El 24 de noviembre de 1992, Isabel II dio un discurso en honor de su 40º aniversario en el trono de Inglaterra calificando el año que llegaba a su fin de annus horribilis. Aquel año la corona se había visto arrastrada por una avalancha terrible que comenzó el 19 de marzo con el anuncio de la separación del príncipe Andrés y Sarah Ferguson, continuó el 23 de abril con el divorcio de la princesa Ana del capitán Mark Phillips y empeoró en junio con la publicación de los adelantos del libro Diana, su verdadera historia de Andrew Morton, un catálogo detallado de recriminaciones matrimoniales en el que la princesa de Gales se describía a sí misma como "un cordero al que llevaban al matadero en el día de su boda". El trágico panorama culminó con otro suceso: el 20 de noviembre de 1992, el castillo de Windsor fue presa de las llamas y tuvieron que gastar 36,5 millones de libras en reparar los daños provocados por el incendio.
Mirá también"Ya no hay nada que hacer": aseguran que Harry y Guillermo ya no tienen relaciónTreinta años después, el rey Carlos III bien podría reproducir exactamente las mismas palabras que su difunta madre: “no ha sido un año que recordaré con gusto […], ha resultado ser un annus horribilis”. Y no solo porque el 8 de septiembre falleciese su querida madre a los 96 años (sin duda lo más terrible que ha sucedido este año en el seno de su familia), sino que la cosa comenzó a torcerse mucho antes. Concretamente, en enero, cuando Andrés de York fue privado de sus títulos reales y militares, así como obligado a retirarse de la vida pública, a causa del escándalo de Jeffrey Epstein que proyectó sobre él la sombra de los abusos hacia una entonces menor Virginia Giuffre. Un escándalo planetario que sacudió a la Corona.
Mirá tambiénPolémico documental: Harry asegura que William le gritó cuando renunció a sus funciones realesPoco después, en marzo, llegó la gira real del príncipe Guillermo y Kate Middleton por el Caribe, un viaje que muchos expertos en realeza han calificado de “derroche” y "desastre". Tanto es así, que los príncipes de Gales fueron recibidos con protestas por el legado colonial de Reino Unido en lugares como Belice o Jamaica, sin olvidarnos de las Bahamas. El discurso con el que el futuro rey Guillermo expresó su "profundo pesar" por la"repugnante" trata de esclavos durante una cena oficial no bastó para aplacar la polémica. Por el contrario, Jamaica ha dejado claro desde entonces que tiene la intención de convertirse en república, siguiendo los pasos de Barbados.
En tanto, el príncipe Harry y Meghan Markle no han dejado de lanzar críticas (veladas y no tan veladas) contra la familia real desde que se mudaron a California. Pero además, en la docuserie Harry & Meghan, estrenada este mismo mes, ambos han reiterado algunas acusaciones y lanzado algunas nuevas, muchas de ellas contra el príncipe Guillermo, algo que no hace sino aumentar cada vez más la brecha entre los dos hermanos (y, presumiblemente, el resto de su familia). Y aunque no ha habido ninguna reacción a título oficial por parte de la familia real británica, pero cabe suponer que la situación empeorará tras el lanzamiento de la autobiografía de Harry, el próximo 10 de enero.
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