La Comandancia de la Guardia Civil activó la alarma anti-intrusión a las 6.40 horas al detectar que cerca de 2.000 migrantes que se encontraban en las inmediaciones del Monte Gurugú habían iniciado una aproximación hacia Melilla, explica la Delegación del Gobierno en la ciudad autónoma. Unos 1.500 lograron acercarse "a pesar del amplio dispositivo desplegado por las fuerzas de seguridad marroquíes en coordinación con las Fuerzas de Seguridad del Estado de España".
Marruecos cifra en un millar los detenidos durante una operación policial en la que resultaron heridos decenas de agentes marroquíes y también de migrantes. Según informaron fuentes de Seguridad y miembros del Servicio Jesuita de Migraciones, muchos de los arrestados y de las personas que están en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) de Melilla son sudaneses y chadianos que provenían de bosques cercanos en los que se estaban congregando en los últimos días para llevar a cabo una entrada colectiva. Las fuentes marroquíes explicaron que "sólo una pequeña parte" pudo escapar.
Mirá tambiénCinco muertos y más de 200 heridos en un salto “masivo” a la valla de Melilla"Hace un tiempo que estamos observando llegadas de personas del Chad, un país donde reina la anarquía, y de Sudán, con habituales golpes de Estado. Se trata de dos países muy conflictivos y cuyos ciudadanos son susceptibles de presentar un perfil de protección internacional. Suelen escapar a Libia para intentar pasar a Italia, pero ese pasaje es muy caro y cuando no tienen dinero utilizan el 'plan B', que es la ruta argelino-marroquí. Hay que respetar a las Fuerzas de Seguridad españolas lamentando que haya heridos y hay que comprender la desesperación de los migrantes que pasan mucho tiempo en los bosques y no aguantan más", afirma Pep Buades, del Servicio Jesuita de Migraciones.
La AMDH en Nador denuncia la "violencia creciente" tanto de la Policía como de algunos migrantes. A los segundos les pide que se alejen de esas prácticas violentas y a las autoridades que abran un diálogo con todas las partes para volver a la calma.
En los últimos días, en las inmediaciones de la frontera por el lado marroquí, ya se habían producido enfrentamientos entre inmigrantes que intentaban acercarse a Melilla y agentes de diferentes cuerpos de seguridad de Marruecos.
En el dispositivo de este viernes han participado por parte de la Guardia Civil un helicóptero, siete patrullas de seguridad, tres patrullas de la compañía Fiscal, tres equipos MIR y un dron y por parte de la Policía Nacional, cuatro patrullas y dos furgonetas de la UIP. Además, dos patrullas de la Policía Local han colaborado, cortando las carreteras para garantizar la seguridad del dispositivo y de los ciudadanos.
En los últimos días, en las inmediaciones de la frontera por el lado marroquí ya se habían producido enfrentamientos entre inmigrantes que intentaban acercarse a Melilla y agentes de diferentes cuerpos de seguridad de Marruecos. El último salto tuvo lugar el 3 de marzo, cuando entraron 350 inmigrantes.
Las autoridades marroquíes preveían este ataque desde hace más de una semana después de que cientos de emigrantes subsaharianos se congregaran en montañas difícilmente accesibles situadas en la comarca de Bini Buiafrur, ubicada en la provincia marroquí de Nador y a unos 20 kilómetros al oeste de Melilla. De hecho, los servicios de seguridad marroquíes realizaron dos intervenciones ayer y el pasado sábado para abortar estos preparativos.
A raíz de este episodio, la asociación profesional de la Guardia Civil JUCIL ha pedido que el Ejército participe en el control de la frontera sur. Según explica en un comunicado esta asociación, mayoritaria en el Consejo de la Guardia Civil, no hay suficientes agentes para contener "las avalanchas de personas" que intentan entrar en la ciudad autónoma y carecen además de material antidisturbios adecuado.
"Han accedido cientos de personas y para contener este tsunami humano había una veintena de integrantes de los GRS de la Guardia Civil, menos de un agente por cada veinte asaltantes a la valla" denuncia el secretario general de JUCIL, Ernesto Vilariño.
Además de la participación del Ejército, la asociación pide materiales antidisturbios adecuados para evitar que los agentes resulten heridos y para que puedan realizar mejor sus tareas de contención.
Vilariño ha acusado directamente al ministro de Interior, Fernando Grande-Marlaska, de "mirar a otro lado" ante estos problemas y reclama "que no se premie con el permiso para permanecer en España a quienes utilizan la violencia para entrar", porque, afirma, genera efecto llamada.