Los ex presidentes Luiz Inácio Lula da Silva y Fernando Henrique Cardoso, rivales históricos de la política de Brasil, se mostraron sorpresivamente juntos este viernes contra el mandatario Jair Bolsonaro, en una nueva señal del carácter de favorito que, de acuerdo con las encuestas, presenta el líder del Partido de los Trabajadores (PT) para vencer en las elecciones de 2022.
Rápidamente, la foto de los dos ex presidentes juntos, con barbijo, se viralizó y abonó más la ampliación del apoyo hacia Lula, favorito en las encuestas, pero para el presidente Bolsonaro fue el encuentro de la "vieja política". "Un ladrón de presidente y un chanta como vice, ya está la fórmula presidencial creada", disparó Bolsonaro en un acto de legalización de tierras en el estado de Maranhao, nordeste, donde afirmó que "la plaga del comunismo no tuvo éxito en ningún lugar y no tendrá éxito en Brasil".
El metalúrgico Lula, presidente entre 2003 y 2010, publicó una fotografía de un almuerzo con el sociólogo Cardoso, que gobernó entre 1995 y 2002. "Los ex presidentes tuvieron una larga charla sobre Brasil, nuestra democracia y el abandono del Gobierno de Bolsonaro en el enfrentamiento a la pandemia", informó Lula en las redes sociales. Para la política brasileña, es un movimiento de alto impacto.
La última vez que ambos se encontraron había sido en el funeral de la ex primera dama Marisa Leticia Rocco, en 2017, segunda esposa del líder del PT. La reunión ocurrió luego de mensajes de acercamiento de Cardoso, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), quien dijo que iba a votar a Lula en 2022, en caso de que llegue a un balotaje contra Bolsonaro, tal como lo indican las encuestas. Ambos se enfrentaron directamente en 1994 y 1998, cuando ganó Cardoso las elecciones en primera vuelta en ambas oportunidades.
"Yo ya voté a Lula", recordó hace unos días FHC, tal como se lo conoce popularmente a Cardoso, por sus iniciales. Fue en 1990 en las primeras elecciones directas luego de la dictadura (1964-1985), cuando en la segunda vuelta Lula fue contra Fernando Collor de Mello, finalmente vencedor en aquella ocasión.
La reunión entre ambos dirigentes políticos fue articulada por el ex juez de la corte suprema Nelson Jobim, que fue un ministro que Cardoso y Lula han tenido en común, ya que el nombrado tuvo a su cargo la cartera de Justicia con el primero de ellos y la de Defensa con el segundo. En el ámbito político, el encuentro constituye también una señal de aislamiento del candidato presidencial Ciro Gomes, ex ministro de ambos, del Partido Democrático Laborista que ha lanzado una serie de ataques a Lula y lo ha igualado con Bolsonaro, a tal punto que acuñó la frase "bolsolulismo".
Las tensiones entre ambos se sucedieron luego de que el PT denunciara la "herencia neoliberal" de la gestión de FHC, sobre todo porque Lula y Dilma Rousseff derrotaron en 2002, 2006, 2010 y 2014 a candidatos del PSDB, un bipartidismo que se quebró en 2018. Las elecciones de 2014, con la Operación Lava Jato a todo vapor, fueron ganadas por un punto por Rousseff a Aecio Neves, primer candidato a presidente en la historia reciente de Brasil en no reconocer la derrota y en denunciar fraude.
En 2016, justamente, el PSDB de Neves financió a la abogada que presentó el impeachment de Dilma Rousseff, la ultraderechista Janaina Paschoal y el partido de Cardoso se alió al vicepresidente Michel Temer para destituir a la mandataria. Fue en ese momento, en abril de 2016, que quedó sellada la alianza entre Temer y FHC, que continúa en algunos distritos, como en la ciudad de San Pablo.
A favor de Lula se pronunció por ejemplo en las últimas horas el ex guerrillero, ex senador y ex canciller de Temer, Aloysio Nunes Ferreira, del ala tradicional del PSDB y muy crítico del PT. El PSDB tiene al gobernador de San Pablo, Joao Doria, con menos del 5% de intención de voto en las encuestas, aunque FHC nunca lo consideró públicamente como una opción con chances.
La explosión de Lula como centro potenciado de la política brasileña se dio luego de la anulación de sus condenas y de la encuesta de la semana pasada del instituto Datafolha, que lo da ganador sobre Bolsonaro por un amplio margen en la segunda vuelta.
¿Qué dicen las encuestas para el año que viene?
Dos meses después de recuperar sus derechos políticos, Luiz Lula da Silva es gran favorito para derrotar en primera y segunda vuelta a Jair Bolsonaro en las elecciones generales de 2022: 41% contra 23% en primera vuelta y 55% contra el 32% si hay balotaje.
Lula recuperó en marzo sus derechos políticos luego de que la corte suprema anulara sus condenas por una de las cuales estuvo preso 580 días e inhabilitado para participar de los comicios de 2018, que ganó Bolsonaro. El mismo sondeo también apuntó el peor desempeño para el presidente, el político con más rechazo y en su piso de popularidad, con 26%, en el marco de la crisis del desempleo y el estrago causado por la segunda ola de la pandemia, cuya gestión está bajo supervisión del Senado.
Cardoso y Lula tienen una historia en común desde los años setenta, cuando el sociólogo, luego de su exilio por la dictadura militar, comenzó a ser uno de los intelectuales que se interesó en la lucha sindical de las fábricas del Gran San Pablo. Su encuentro forma parte del diálogo nacional que ha emprendido Lula desde que volvió a estar habilitado para competir en 2022, con apoyo de gran parte del arco político que no pertenece al campo de la izquierda.
Esa es una clave para la gobernabilidad en un Congreso brasileño que es el más conservador de la historia democrática reciente. Pocas horas después de la cumbre de Lula y FHC, Bolsonaro denuncio en Facebook que durante el gobierno del PSDB, el Movimiento Sin Tierra de campesinos invadía sus haciendas como parte de las protestas contra el ajuste económico.
Desde la aparición de las encuestas el mandatario ultraderechista ha alentado el fantasma del fraude en 2022 en caso de que no se apruebe el voto impreso en las urnas electrónicas que usa Brasil desde 1996. "Sólo Dios me saca de la presidencia", bramó Bolsonaro en sus actos más recientes.