calíope crecieron en sus barrios, y esa pertenencia se siente en cada canción. “Por eso hay temas que se llaman como los barrios, la tapa es el monumento. Siempre se dijo que ‘hay que ir a Buenos Aires’, y el ámbito musical no le daba el valor a que en Rosario pasan cosas, y el MUG es el claro ejemplo”, se explayó Agustín.
El sonido que se busca debe ser armónico, “no un beat, orgánico con despliegue musical. Suena el soul mezclado con muchos géneros urbanos, algunos más traperos”.
De esta forma, cada canción fue compuesta entre todos, en medio de las sierras Cordobesas, pero pensando en su identidad local, con armonías que se arman entre todos y luego Brapis compone las letras: “Hay dos formas de componer en general, Pancho y Franco hacen samples con la computadora y nosotros sumamos guitarra, bajo y batería, ó yo compongo una armonía con el piano y el resto se suma. Después mayormente la letra viene inspirada en la música”.