Por Martín Piqué
Unos días antes de que comenzaran las manifestaciones se activó una estrategia digital, que incluyó desde desinformación en redes sociales hasta la propuesta de implementar un "corredor humanitario" internacional convocando a artistas famosos con muchos seguidores.
Por Martín Piqué
Unos días antes de que comenzaran las protestas en San Antonio de los Baños, 35 kilómetros al sur de La Habana, ya había empezado a activarse la campaña digital, desplegada en torno al hashtag #SOSCuba, focalizada inicialmente en la propuesta de organizar un "corredor humanitario" a partir de la suba de casos de Covid-19.
A principios de este mes, en paralelo al malestar por el desabastecimiento de productos alimenticios y la escasez de algunos insumos médicos, en un contexto de paralización absoluta del turismo que se añadía a los efectos del bloqueo, en las redes empezó a emerger una acción coordinada dirigida a la población de Cuba y motorizada desde distintos puntos del hemisferio.
Esa estrategia combinada de trolls (usuarios de redes que, a veces con identidad falsa, intervienen en el debate virtual, muchas veces con provocaciones y falsedades), bots (programas informáticos que publican de manera automática, simulando la interacción humana) y noticias falsas llevó por caso al equipo de verificación de datos de la agencia de noticias EFE (@EFEVerifica) a denunciar en Twitter una serie de imágenes falsas viralizadas con mala fe, que no se correspondían con la actualidad de Cuba.
Así, se repetía una mecánica de despliegue por etapas, que ya se utilizó en otras partes del mundo, como en Bolivia en 2019 y 2020, y que en las últimas semanas se extendió sobre Cuba con tres jornadas claves, el 9, 10 y 11 de julio, en un 'in crescendo' que incluyó como rasgo central la creación simultánea de centenares de "cuentas matrículas" en Twitter (como llaman los especialistas a cuentas creadas automáticamente, que se caracterizan por tener un alias o nombre de pila acompañado por ocho dígitos y que suelen ser utilizadas para bots).
Estas cuentas fueron utilizadas para retuitear masivamente mensajes que pedían a artistas populares de América Latina sumarse a la campaña #SOSCuba, lo que en buena medida lograron, con el planteo de que en la isla era necesario crear un "corredor humanitario" ante la progresión de contagios y muertes por Covid-19 (aunque el pico de muertos en ese país, en proporción de fallecidos por millón de habitantes, estaba y está lejos de los números de EEUU, España y otras naciones latinoamericanas).
Lo que estaba en marcha era una campaña que de ningún modo explica la situación que atraviesa la sociedad cubana. No por casualidad el gobierno de Miguel Díaz-Canel reconoció problemas serios y anunció medidas como la libre importación de alimentos, fármacos y productos de higiene por los viajeros que ingresen al país- pero igualmente incide.
Uno de los analistas que monitoreó en detalle el desarrollo de la campaña es el español Julián Macías Tovar, nacido en Extremadura, y desde hace un tiempo responsable de la estrategia digital del partido Podemos. El especialista detectó tramas internacionales y "patrones muy parecidos a todas las campañas de desinformación", entre ellas las que vivió Bolivia.
"Lo que está ocurriendo con la campaña #SOSCuba mantiene la modalidad de otras estrategias de desinformación, aunque en este caso la única novedad fue la automatización de cuentas (cuentas matrículas de Twitter) mencionando a artistas para que participaran, cuentas recién creadas el día de la campaña", analizó Macías Tovar.
El analista de redes, tras revisar un conjunto enorme de tuis, comprobó que el momento clave de la ofensiva en redes ocurrió entre el 9 y el 11 de julio cuando entraron en acción identidades creadas hacía menos de 24 horas ("se crearon más de 1500, 1800 cuentas"), junto a cuentas matrículas (usadas para bots) más otros "personajes reales, habituales en muchas campañas de desinformación", a quienes asocia a la derecha española (por Vox), latinoamericana (Centro Democrático de Colombia y el PAN de México) e incluso argentina, por la Fundación Libertad de Rosario.
Según Macías Tovar, la campaña se desarrolló en cuatro etapas, con una primera en la que se buscó instalar que en la isla se había producido "un colapso sanitario" y para eso se utilizaron "imágenes del hospital de (la ciudad de) Matanzas, en el pico de contagios de Covid, donde no alcanzaban las habitaciones".
Luego se propuso implementar un "corredor humanitario" internacional, y en esa segunda etapa se convocó a artistas famosos y con muchos seguidores en sus redes que difundieron el hashtag #SOSCuba desde perfiles y cuentas.
La tercera etapa, siguió el analista, se desencadenó el 11 de julio, "cuando empieza la primera manifestación", y en ese momento las consignas giran desde lo sanitario a la narrativa clásica de la derecha latinoamericana, "con invocaciones a la libertad y a la intervención militar de Cuba, con llamados masivos a salir a la calle".
"La cuarta etapa -completó Macías Tovar- es la mediática, llega cuando ya no hay tanto peso de las movilizaciones y en este caso apunta a criminalizar al gobierno de Cuba", detalló, y en ese sentido subrayó que "las estrategias de desinformación siempre tienen un componente digital, otro componente de medios tradicionales y un tercero de la sociedad civil, con movilizaciones".
Macías Tovar, coordinador del observatorio "Pandemia digital" (disponible en Telegram), investigó y publicó un informe en 2019 sobre el uso de bots en Bolivia en los meses previos y posteriores a la desestabilización contra Evo Morales.
En el relevamiento constató que durante esos meses se habían creado alrededor de 68.000 cuentas falsas en Twitter para respaldar al líder de los Comités Cívicos de Santa Cruz de la Sierra, Luis Fernando Camacho, y a la entonces presidenta de facto, Jeanine Áñez.
Tiempo después, el propio Macías Tovar vinculó la creación de esas cuentas falsas -decenas de miles- a la consultora de relaciones públicas CLS Strategies, con sede central en la capital estadounidense, a la que el diario Washington Post y la empresa Facebook denunciaron en septiembre de 2020 por motorizar "campañas digitales de desinformación" en Bolivia, Venezuela y México.
Por esa misma fecha, el gobierno de Áñez reconoció de modo oficial haber contratado a CLS Strategies, supuestamente para "tareas de cabildeo en busca de respaldo a la democracia boliviana" (sic), aunque para Macías Tovar "se demostró que esa empresa de Estados Unidos hacía campaña sucia, creaba redes sociales falsas que atacaran a Evo y luego presentaran una buena cara para el gobierno golpista", recordó.