Mar del Plata 2023: El DJ Solomun visitó Mar del Plata para animar una fiesta electrónica; José María Muscari presentó “Sex” junto a Christian Sancho y Ginette Reynal; Wali Iturriaga se convirtió en fenómeno con su personaje “La Jenny”. Fotos: Gentileza
Temporada de Turismo. El Siglo XXI, el mar, La Peste. Parte de guerra. Lo que hubo, lo que hay, lo que vendrá. Vamos a los bifes. Repaso de la temporada en la costa. Hay cuestiones que, por dichas muchas veces, olvido mencionar. La Peste nos metió en el siglo XXI como insisto en sostener: desnudos y a los gritos. Este fue el primer verano a cara descubierta.
No sabíamos, no queríamos, no creíamos que no éramos los dueños de la tierra. No lo somos. Fue un virus, podría haber sido otra cosa.
Misteriosos son los caminos para demostrarnos que somos una especie dentro de una cosa más grande y misteriosa. Que-aún-no-en-ten-de-mos... ¿se entiende?
Este es el primer verano, la temporada 22/23, sin barbijos, sin precauciones. La Peste sigue, solo que ya es parte de nuestros días. Así somos. Como las computadoras, que por default van tomando decisiones, así nosotros -la especie- tomamos decisiones que tienen tanto de automáticas que no las entendemos, no las vemos, son decisiones sobre nosotros que nosotros no resolvemos. Quedar fuera de nosotros nos lleva al desdén. Y bueno, qué.
Llegar al mar suele resultar una rutina cotidiana pero no es igual. Lo saben las mareas, los vientos, los animales y nuestro registro interior. Los calorones, los fríos, la seca en tiempos que eran lluviosos no son mas que eso. Cambia, todo cambia. Caras las carpas, caros los alquileres para el sueldo promedio. En dólares todo es barato. Los pactos (no son contratos), los pactos en negro son un negocio para ambas partes.
Cualquier boliche rebaja el 20 % si pagan contado. Pierden el IVA pero esconden el total inflado. Nada diferente.
Este verano, el primero Pos Peste, la ciudad de Mar del Plata está extendida. La vida verdadera, la del hombre en diversión, puso otros límites que, con seguridad, no serán definitivos. Mar del Plata creció, sólo le falta agua corriente, cloacas, gas, tendido eléctrico asegurado y el crecimiento se volverá confort.
Cuando, por integrar el Jurado Popular (algo que muchos no entienden, es un Jurado Popular al que se llega por invitación) aparecieron los rubros del premio Estrella de Mar, organizado por el EMTur (Empresa Municipal de Turismo) advertí una cuestión que es eso: nueva y Pos Peste, absolutamente siglo XXI. Dos rubros reconocidos. Música electrónica. After. Esos rubros no estaban. Aparecieron, por algo existen. La prepotencia de las fiestas electrónicas, la persistencia de los after.
Está claro que sucedieron cosas que la Peste desnudó. La Ciudad se extendió pongamos, hasta Luna Roja o Casa Pampa, para dar nombres reales, lo que se ve es que la actividad del hombre, lo dicho, su diversión, se extiende y estira la ciudad y lo más exacto: culturalmente se manifiesta de más maneras y más diversas.
Los afters y la música electrónica suelen espantar a las academias y las costumbres establecidas. Edificación tras edificación, negocio tras negocio. Ya se ve Chapadmalal pegadita a la ciudad que se expande. Sucedió. No será lo último. En el espectáculo pasó otra cosa Dejo un Asterisco, dejo un Asterisco, o una señal. Ya aparecerá en esta reflexión. Es otra cosa. No debo olvidar hablar de algo más...
Un DJ (así se escribe, pronuncié diyí) de Croacia... o zonas tan lejanas como ese país, creo que es bosnio, llegó mediante el pago de una fortuna a lo suyo, animar... cómo puede un diyí, una fiesta... electrónica.
Detalle: hubo que usar tremendas influencias para que entrase. Detenido en Migraciones. Pocas horas, documentos locos, visa de trabajo inexistente, dineros que se pagan fuera. Muchos dólares machacantes. Hay más. Aviones privados, muchos aviones privados, ese “diyí” es uno de los mejores del mundo en algo que los habitantes de la más importante ciudad balnearia del mundo no pueden entender y, en su gran mayoría, ni supieron qué diablos pasaba, que estaba pasando. Vino y se fue.
Oiga, Usted se cree que hago bromas. Con “cuenta ganados” y por la Ruta 2, sin contabilizar caminos laterales o alternativos, desde el 1º de diciembre al fin de marzo serán 5.5 millones de personas que circularon/circularán.
Este año apareció Donald McCluskey, hijo de uno de los Mac Ke Mac’s, Donald, el de... “en una playa junto al mar, zucundum...” y la onomatopeya como sustantivo. Ahora Zucundum. Más de cinco palos gente en un verano “no es moco ‘e pavo, paisano...”. Es otro, parecido y diferente, es otro Zucundum. Donald sonríe. Sigue en lo suyo. Se merece un abrazo.
Esa ciudad, que también entrega premios Estrellas de Mar a los nuevos modos de festejar, alojó la primera entrega de Martín Fierro al periodismo digital, a los medios nativos digitales.
Escúcheme, vengo del plomo, las galeras, las ramas, la Merghentaller y los tipógrafos, conozco las radios sin más que una consola sucia, un micrófono y un teléfono, con válvulas que se gastaban. Los discos de pasta, la púa que se gastaba, el disco rayado si el operador se distraía, los avisos en disquitos de lata. La casette. El transistor.
Conozco pedir el teléfono en el vestuario para pasar el resultado y volver en un viejo auto prestado. Conocí el sistema frío, el offset, conozco todo porque sigo laburando. Vi en 1957 la televisión en la Asamblea Constituyente, Paraninfo de la Universidad del Litoral, Santa Fe. “Sucesos Argentinos” no me es extraño.
Muchos se fastidian, se enojan, abominan del progreso por algo obvio, no lo entienden y el que no entiende niega que el mundo sigue. Vi periodistas que se reían por la entrega de Martín Fierro digitales aquí, en Mar del Plata.
Sobre la década del 70 un tipazo, Lucho Martínez Teco, que manejaba Turismo de Mar del Plata dijo: “Inventemos un premio (él lo inventó) vamos a darle a los artistas un premio, una ‘estrella de mar’”. Votamos a dedo esa primera vez. El premio quedó desde entonces. Recuerdo a Francisco Loiácono (Antena) al petiso Bono (Radiolandia) y a Luis Martínez Teco, autor de algo que perduró. Por algo será.
Estuve en aquella temporada, estoy en esta. Le dije a un empresario teatral, Carlos Rottemberg: le pondré de título a la nota sobre este espectáculo lo siguiente: “Fui a ver a La Jenny: me rindo”. Se rió, me dijo “tiene razón”.
Usted, usted, lector... ¿Sabe de qué estoy hablando? De un correntino, buen tipo, que tiene 9 millones de seguidores para un personaje: “Jenny, la paraguaya”. Sacaron paraguaya para no tener líos. Llena todos los días el teatro más grande de Mar del Plata (el Neptuno) sin haber pisado la redacción de TN, Telefe o lo que guste. Son 1.200 entradas. Hay días de dos funciones: 2.400 entradas. Es un fenómeno. Inexplicable, como todo fenómeno.
Mery Granados se sumó como corista de Abel Pintos; “Stéfano” recuperó el grotesco de Armando Discépolo; Nati Jota fue una de las protagonistas de la entrega del Martín Fierro Digital. Fotos: Gentileza
El que crea que las redes no existen está yéndose por el agujerito del reloj de arena, como cada granito, que es tiempo. El Premio Martín Fierro Digital indica “oigan, esto existe”. Está gritando: “Che, gil, venite al siglo XXI”.
El Migue Granados es el nieto del más importante conductor de radio y televisión que vi y escuché en mi vida. Raúl Granados. Paraba la ciudad de Rosario al mediodía. Pablo es su hijo, Migue su nieto. La vida es rara. Elogié a una de las dos niñas del coro de Abel Pintos, que llenaba de aulladoras el Teatro Tronador cada noche. “Bolú, no la conocés, es la hermana del Migue Granados, el que hace esos programas, creo que se llaman ‘La Cruda’... canta muy bien la Granados...”. Recuerdo que son misteriosos los caminos...
El deseo de comunicar es el deseo de advertir que uno sigue vivo. En aquellos “paradores” tocaron todos, más de 50 recitales hasta febrero. Todos, hasta el más nuevo, más top, La Konga... que se llevó 17 palitos en 4 días. El recital de Ciro duró tres horas. No es Los Piojos, pero...
El trago cuesta 10, el estacionamiento 6 (lucas, si, lucas), el VIP 25 (lucas, una copa gratis). Se llena. Uno, dos, tres grandes, muy grandes. Inversiones muy grandes que nadie realiza a pérdida y no me diga que es blanqueo porque si lo fuese lo cierto es que la ciudad se extendió y el after, el pos after, los colectivos y “combies” que llevan pibes existen.
Hay mucho de alegría y despertar. La ciudad crece. El mundo anda, sigue andando y no se detiene.
Montenegro es un Intendente que sonríe a todos los personajes políticos que vienen a Mar del Plata; me parece leer los “dialoguitos políticos en la arena” de la vieja contratapa de La Razón. Vienen todos. Por algo será. Ese “algo” es repercusión.
Muscari es un Gran Reciclador de nombres, un gran cartonero que pone en funciones a muchos que estaban para el té de las cinco y la cobija en las piernas y Muscari los repone. De las cosas que hace hay una que moviliza diferente a las otras. Ahora una obra suya se da en Mar del Plata, Córdoba, Buenos Aires y Rosario y el mensaje es suéltese y tenga sexo. Algo se dice, algo se hace, algo se insinúa (citemos a Raúl González Tuñón, pasen a ver, si barbuda nunca muy barbuda, si desnuda nunca muy desnuda será la mujer la mujer más gorda del mundo) Hay incitaciones muchas y diferentes. La realidad en el pasillo de la sala, usted mira o participa.
Se viene el Asterisco, se viene el Asteriscoooo. Llegó el Asterisco. Vamos. En otra salita, más pequeña, con una obra más intrusiva, más invasiva (“Sex” es eso) lo invitan con un pucho de yerba, los artistas le muestran el sexo, le piden el suyo y son actores de una obra (es un decir, pero es eso, un decir, pero es eso, una obra, entiéndame...) donde el límite está en la piecita de atrás... compréndame otra vez. Argumento: la están representando en todo el mundo... Aseguran que es el teatro que vendrá. De contacto. Bueno.
Cuatro días en el mes de enero y otros 4 en el mes de febrero, con entrada baratísima (paga la provincia, paga Kicillof) la obra de Armando Discépolo sobre el inmigrante y el fracaso de los sueños muestra un género teatral nacional: el grotesco. El grotesco va en estos días para los 100 años. “Stéfano” es nuestra obra nacional, la más redonda del siglo anterior, abril 1928; Luis Arata. Ese es el siglo que se fue.
En este verano asistí a La Anunciación. Esta sociedad, en el trasero del mundo, aplica para una materia: quiero entrar al siglo XXI. Se ven los síntomas.
Debo ser lo que soy, un desinhibido en el periodismo. Lo único que está fuera del porvenir, su lenguaje, sus necesidades, el dinero y la gloria, el sexo y el pan es “la casta”, incluido Milei. Brillante temporada. Bienvenidos, ha comenzado el siglo XXI, en una playa junto al mar. Zucundum.