Garbage: sonidos del futuro para palabras sobre el presente
La banda integrada por Shirley Manson, Butch Vig, Duke Erickson y Steve Marker, con Nicole Fiorentino completando la formación, se presentó en el Estadio Obras Sanitarias de Caba, entre viejas y nuevas canciones. Barbi Recanati, amiga de Shirley, repitió como telonera.
La otrora pelirroja indómita, hoy platinada, madura y al mismo tiempo sin edad, mantiene intactos su voz, su espíritu y sus convicciones. Foto: Gentileza Jona Cerri / @jc.fotografiaa
El martes 18, en el año en que se cumplen 30 años de su fundación, Garbage realizó su tercera visita a la Argentina, esta vez en el Estadio Obras Sanitarias de Buenos Aires. Tres décadas desde que uno de los productores del momento (había estado tras la consola de “Nevermind” de Nirvana y “Gish” y “Siamese Dream” de The Smashing Pumpkins) reclutó a otros dos científicos locos tras ver a la cantante de los edimburgueses Angelfish en el video de “Suffocate Me” (y saber que quería tocar con ella).
Hoy son más grandes y sabios: Bryan David “Butch” Vig (ausente por cuestiones de salud la última vez), con su bigote vintage; Douglas Elwin “Duke” Erickson, intemporal, abajo de su sombrero; un barbado Steve W. Marker; y la ex pelirroja Shirley Ann Manson, hoy platinada: una mujer madura pero al mismo tiempo sin edad. A ellos se sumó para la gira la bajista Nicole Fiorentino (ex The Smashing Pumpkins y Veruca Salt), el único puesto de sesionista en los tours.
Amiga argenta
Barbi Recanati abrió la noche, en su tercer escenario compartido con la visita: se conocieron cuando ella estaba en Utopians, el día en que Garbage cerro la primera noche del Pepsi Music 2012; subió embarazada para telonearlos en el Luna Park en 2016; y ahora tuvo su reunión ya como solista, con Marilina Bertoldi como bajista de su backing band.
Abrió el set con los rulos al viento (del ventilador que la apuntaba) y la energía de “Los demás”, que se continuó en “Que no”. Se colgó la guitarra para “En la frente”, con el guitarrista Juan Manuel Segovia (el que puso la semillita de aquel embarazo, en otra etapa de la vida sexoafectiva de Barbi) navegando por sobre la canción. Un beat electrónico dio largada a “Lo que queda”, sumando al bajo zumbador e intenso de la sunchalense.
Bajaron el tempo para “Caja de cristal”, que llega a su clímax sin terminar de detonar (un crecimiento hacia adentro, si cabe). Segovia dibujó la intro de la emblemática y coreada “Teoría espacial”, que podría ser canción de cancha en una tribuna alternativa.
Recanati tuvo unas palabras para su amiga internacional: “Quiero agradecer a Shirley por ser tan bondadosa. Recibí un mensaje por Instagram diciendo: ‘¿Te copás en abrir el show?’. Ese es el motor para todo mi 2025”.
De nuevo sin guitarra, encaró “Arte arte arte”. Siguió con su versión de “Todo sigue igual” de Viejas Locas, a dos voces con Juan Manuel y armonizada en los sintes de Lux Raptor.
“Muchas gracias, nos vemos mañana en el Congreso”, se despidió, con un inequívoco mensaje político.
Steve Marker en guitarra y teclado, Butch Vig en batería, Shirley Manson en voz, Nicole Fiorentino en bajo y coros y Duke Erickson en guitarra y teclado: la formación de Garbage para seguir trajinando los escenarios. Foto: Gentileza Jona Cerri / @jc.fotografiaa
Comienza el viaje
El escenario se vació para el armado de los técnicos foráneos, bajo la atenta de los ángeles mortuorios femeninos del telón de fondo (parte de la gráfica del último álbum,“No Gods No Masters”). El parche rosado del bombo de la batería, ilustrado con un caballo blanco, pedía “Be kind”(“sé amable”).
Pasadas las 21.15 sonó el “Laura Palmer’s Theme”, que Angelo Badalamenti compuso para “Twin Peaks” de David Lynch. Salieron los señores: Steve y Butch en total black; y Duke en camisa estampada y saco dorado (que le duró poco); también Nicole, de remera metalizada y pantalón oscuro. Entonces fue el turno de Shirley: con los colores del arcoiris en la cola de caballo de su pelo; los ojos delineados como una Cleopatra posmo; un vestido de gasas y tules blancos, rosas y púrpuras y calza estampada (como para una de cortesana steampunk o una muñequita gótica pero colorida). Parada como si midieron tres metros, los brazos en jarra, al frente del escenario.
Abrieron con la iniciática “Queer”, con aquello de “puedes tocarme si quieres / pero no puedes parar”. Un beat electrónico abrió para las guitarras de “Fix Me Now”, con la escocesa meneando al compás de su voz profunda, y tirando besos a sus fans; les devolvieron el primer “Olé, olé” de la noche.
Los compañeros afilaron las guitarras (diferentes modelos de Gibson para el pelado de barba y una alternancia con Fender Telecaster para el de sombrero) en “Empty” (ovación cuando SM se sacó los guantes, como si fuera un número de strip tease). Con “Sex Is Not the Enemy” aumento la energía, con saltos en el público.
“Estamos muy honrados de estar nuevamente en la Argentina, después de mucho tiempo, afirmó la referente. “Esta canción es de nuestro último álbum, ‘No Gods No Masters” (Ni dioses ni amos), se llama ‘The Men Who Rule the World’ (Los hombres que gobiernan el mundo). Cuando la hicimos nos inspiramos en los sucesos de Chile y Argentina. Hay gente que me sigue hace años, pero para los que no, deben saber que soy una feminista hardcore. Eso no quiere decir que no ame a los hombres, cosa que hago. Viviendo en Escocia fue muy inspirador ver tanta gente buscando mejores condiciones para las mujeres. No es que a los hombres les vaya bárbaro, pero les va un poco mejor que a las mujeres. Se que la Argentina esta pasando un momento duro, no pierdan el corazón, no pierdan la fe”.
Desplegó aquello de “Los hombres que gobiernan el mundo / Han causado un desastre / La historia del poder / El culto al éxito / El rey está en la oficina de contabilidad / Es presidente de la junta / Las mujeres que abarrotan los juzgados / Todas acusadas de prostitutas”, y rematar con “El violador, destruye al violador” (una frase inspirada en las luchas sudamericanas). “Deja que esos cabrones sangren”, acotó.
Climas
Engancharon con “Wicked Ways”, que tuvo su mash up con “Personal Jesus” de Depeche Mode; pasando por unas teclas de Steve antes de retomar el tema (pero cerrando con el “Reach out and touch faith” de los británicos. Steve volvió al teclado junto al toque anguloso de Vig para “The Trick Is to Keep Breathing”, otro clásico del inagotable “Version 2.0”.
“Blood for Poppies” arribó como otro mid tempo sinuoso y oscuro desde la línea de bajo, las guitarras construyendo una pared y las líneas vocales melódicas o recitativas por momentos.
La referente pidió perdón por no poder hablar en castellano. “En los 70, cuando ustedes no habían nacido, el gobierno no invirtió en enseñarnos español. Al menos pude formarme cómo una bad ass de la música rock. No es una excusa, pero es mi excusa”.
Después afirmó: “Barbi es una buena amiga de la banda, pero particularmente mía: la amo mucho. Es un talento fantástico: también es una increíble embajadora para Argentina y, particularmente por supuesto, para Buenos Aires; ella me inspira, y esta canción es para ella”; dedicándole “Wolves”, otra canción en el estilo “futurista” de los comienzos pero con el espesor que fueron ganando las letras en los últimos álbumes (notoriamente en el último).
“The Creeps” salió como un power pop combativo, con la vocalista explotando su gestualidad de muñeca maldita.
Shirley dominó el escenario, hizo cantar al público, reivindicó las luchas feministas de Chile y Argentina, defendió al colectivo LGTBIQ, y propuso un viaje en el tiempo a los 90, “como el Doctor Who”, a unos años “mucho más fáciles”. Foto: Gentileza Jona Cerri / @jc.fotografiaa
De la tristeza al baile
Pero rápidamente anunció “la canción más triste que Garbage haya escrito”, comparándola con su presente. Se trató de la balada “Cup of Coffee”, la cual en estas páginas hemos destacado como una de las grandes canciones de desamor de lo que va del siglo (“bastó una taza de café para probar que no me amas” podría ser una sentencia de Idea Vilariño); contó con Fiorentino como segunda voz, detrás de la performance emocional de Manson, rematando a dos teclados. Atravesaron eso de “Fumo tu marca de cigarrillos / Y rezo para que me llames / Me quedo en la cama todo el día mirando las paredes / Me quedo cerca de los bares por la noche, deseando no haber nacido / Y me entrego a cualquiera que quiera llevarme a casa”.
Salieron del bajón con “Vow”, montados en las líneas de Duke y el estribillo para saltar. Duke sacó la acústica para un comienzo despojado de “Special”, esta vez con una integrante nueva que puede hacer los coros femeninos, y Shirley llevando a cantar a la multitud.
Erickson retomó la eléctrica de caja para “Stupid Girl”, con la voz de Shirley profunda en las estrofas y coreable en los estribillos (también se corearon las melodías de guitarra, algo que siembre sorprende a los visitantes de nuestro público, y que le sacó unas carcajadas a la cantante).
Duke acompañó desde el piano una intro soft de “Only Happy When It Rains”, que rápidamente fue a su versión clásica de hace tres décadas.
Otros tiempos
“Esta es una canción de nuestro primer álbum, hace 30 años, cuando definitivamente ustedes no habían nacido. Parece haber sido hace un siglo. Los voy a llevar en un viaje en el tiempo, como el Doctor Who. Los 90 eran mucho más fáciles... quizás para ustedes no, perdonen mi ignorancia escocesa”. Ahí surgió “Milk”, pisteada y a dos teclados, con profundidad de crooner, de chanteuse contralto. “Soy leche / Soy una cocina al rojo vivo / Y soy fresca /Fresco como el profundo océano azul / Estoy perdida / Así que soy cruel / Pero sería amor y dulzura / si te tuviera”.
Gemidos sampleados y una potente línea de bajo recibieron “#1 Crush”. El arpegio saltarín del súper hit “I Think I’m Paranoid” trajo el agite y la magia de cuando Shirley era una colorada irreverente al frente de un proyecto sonoro que parecía bajado de un plato volador: “Creo que soy paranoica / Y complicada / Creo que soy paranoica / Manejalo / Doblame, rompeme como sea que me necesites / Todo lo que quiero sos vos”.
“Desde hace 30 años, cuando escribimos ‘Queer’, nos interesa la problemática LGBTIQ. Hoy está de moda en Estados Unidos golpear a la gente trans. Hay gente que tiene formas de amar que están fuera de tu imaginación. No te pedimos que lo ames, pedimos que dejen a la gente vivir”, descargo Manson.
Ahí vino “Cherry Lips (Go Baby Go!) , de “Beautiful Garbage”, que en su momento (hace 24 años) sonó como si Britney Spears hubiera regresado del infierno (del bíblico, no del personal).
“Cuando el mundo está jodido, es difícil mantener tu esperanza. No necesitas ser rico, ni tener cosas. Necesitas tener amigos adorables, tener diversión y alegría. Y esta canción es ‘Push It’”. Así explotó el hit que los catapultó a la fama, con las estrofas densas (“Creo que todavía estoy enojada / Podemos intentar hablarlo / Si dices que me ayudarás / No te preocupes, baby / No hay necesidad de pelear”), el puente in crescendo (“Este es el ruido que me mantiene despierta / Mi cabeza explota y me duele el cuerpo”) y la energía en los estribillos, con Duke en la contramelodía ostinata. Tomando distancia de aquel arreglo de estudio (tan cibernético como el Terminator que Shirley interpretó en ‘The Sarah Connor Chronicles”), se volvió orgánico al ser coreado como un himno.
Marker se fue al teclado para la sentida “You Look So Fine”, uniendo luego las guitarras en capas como en el estudio. Ella misma tomó una Fender Stratocaster rojo metalizado para sumarla a la apoteosis final. “You fucking rule!”, se despidió la frontwoman.
Los últimos tiros
Volvieron, con la presentación de los músicos y el saludo al staff. Fueron a “No Horses”, otra de las recientes, con el turno de Fiorentino en las teclas: “Este es el apocalipsis / Mataron a los caballos”, cerró la letra.
“Espero que puedan sentir nuestra gratitud. Aprendimos que cuando nos despedimos de una audiencia no podemos decir cuando volveremos, o si volveremos a vernos. El mundo está loco, y mi propia experiencia fue ser llevada por aeropuertos en una silla de ruedas”, contó la platinada. “Esta canción es vieja, la escribimos en los 90. En Escocia gallus significa fucking brillante: les deseo que tengan una vida gallus”. Fue antes de “When I Grow Up”, otro hit del “disco naranja”.
“Muchas gracias, Buenos Aires: Argentina for ever” fue el saludo mixto final. Quedará entonces la incógnita sobre los próximos pasos de la dama y los caballeros que, en torno a las seis décadas (Duke es el mayor con 74, Shirley es la más joven, con 58) siguen mostrando cómo tendrían que ser las bandas de un futuro más luminoso y menos distópico.
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