La cantante y actriz llegará de la mano de su tercer álbum, que presentó oficialmente en un Gran Rex agotado. En diálogo con El Litoral, repasó el proceso de gestación de este material, refrendado en el contacto con el público.
Natalie Pérez: producción gráfica para su álbum “Intermitente”.
Natalie Pérez actuará en Tribus Club de Arte el viernes 6 de octubre a las 21, para mostrar las canciones de “Intermitente”, su tercer álbum, junto a todos sus éxitos. Viene de hacer la presentación oficial el pasado 9 de septiembre, en un Teatro Gran Rex con entradas agotadas. Contó con una puesta en escena deslumbrante e invitados de lujo como Karina La Princesita, Nahuel Pennisi, Melanie Williams y Mariano Otero, productor del disco.
En conversación con El Litoral, y antes de tomarse unos días con sus abuelos (“Quería llevarlos a ellos de vacaciones, para devolverles todas las vacaciones que me han regalado en esta vida”, contó) la artista repasó este ciclo creativo: un viaje a su imaginación y las sonoridades que la habitan.
Encontrar las canciones
-¿Cómo fue este el proceso de gestación de “Intermitente”, desde que se empezaron a escribir las canciones, hasta entrar al estudio?
-El proceso fue intermitente, de ahí el nombre. Porque algunas canciones sucedieron en la pandemia, las escribí en esa época, donde tenía mucho tiempo libre, ninguna actividad social y ningún trabajo; tenía mucho tiempo para estar creando.
Me encantó, disfruté mucho de esa parte de la pandemia: creo que escribí cien canciones (risas), algunas nunca van a ser nada más que un audio de celular.
-Alguna puede volver en un futuro.
-Sí, obvio: siempre las canciones pueden suceder. Después, por razones de industria hay canciones que a nadie le van a gustar. Es bueno para uno, como entrenamiento: no todo no todo tiene que ser usado, hay arte que también es para uno. Es parte del camino: no todas las canciones que hacés están buenísimas.
Decía que el proceso fue súper intermitente: no llegué al estudio con todas las canciones que hoy tiene el disco; algunas fueron sucediendo en el camino. Yo estaba trabajando también en otras cosas, Mariano (Otero, productor musical) también estaba con otras cosas: no estábamos cien por ciento dedicados al disco, pero dedicamos muchísimas horas de trabajo
Intermitentes fueron los amores que me llevaron a escribir estas canciones. Fue todo muy loco, y cada canción tiene una vida propia: algunas nacen ya con melodías, con letras; otras son una melodía y hay que buscar un montón la letra; otras está la letra y hay que buscar un montón la melodía. Cada una tiene su propia personalidad: fue un trabajo muy hermoso, que disfruté mucho de hacer con Mariano; todos los días de la semana, de nueve a cinco estábamos en el estudio. Realmente tienen mucho laburo y siento que se escucha en el trabajo final. Un proceso largo, divertido, intermitente y power.
Fluir sonoro
-El disco tiene un montón de géneros y de ritmos: está lo latino, lo electrónico. Quizás un poco más que en “Detox”. ¿Había una voluntad de explorar por ahí?
Hace rato que me vienen diciendo esas cosas de ritmos y géneros, y no sé qué responder. Es histórico que la gente fusione estilos musicales: lo hizo desde Fito Páez hasta (Rubén) Rada. No es nada novedoso. Viene sucediendo en la industria, desde Rosalía hasta cualquier artista nuevo.
Estoy en mi casa y estoy viendo la decoración: hay estilo francés, estilo vintage, ultra moderno, cosas mezcladas antiguas. Esto es lo que me gusta hacer: fusionar lo que conozco, lo que he escuchado cuando viajo. de repente estoy en Brasil, escuchó un bossa y digo: “Ay, quiero hacer un bossa”; y nunca lo voy a hacer como un brasileño que se crió escuchando eso.
-Pero te va a salir algo tuyo en esa onda.
-Inspirado en eso. Hay canciones del disco que no sé ni cómo definir; ¿y por qué las debería definir? Si al final lo que uno encuentra en la música es una compañía: quien la está escuchando no está diciendo: “Ah, esto que estoy escuchando es un bossa mezclado con electrónica”. Es música que acompaña, y que me sucede. Siento a veces que si tocara la guitarra, sola, cantando mis canciones, serían todas canciones, sin ningún género.
Después cuando se empieza a buscar sonoridad con el productor, vas encontrando distintos colores, distintos matices: ¿Qué es “En un loop”? Le llevé la canción a Mariano, tocada con la guitarra: con swing, con flow, canchera, pero era una canción de voz y guitarra. Y ahí Mariano le dio una vuelta: una cosa un poco electrónica, dejar el bombo en negras sonando en el estribillo; y después que aparezcan la guitarras y se abra, ahí es todo más volado.
El disco tiene un poco de todo, y al final eso es un gran uno, que soy yo: esta que es actriz, cantante, cocinera, decoradora de interiores, un poco todo.
Tiempo para jugar
-Buena parte del disco se fue mostrando como singles: salieron “Consuelo” , “De fiesta” , “TQT” y “Mariposa azul”, antes, y “En un loop” salió como focus track con video en el lanzamiento del álbum. Cada corte salió con un video. Es una forma de dedicarle una atención a cada canción, de parte del artista y también para el público: no tirarle todas las canciones juntas sino que haya un tiempo para disfrutar de cada canción.
-Claro: hoy la industria cambió cien por ciento; de hecho antes tenías que hacer un disco de rock, o de pop, pero tenías que tener un género, si no nadie te iba a respetar, o te iban a criticar seguramente. Probablemente hoy también lo hagan, pero importa menos.
Hoy salen tantas canciones en el mundo que cuando uno saca un disco completo, lo que pasa es que no entraste en las “novedades de la semana”, las canciones pareciera que se pierden. No estoy de acuerdo con eso, porque también cuando hay un público que te elige, las personas que elijan escucharte, se aburren con una sola canción. Es re lindo poder escuchar el disco completo, tener más material; entender al artista, vincularse con el momento en el que compuso ese disco.
Pasa algo con la industria, que para cuidar el trabajo tan grande que hay detrás de un disco las discográficas te “proponen” ir haciendo un lanzamiento cada 45 días, aproximadamente: que te de tiempo a trabajar la canción. A mí me gustaría directamente sacar el disco un día; pero igualmente sirve: un disco que sacás en un día lo tenés que trabajar, y de esta forma el disco se viene trabajando desde diciembre. Hay mucho más trabajo, hay mucha menos espera entre el disco anterior y este: vas también manejando la ansiedad, poniendo el termómetro: “Esto gusta, esto no”.
-También cada video en tu caso es como una mini película, donde juega también todo la Natalie actriz, la Natalie presencia total: con sensualidad, con humor.
-Sí, y este mundo que creamos para este disco, que es un mundo surrealista. El surrealismo básicamente es la imaginación de uno; cada uno tiene su mundo surrealista, no hay uno igual al otro. En el primer video estoy entrando en un lavarropas, hay espuma, y como vos decís es todo sensual; pero es algo bizarro y onírico.
De ahí parte este mundo “Intermitente”; digo: “Voy a crear un mundo para mí, y para este disco, donde nada sea lineal, nada sea igual a lo que vimos”. Me gusta crear espacios imaginarios: para el mundo real ya tenemos este, que tampoco está tan bueno.
-La verdad que sí.
-Por eso: entonces está bueno jugar, probar vestuarios raros, locos; no ponerme lo mismo que todos, no hacer el mismo video. Trato de jugármela siempre un poco más: si está bien o está mal, no lo sé, me equivoco seguramente. Pero creo que ser arriesgado en esta vida se valora.
La gran apuesta
-El 9 de septiembre lo presentaste en el Gran Rex. ¿Cómo fue esa noche? Hubo una puesta bastante impactante, varios invitados diversos.
-Ahí estoy yo, cada vez me van conociendo un poco más. Fue un trabajo muy hermoso, que venimos haciendo hace mucho tiempo. Es muy difícil trabajar en Argentina, para todos: los proveedores, los precios, y las posibilidades de lo que uno imagina, a poder hacerlos realidad y tener que adaptarte a las posibilidades que la economía te permite. Entonces: si esa puesta te gustó, la que me imaginaba era mucho más espectacular; pero bueno, hay veces que no se puede hacer todo lo que uno quiere; porque eso tiene muchos costos, es un show muy grande.
Buscamos algo bien distinto: la puesta era irregular, no era lineal. Arrancó el show con un coro gospel de 50 personas cantando una canción conmigo. El escenario era como un espiral, un caracol: el centro está corrido, no está exactamente en el centro, es algo fuera de lo convencional. Yo entraba en un sueño surrealista, donde pasaba de todo: atravesaba tormentas, caían rayos, lluvia; después hice brujerías en el escenario (salía humo de una fuente).
Fue muy divertido, fue un trabajo muy lindo; lamento que haya sido solo una función: me hubiera encantado hacer seis, para poder disfrutarlas, para poder amortizar tanto trabajo. Y fue una gran apuesta, porque por supuesto que podía subirme al escenario con tres músicos y nada más; y sin embargo elegí armar una gran banda, con el coro del comienzo, tener escenografía, unas tremendas visuales. Y después mis invitados: Karina La Princesita, Nahuel Pennisi, Mariano Otero (que tocó el contrabajo), y mi amiga Melanie Williams, que es una música espectacular: cuando la gente la conozca va a llegar muy lejos, porque es sumamente talentosa, y es multiinstrumentista. En este caso vino a tocar la batería, hicimos el cover de Luis Miguel “Ahora te puedes marchar”: fue muy divertido, la gente lo disfrutó mucho.
Fue una fiesta, y como decías: invitados súper variados que tocaron instrumentos, invitados a cantar, súper conocidos. Tenía otra invitada que justo se enfermó en la misma noche, tenía más sorpresas aún.
Ahora vamos a Santa Fe, Rosario, Córdoba; no vamos a ir con el mismo show, porque es muy grande, muy caro, no es fácil hacerlo; pero vamos a llevar siempre lindas puestas a donde vayamos.
Salir al encuentro
-¿Por dónde te va a llevar esta gira?
-Tenemos Santa Fe, Rosario, Córdoba, La Plata, Miramar. Después está el Cosquín Rock en el verano; hay un festival que se llama Medio y Medio en Uruguay. Y van surgiendo fechas. Siempre saliendo a recorrer distintos lugares. A mí me gustaría cambiar un poco el circuito de Rosario-Córdoba, porque veo que todos los artistas las hacemos. Está buenísimo, me encanta, pero creo que está bueno también salir para otros lados.
-Venir a Santa Fe, por ejemplo.
-Ahí vamos a estar, en Tribus: va a estar bien bueno ese show: tengo muchas ganas de vivirlo y conocer al público: como reacciona a las canciones nuevas. Eso también es re loco, porque en el Rex obviamente hice todo el disco; pero me recomendaban no hacerlo entero. Obviamente que canté varias anteriores, porque fue un show de una hora 40, y había de todos mis discos. Pero dije: “El disco nuevo lo tengo que cantar completo, estoy presentando esto: no puedo no cantar alguna canción”.
Y la gente ya se sabía todas las canciones, fue: “Guau, saqué hace un mes el disco y la gente ya sabe las canciones y las canta conmigo; y eso es tan emocionante y tan lindo”. Ahí se confirma todo: hay un montón de gente que coincide con lo que me pasó, que le gustan mis melodías, que se levanta y pone mi música. Eso es muy hermoso y muy extraño: me mandan mensajes y les digo: “Gracias por contarme”.
-Una devolución.
-Sí, porque uno no sabe hasta dónde puede llegar o a qué puede ayudar. Entonces cuando estoy con el público en vivo, cantando, bailando, disfrutando, coincidiendo en el mismo espacio, es como: “Ah, OK, es esto”. Eso es lo lindo que tiene la música: uno como espectador, como oyente, descansa. Cuando está escuchando música es como: “No quiero pensar en nada de lo que pasó hoy en el trabajo, en el día la semana; pongo música y me relajo y me olvido de todo”.
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