El cantante de 'Getsemaní' falleció en la madrugada del pasado domingo a los 72 años, dejando tras de sí un notable patrimonio.
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El pasado fin de semana, la voz de Camilo Sesto se apagaba para siempre. Tenía 72 años y fue un fallo renal el que acabó con su vida de manera inesperada. El alcoyano nos deja grandes éxitos musicales, canciones que nos han marcado o con las que hemos crecido y un amplio repertorio de temas que pasarán a la posteridad, como Perdóname, Vivir así es morir de amor, Melina, Algo de mí, Getsemaní, Vivir sin ti o Mendigo de amor. Pero el legado de este icono de la música melódica no se limita solo a sus baladas románticas, sino que deja tras de sí un extenso patrimonio en el que tienen cabida desde casas hasta empresas.
Aunque por el momento no ha trascendido nada relativo al testamento que dejó el artista, de lo que no hay duda es de que gran parte de la herencia de Camilo Sesto irá a parar a manos de su único hijo, Camilo Blanes Ornelas, un joven de 35 años -cumplirá 36 en noviembre- que ha intentado seguir los pasos de su padre en el mundo de la música y que hasta el momento residía en México, desde donde voló nada más enterarse de la triste noticia. Concretamente, el hijo que la estrella internacional tuvo con la fan Lourdes Ornelas tendría derecho a la legítima hereditaria, esto es, al tercio de legítima y al tercio de mejora, lo que se traduciría en las dos terceras partes del patrimonio de Camilo Sesto.
El único descendiente directo del artista podrá acceder así a gran parte de las propiedades y ahorros que figuran en la herencia, pero lo que falta por dilucidar si el de Alcoy, el primer español en lograr un disco de platino (1978), incluyó también en su testamento a las otras dos personas de su confianza, las que manejaban sus bienes: su administrador, Cristóbal Hueto, y su secretario. Precisamente este martes, Camilo Blanes Ornelas se dejó ver a su llegada a una de las residencias que poseía su padre: un chalé ubicado en la localidad madrileña de Torrelodones, de 450 metros cuadrados y tres plantas. Era el lugar en el que residía el intérprete de Mola Mazo.
Pero además de esta propiedad, el cantante era dueño de otra vivienda en La Chopera, en Las Rozas. Y de varias sociedades, una llamada Torrepeñote, con la que canalizaba su actividad musical y que tenía un patrimonio neto de más de 800.000 euros, y otra, Camilo Ediciones Musicales, gestionada por su administrador y mano derecha, cuyo patrimonio ronda los 400.000. A todo esto hay que sumarle las jugosas regalías generadas por todos sus éxitos.
"Nunca he sabido lo que tiene Camilo; nunca he investigado. Ni estando con él preguntaba. Juro que no sé lo que tiene ni lo que no tiene. Lo de la herencia no es lo más importante", confesaba recientemente Lourdes Ornelas a la televisión azteca acerca del legado del célebre Jesucristo Superstar. La que fuera fan del artista sí quiso dejar claro hace unos meses su parecer sobre la posibilidad de que su hijo pudiera acceder a la herencia que le correspondía. "No le va a dejar nada", comentó en su día, cuando reveló que en una de sus visitas a Madrid le "obligaron a firmar un documento" que ella creía que era para quitarle de en medio.
Por su parte, Camilo Blanes siempre mantuvo que su relación con su padre había sido buena. "A pesar de lo que diga la gente, siempre ha sido buena, nunca hemos estado mal. Como cualquier padre e hijo, hemos tenido nuestras etapas y nuestras discusiones, pero ahora estamos muy bien", deslizó poco antes de sacar su primer disco, Es lo que siento. Con todo, habrá que esperar para ver en qué se traduce finalmente el testamento de Camilo Sesto.