En el dinámico y polarizado panorama político alemán, Alice Weidel emerge como una figura controvertida: es una mujer lesbiana con una familia diversa, que mantiene posturas conservadoras, oponiéndose al matrimonio igualitario y al aborto.
Fue elegida como aspirante a la Cancillería por Alternativa para Alemania (AfD). En pareja con una mujer de Sri Lanka, y tras haber vivido en Estados Unidos y China, propone la deportación masiva de extranjeros y eliminar estudios de género en las universidades. También busca restablecer el gasoducto Nord Stream con Rusia, al tiempo que suma el apoyo de Elon Musk.
En el dinámico y polarizado panorama político alemán, Alice Weidel emerge como una figura controvertida: es una mujer lesbiana con una familia diversa, que mantiene posturas conservadoras, oponiéndose al matrimonio igualitario y al aborto.
La dirigente de Alternativa para Alemania (Alternative für Deutschland, AfD), un partido ultraderechista conocido por sus posiciones antiinmigración y usualmente calificado como prorruso, cuya presidencia comparte con Tino Chrupalla-, ha sido ratificada como candidata a la Cancillería en las elecciones anticipadas del próximo 23 de febrero.
Weidel, de 45 años, representa un perfil atípico dentro de la extrema derecha: una mujer abiertamente lesbiana, que formó una familia con una cineasta nacida en Sri Lanka (radicada en Suiza), con la que comparte la maternidad de dos niños adoptados.
A pesar de esto, se opuso a la legalización del matrimonio igualitario, reivindicando a "la familia tradicional alemana", a la que defiende también en su postura contra el aborto legal.
Nacida en Gütersloh, Weidel es licenciada en Economía y Administración de Empresas, y cuenta con un doctorado en la misma rama.
Antes de ingresar a la política, trabajó en gigantes financieros como Goldman Sachs y Allianz Global Investors, además de vivir en países como China y Estados Unidos. Su experiencia internacional y fluidez en mandarín contrastan con la tradicional orientación nacionalista de su partido.
Sin embargo, esta imagen cosmopolita no ha impedido que Weidel adopte un discurso cada vez más radical. Durante el congreso de AfD en Riesa, declaró abiertamente su apoyo a la "remigración", una política que contempla la deportación masiva de extranjeros.
En línea con las posturas del ala más identitaria del partido, liderada por Björn Höcke, Weidel también ha prometido cerrar las fronteras, eliminar estudios de género en las universidades y restablecer el gasoducto Nord Stream con Rusia.
El magnate Elon Musk, propietario de la red social X y cercano al presidente electo estadounidense Donald Trump, ha mostrado un respaldo público sorprendente a Weidel y su partido.
Musk organizó un debate virtual con la candidata, en el que esta defendió las posiciones de AfD como "conservadoras" y "libertarias". Según analistas, este apoyo ha ayudado a la líder de AfD a proyectarse como una figura central en la política alemana.
Según un sondeo reciente de Insa, AfD obtendría entre el 18% y el 22% de los votos, colocándose como la segunda fuerza política del país, solo detrás del bloque democristiano CDU/CSU, que lidera con un 30%.
No obstante, el camino hacia el poder parece inaccesible. Ningún otro partido está dispuesto a formar una coalición con AfD, lo que deja a la formación ultraderechista en una posición de aislamiento político.
A pesar de su perfil inicialmente moderado, la radicalización de Weidel se ha hecho evidente. Desde apoyar la eliminación de subsidios climáticos hasta negar la caracterización histórica de Adolf Hitler en una conversación con Musk, la candidata ha intensificado su retórica.
Según Wolfgang Schroeder, politólogo de la Universidad de Kassel, esta estrategia busca consolidar a AfD como una fuerza antisistema, en contraposición a los esfuerzos de líderes como Marine Le Pen en Francia o Giorgia Meloni en Italia, quienes han trabajado por "normalizar" sus partidos de extrema derecha.
Con una economía en recesión y un clima político marcado por la polarización, las elecciones de febrero próximo no solo definirán el futuro de Alemania, sino también su papel dentro de la Unión Europea. Mientras el país se prepara para los comicios, figuras como Alice Weidel representan tanto un síntoma como un catalizador de las tensiones que atraviesan el continente.
Las próximas semanas serán cruciales para determinar si AfD logrará transformar su ascenso electoral en una influencia tangible o si quedará confinada a la oposición. En cualquier caso, la figura de Weidel promete seguir siendo objeto de debate y controversia.
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