Philip Baker Hall, el actor de carácter que se destacó en las películas de Paul Thomas Anderson y consiguió gran popularidad con su personaje del teniente Bookman, el policía de la biblioteca en uno de los episodios más recordados de Seinfeld, falleció este domingo, a los 90 años. Las causas de su muerte aún no fueron reveladas.
Nacido en 1931 en Toledo, Ohio, Hall siempre había estado interesado en la actuación. Sin embargo, no fue hasta pasados los treinta años, una vez que regresó de servir en el ejército y luego de trabajar como locutor de radio y profesor de secundaria, que finalmente se animó a dar el gran paso y poner su presencia y evocativa voz al servicio del teatro primero, y luego de la TV y el cine, donde trabajó sin descanso por más de cinco décadas. Su primer destino fue Nueva York a principios de los sesenta, hasta que decidió mudarse a Hollywood en busca de nuevas oportunidades.
Así, desde 1975, ya instalado en Los Ángeles, Hall participó de cada ciclo televisivo que lo convocara sin distinción de género. De la legendaria comedia M*A*S*H, pasando por los policiales Matlock y La reportera del crimen y los dramas Falcon Crest y General Hospital, el actor apareció en más de cien episodios a lo largo de su carrera, incluyendo en los últimos años sus participaciones en Modern Family, Bojack Horseman y Mesías.
Fue gracias a su peculiar aspecto, siempre con un gesto adusto, algo triste y melancólico, además de su habilidad para interpretar los más diversos géneros y su presencia constante en la pantalla chica, que el actor se consiguió un fanático que lo transformó en un actor inolvidable para los cinéfilos. Cuando a principios de los años noventa conoció al director Paul Thomas Anderson, en aquel tiempo un asistente de producción de un olvidable telefilm, según contó el actor en una entrevista publicada en 2017 por The Washington Post, se hicieron amigos rápidamente: “Me dijo que era fan de mi trabajo, ¿Cómo no me iba a caer bien?. Hablábamos, fumábamos y tomábamos café”.
De aquel tiempo compartido surgió el primer corto de Anderson, protagonizado por Hall y titulado, nada casualmente, Cigarettes & Coffee, una experiencia que repetirían en la ópera prima del director de Licorice Pizza, Vivir del azar, en el que el actor encarna a Sydney, un veterano estafador que le enseña los trucos del negocio a su joven protegido interpretado por John C. Reilly. Más tarde los volvería a reunir en Juegos de placer y Magnolia, en la que Hall interpretaba a Jimmy Gator, el conductor del programa de entretenimientos infantil que funcionaba como catalizador de buena parte de la trama coral del film.
Claro que por todo el reconocimiento que le consiguieron los personajes de las películas de Anderson y sus trabajos en films destacados como El informante, de Michael Mann, El talentoso señor Ripley y Zodíaco, de David Fincher y Argo, de Ben Affleck, entre muchos otros, el papel que le dio popularidad y la posibilidad de dejar de audicionar después de más de treinta años de carrera fue el del teniente Bookman, el policía de la biblioteca que interpretó en la tercera temporada de Seinfeld.
“Hace más de veinte años que grabamos ese episodio y me pasa todos los días que alguien me reconoce y me llama Bookman. Y no solo sucede en Nueva York o en Los Ángeles, es en todos lados. El tipo dejó una gran marca”, recordaba Hall en una entrevista de 2014 al hablar de aquel personaje que iba tras la pista de Jerry cuando descubría que tenía en su poder el libro Trópico de cáncer de Henry Miller desde que lo había sacado prestado de la biblioteca pública de Nueva York en 1971. La escena en la que Bookman visita el departamento de Seinfeld para interrogarlo sobre su falta es una de las más graciosamente absurdas de toda la serie. El esfuerzo que hace el protagonista por aguantar la risa frente a la actitud del policía veterano se destaca entre los grandes momentos de la brillante comedia. “Es gracioso, ese fue uno de los últimos papeles en el que pasé por el proceso de audición simplemente porque innumerables puertas se abrieron después de mi participación en el programa”, decía hace unos años el actor de la cara triste y el talento para ponerla al servicio del género que fuera necesario.
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